Especial de Navidad

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Aquel año el otoño fue largo pero abundante, dando chance a los habitantes del Valle para abastecerse de manzanas, verduras y leña antes de que le invierno finalmente llegara, con una gran ventisca que cubrió todo de un grueso manto blanco.

El primer día de buen tiempo, Nicolay salió a pasear con Yuoko, el cielo estaba despejadísimo, ni una nube, nada de viento, anduvieron a paso tranquilo por el bosque hasta salir a campo abierto y allí se encontraron con Ailur, con la forma de una cierva blanca con una media luna en el flanco.

-¡Buenos días!-saludo Nicolay, la diosa alzo las orejas.

-¿Puedo?-pregunto Yuoko, dando vueltas a sus pies-¿puedo, puedo?

-Calma-palmeo su cabeza-je, llevamos la última semana haciendo nada en la cabaña, esta algo ansiosa, ¿Qué dices?, ¿te apetece correr un poco?

Ailur se perfilo y echo a correr, Yuoko salió disparada tras ella y Nicolay les siguió, entre risas, las ultimas semanas de otoño había hecho grandes avances con Ailur al probarle que podía controlar a Yuoko lo suficiente para que no le persiguiera con tanta intensidad, poner a raya al más incontrolable de los jugadores redujo bastante su estrés.

La carrera se extendió varios exhaustivos minutos por las amplias planicies que rodeaban la colina del árbol solitario, Ailur les hizo dar un par de vueltas, trazando zipzas para evadir a Yuoko y haciendo saltar la nieve a su paso hasta que enfilo hacia la colina, dio un salto poderoso y, recuperando su forma humana, se refugió entre las ramas del árbol, ahora desprovisto de hojas hasta la primavera, Yuoko hizo el intento de trepar tras ella pero el tronco estaba resbaladizo, se quedo gruñendo abajo hasta que Nicolay les alcanzo.

-¡Uff, nada mal!

-Es mía...es mía, es mía...

-No, Yuoko, no lo es, esto sí-recupero su atención con la bota del agua-bebe despacio-respiro hondo, arriba del árbol Ailur hacia lo mismo-¿Cómo te sientes?

-¡Estuvo increíble!-rio, agitada-nunca pensé que me divertiría siendo perseguida.

-A veces hay que acelerar el corazón a tope para comenzar el día, ¿quieres agua?

-Quédate allí-le paro, firme pero amable-¿Mitzah?

-Aquí me tiene, Ama-el aludido salió desde un ángulo no visible del árbol, Nicolay casi se lanzo allá esperando hallar una abertura o algo pero era un tronco normal.

-En serio, ¿Cómo haces eso?

-Siendo completamente honesto: no tengo ni idea-traía una copa con agua y se la ofreció con cuidado a Ailur, evitando cualquier contacto-si llegas a saberlo me encantaría enterarme.

-Eres un caso, por cierto, ¡bonito invierno!, te quedo perfecto.

-¡Oh, gracias!, ¿notaste los carámbanos en las ramas?

-¡Justo te lo iba a mencionar!, que detallazo.

-Si sigues adulándole no te lo vas a quitar de encima después-dijo Ailur.

-Mil disculpas, Ama.

-Vamos-a Nicolay no se le había escapado la áspera de la relación entre Ailur y Mitzah, era otra cosita que deseaba arreglar-el merito hay que reconocerlo, esto es hermoso.

-No es para tanto-dijo Mitzah, aunque estaba visiblemente abochornado-¿Quién no querría una blanca Navidad?

-¿Navi qué?

-¡No le preguntes!-exclamo Ailur.

-¿Qué cosa es eso, esclavo?-Yuoko dejo a un lado la bota para acercársele-Navidad, ¿se come?, ¿es fácil de matar?

La Leyenda de AilurWo Geschichten leben. Entdecke jetzt