🇨 🇪 🇷 🇴 

28.4K 2.8K 332
                                    

Desconocía cuánto tiempo llevaba allí tirada, había recorrido kilómetros y kilómetros con apenas descanso, intentando inútilmente encontrar una salida en aquella inmensa y enrevesada selva

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Desconocía cuánto tiempo llevaba allí tirada, había recorrido kilómetros y kilómetros con apenas descanso, intentando inútilmente encontrar una salida en aquella inmensa y enrevesada selva. Su cuerpo había comenzado a perder musculatura y su estómago se había abultado en exceso en un corto periodo de tiempo. Podía sentir como algo se movía dentro de ella, podía sentir como las ligeras patadas la desgarraban poco a poco desde dentro.

La joven era consciente de que algo crecía en su interior, más desconocía qué clase de cosa era. En sus diecisiete años nunca había leído o estudiado algo así, y la falta de conocimiento le producía una extrema sensación de terror, y a eso había que sumarle el no poder encontrar civilización alguna por allí.

Sin comida y apenas agua, Xanthe era totalmente consciente de que estaba muriendo.

No fue hasta dos días después que el bulto en su interior se movió con brusquedad y la pelinegra cayó al suelo con un golpe sonoro. Su espalda se había roto sin vacilación. El desgarrador grito que escapó de su garganta había conseguido asustar a algunos pájaros que allí habitaban por la zona.

No muy lejos de allí, una mujer de pálida piel oliva corría junto a su sobrino tras varios meses alejados de su tribu. La selva era el camino más directo para llegar a ésta y Huilen deseaba llegar a su destino lo antes posible.

No era de extrañar que en aquel lugar predominara el olor de la sangre, muchos animales morían diariamente para así continuar con el ciclo natural, lo extraño era el fortísimo olor a sangre humana que inundó sus fosas nasales. La curiosidad ganó a su razón y su sobrino avanzó hacia el foco del aroma.

Allí, dónde se suponía que debía de haber un hueco vacío, se encontraba una demacrada joven humana que sufría en silencio, estaba deshidratada y apenas podía mantener los ojos abiertos, parecía haber estado allí durante mucho tiempo, hasta el punto en el que su piel se había pegado a sus huesos. Agarraba el bulto en su estómago y maldecía lo más silenciosamente posible. Los ojos del joven híbrido brillaron con emoción. En menos de un minuto ya había llamado a su tía Huilen y ambos estaban intentando salvar a la joven. Huilen sabía con exactitud las razones por las cuales su sobrino intentaba tan arduamente salvar la vida de aquella desconocida, así como también entendía porqué lo estaba ayudando. Ambos habían perdido a una hermana y una madre por esta misma razón, y si podían evitar que una muerte así volviera a suceder, lo harían.

Salvarían a aquella humana y su bebé.

Huilen mandó a su sobrino a por una afilada piedra que utilizar para poder cortar la piel de la humana, no tuvo que pedírselo dos veces. Nahuel tenía mayor intención en salvar a aquella muchacha que cualquier otra persona; La vampiresa se colocó junto a las piernas de la pelinegra mientras su sobrino tomaba su cabeza con delicadeza y la colocaba entre sus brazos, formando una especie de almohada con su fría piel.

El híbrido pudo llegar a ver cómo los ojos de aquella chica se abrían levemente y lo observaban, pánico y horror se reflejaban en ellos.

— Está bien, estarás bien, estaréis bien—repetía una y otra vez, a pesar de no saber si el dolor dejaba a la joven escuchar con claridad.

Xanthe apretó la mano de aquel muchacho que la estaba ayudando, su visión era borrosa y sus oídos pitaban pero podía escuchar palabras sueltas a su alrededor.

— Prepárate para morderla—avisó su tía, su voz mostrando desespero. Huilen clavó la afilada piedra en la piel de la humana, Xanthe soltó un grito a la vez que el joven tomaba su cabeza y la movía hacia la izquierda, dejando el cuello a merced suya. Nahuel esperaba la afirmación de su tía, esperaba a que el nuevo híbrido abandonara el cuerpo de su madre para poder morderla— ¡Ahora!

El varón clavó sus colmillos sin dudarlo en el cuello de la pelinegra, la humana abrió los ojos en grande antes de soltar un quejido y volver a cerrarlos. Nahuel la colocó con delicadeza en el suelo y se alejó para tomar en brazos a la niña que acababa de nacer.

Huilen observó como el cuerpo de la joven se relajaba y pronto su torso dejaba de moverse.

Xanthe Swan acababa de dar su último aliento.

DESIRES; edward cullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora