Cap.30-El Yelmo del Soldado

1 1 0
                                    

Nicolay deseaba tanto librarse del hacha de Thormu que no podía esperar a que Anai apareciera asique, tras avisarle a Yuoko y pedirle que no vaciara la despensa, fue a entregarse con Relian, él podía encargarse de regresar la reliquia a su dueño.

-Por robo directo serian dos semanas-dijo el desconcertado Soldado-pero ya que te entregaste puedo dejarlo en menos.

-Lo que prefieras-se acostó en la cama de la celda-necesito un respiro.

-Eres tan extraño, chico.

De manera que se quedo en la cárcel tres días y fue lo más cercano a unas vacaciones que tuvo en bastante tiempo, Thormu fue a verle y le dijo que todo estaba bien y que no tenía que estar allí pero se quedo de todos modos, Liebre fue a verle y acepto ir a echarle un ojo a Yuoko, Perdiz no vino a verle porque ella y Triguen se habían ido nadie sabía a dónde, pero mayormente le acompañaba el mismo Relian, comían, jugaban a las cartas y charlaban, la verdad es que Nicolay había desarrollado simpatía por el soldado desde su primer encuentro, no fue raro que terminara sincerándose con este.

Dese el invierno pasado había caído en la nada favorable situación de ser algo así como el osito de peluche de Mitzahaven, y es muy raro hacerlas de soporte emocional para un ser que puede reducir ejércitos enteros a picadillo, ni siquiera Yuoko sabia la cantidad de veces que el esclavo se había metido en su refugio, a mitad de la noche, porque necesitaba un abrazo; acabo volviéndose rutinario y luego vino la tormenta...en el fondo comprendía que era su culpa, era él quien, viendo a alguien que le preocupaba tener conflictos, insistía en indagar, en hallar la raíz del problema, en jugar al héroe de todos, y luego andaba recriminándose por metiche y curioso.

-No puedo decirte lo que me rebelo, pero fue terrible, se entiende un poco que sea tan...arisco.

-¿Te conto de su romance con Merhs?-Nicolay se incorporo de un salto.

-¡¿Lo sabías?!

-No pero gracias por la confirmación-rio-lo sospechaba, era un verdadero loco.

-¿Crees que nadie podría amarlo?-pregunto, se cuidaba de no decir su nombre para que no apareciera.

-Hey, soy el ultimo que le diría a cualquiera donde poner su corazón, no te enfades.

-Perdón-suspiro-es que...es repugnante, jugar con las expectativas y los sentimientos de alguien de esa manera.

-Deplorable.

-Ya no me ha buscado desde entonces, Ailur dice que está tranquilo, supongo que sabríamos si no, pero no deja de preocuparme.

-Dan ganas de saber en qué piensa.

-¡Si pero no se debe!, no sé porque lo hago, Thormu casi me derriba con todo y un árbol por entrometido.

-Yo no creo que seas entrometido-dijo, con simpatía-no es como si rebuscases trapos sucios para arrojarlos en sus caras, solo tratas de entender a la gente para ayudarle.

-Sí pero hay límites.

-Eres joven, averiguaras donde ponerlos.

-Eso espero-se sentía más ligero ahora-gracias por escuchar.

-¿Para qué están los amigos?

Nicolay salió de prisión esa misma mañana, bromeando con que a la de menos se vendría a entregar otra vez el próximo mes, Relian le despidió alegremente y luego se dirigió a la enfermería.

Si de algo se sentía muy orgulloso el Soldado era de la forma en que había hecho a Liebre bajar sus defensas, con infinita paciencia, un detalle aquí, otro allá, no solo había conseguido su perdón si no que, cualquiera que les viera sin contexto, supondría que eran buenos amigos, cierto que aun había una chispa de incertidumbre en sus bellos ojos pero Relian no iba a arruinar sus progresos por extinguirla a la fuerza, tenía en mente mucho mejores planes.

La Leyenda de AilurWhere stories live. Discover now