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Isabella cada vez se veía más confundida y su hermana menor había comenzado a notar como la joven pegaba fotos de su novio en una especie de cartulina negra

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Isabella cada vez se veía más confundida y su hermana menor había comenzado a notar como la joven pegaba fotos de su novio en una especie de cartulina negra. Los Cullen tampoco habían puesto un pie en el instituto y Xanthe estaba cien por ciento segura de que tenía relación con la pequeña herida que su hermana portaba en su brazo.

No fue hasta días después que Xanthe e Isabella vieron a un impoluto Edward Cullen parado frente al bosque que rodeaba su casa. La pelinegra se rió por lo bajo ante el dramatismo que irradiaba aquella escena. Bella se bajó, su rostro mostraba algo de sorpresa.

— Ven conmigo—sugirió el mayor a su novia. Con un gesto de cabeza saludó a Xanthe antes de girarse.

«Cobarde» recitó la menor en su mente. El de cobrizo cabello detuvo su caminar durante unos segundos, dándole apenas tiempo a Isabella para alcanzarlo antes de tomar la delantera nuevamente.

Para cuando Xanthe quería recordar, la noche había caído y un grupo de policías rodeaban su casa y alrededores en busca de su hermana. La pelinegra temblaba de frío, apretando su abrazo en Jacob Black quien impaciente esperaba que la tonta de su hermana apareciera.

Ambos brazos estaban alrededor de la cintura del adolescente, temblando de vez en cuando a causa del frío. Xanthe no iba a mentir, estaba algo preocupada porque Bella ni siquiera había avisado a Charlie de que no volvería esa noche, ni siquiera los Cullen lo hicieron.

— Aparecerá pronto—susurró Jacob mientras daba suaves palmaditas en su espalda. Xanthe no sabía si la estaba tratando de convencer a ella o a sí mismo.

— Lo sé.

Los suspiros frustrados de su padre habían comenzado a hacer efecto en ella, estaba a punto de salir al bosque ella misma para ir a buscar a la inútil y despistada de su hermana mayor cuando Jacob alzó la voz y llamó el nombre su padre. Uno de los chicos de la reserva que Xanthe no podía recordar haber conocido llevaba en sus brazos a su hermana, ésta tenía los ojos cerrados y su cuerpo se arrollaba de frío.

La pelinegra miró con curiosidad al chico frente a ella una vez que su padre tomó a Isabella para llevarla dentro.

— ¿No tienes frío?—preguntó la menor sin dudar.

El contrario alzó una ceja en dirección a la menor de los Swan.

— No.

—Qué bien.

Dejando a un confundido chico, Xanthe se dio la vuelta y se apresuró a colocarse junto a Jacob quien no apartaba la vista del contrario.

— Venga, vamos—dijo Xanthe, tirando levemente del brazo de joven de largo cabello.

Isabella había comenzado a empeorar desde aquel día, apenas comía y sus días se basaban en estar encerrada en las cuatro paredes de su habitación. A menudo gritaba en sueños, provocando que Charlie corriera hacia su habitación para calmarla. Se sentaba sola durante el almuerzo, haciendo que los murmullos hacia ella se levantaran a cada día que pasaba.

Xanthe comenzaba a cansarse.

— No parece estar muy bien—soltó Ángela una vez que su bandeja quedó descansando en la mesa del comedor.

La pelinegra se rió.

— Es que no está bien.

— ¿Es por los Cullen, no?—preguntó Eric, llevando un trozo de comida a su boca.

Xanthe asintió.

— Es una tortura tener que aguantar su etapa depresiva, no me deja dormir. Ojalá tuviera la forma de contactar a ese imbécil —Ángela sonrió levemente, creyendo que Xanthe estaba furiosa por el roto corazón de su hermana—, se marchó y nos dejó a nosotros con la carga —obviamente se equivocaba.

— ¿Y tu padre?

La pelinegra cruzó sus piernas y soltó una ligera carcajada mientras apoyaba con suavidad ambos codos en la mesa.

— Mi padre de está cansando, quiere enviarla a Jacksonville con su madre. Ya se lo ha dicho y aún así insiste en que no se irá de Forks. Mi padre trata de hacerla entrar en razón diciéndole que él no volverá.

— Imagina cuánto quiere quedarse en Forks para invitarme a ir de compras mañana—continuó Jessica.

— Cierto... definitivamente necesita ayuda—terminó por decir Xanthe.

Aquella semana la menor había pasado la mayor parte del tiempo sola en su habitación, había decidido finalizar tarea atrasada y darse el lujo de descansar mientras su padre y hermana no estaban en casa. A decir verdad, su mente rodeaba a los Cullen e intentaba buscar la verdadera razón por la cual se habían marchado porque no, Xanthe no creía aquellas vagas excusas.

No fue hasta la segunda semana, cuando su hermana había comenzado a visitar y pasar tiempo con Jacob que un email llegó a su ordenador. La dirección de correo eran un montón de variados números que parecían haber sido elegidos al azar. Xanthe no se sorprendió, el correo basura que recibía a menudo no era nada extraño, simplemente lo abría y le daba un vistazo antes de mandarlo a la papelera.


Asunto: Port Angeles

De: 𝟸𝟶𝟺𝟽𝟺𝟿𝟷𝟼𝟺@𝚙𝚛𝚘𝚝𝚘𝚗𝚖𝚊𝚒𝚕.𝚌𝚘𝚖

Para: 𝚡𝚊𝚗𝚝𝚑𝚎𝚜𝚠𝚊𝚗@𝚙𝚛𝚘𝚝𝚘𝚗𝚖𝚊𝚒𝚕.𝚌𝚘𝚖

Xanthe,

He tratado de evitar escribir este email pero la situación en la que nos encontramos así lo requiere.

Él te busca. Él te llama. Él te necesita.

Fue bastante sorprendente para nosotros el ver que el nombre que salía de sus labios era el tuyo y no el de Isabella. Ha dejado de comer, apenas se cuida y Esme es la que más sufrimiento pasa por esto al ver a su hijo así. Necesito reunirme contigo, únicamente contigo. Por eso necesito que vayas a Port Angeles en tres días, reunámonos justo frente a la boutique que se sitúa al final de la calle.

Por favor, no le digas absolutamente nada a Bella. No puede saberlo.

Cuídate hasta entonces.

- Alice Cullen.

Un suspiro pesado escapó de los labios de la pelinegra, ¿qué demonios estaba pasando con esa familia?

DESIRES; edward cullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora