La Leyenda de Ailur

Cap.27-El Mazo del Herrero

Brunco noto enseguida que le faltaba un yunque pero no se enojo, le tenía simpatía a su extraño Ladrón, Triguen le conto luego que Thormu había vuelto al lago y más o menos sumo un cosa con otra.

-Me voy con Perdiz-anuncio.

-Faltan tres días.

-No importa, dile a los gemelos que les llevare a cazar bichos mañana.

La vio marchar, desalentado, Triguen estaba enojada con su padre por un incidente relacionado con un niño de la Aldea el día anterior y él no había podido entender las cosas como para resolver algo, no le gustaba verla enfadada, aunque se parecía más a su padre cuando se enfadaba en realidad le recordaba muchísimo a su hermana.

Uno que no le conociera podría tomar a Brunco como la clase de sujeto que puede empezar y ganar una pelea de bar solo porque se aburre pero era todo lo opuesto, sabia mejor que nadie que le faltaba carácter, que ultimadamente prefería dejarse llevar por otros antes de tomar grandes responsabilidades y que le llevaba mucho tiempo tomar decisiones, porque su rol le obligaba a decir la verdad y la verdad es que era escrupulosamente honesto y duro consigo mismo; todavía estaba debatiendo si debía pedir explicaciones a Thormu cuando este regreso, cabizbajo, y con la increíble historia de que Nicolay le había engañado y robado su reliquia.

-No lo entiendo-dijo, perplejo.

-¿Qué no entiendes?, es el Ladrón y me robo.

-Pero fue él quien nos hico hacer este convenio para dejarte el deseo.

-Tendré suerte si la reliquia acaba con Anai-dijo, sin oírle.

-Tal vez sea eso, quizás necesite algo valioso del Comerciante.

-Eso o es otro embaucador como Merhs.

-No lo creo-negó-le puedo preguntar, pensaba ir por mi reliquia cuando tuvieras la tuya.

-¡No!-exclamo-¿Qué tal si la roba también?, yo voy contigo.

-Si crees que es lo mejor...

-Lo es-se fijo en los niños jugando en la plaza-¿Dónde está Triguen?

-Se fue con Perdiz, sigue molesta, ¿me puedes explicar otra vez que fue...?

-No fue nada-le corto, dándole la espalda-iremos a la mina mañana.

Brunco apretó los labios, si hablaba debía hacerlo con la verdad pero no estaba obligado a hablar, por eso callaba la mayor parte del tiempo, honestamente lo consideraba una bendición.

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La Mina de Metales no era ni de cerca tan llamativa como la Mina de Gemas, el dintel ni siquiera era de metal, era de madera rígida y vieja sobre la que crecía una enredadera obstinada, Brunco y Thormu se apersonaron allí desde buena mañana, los gemelos habían sido dejados con Bria y el Herrero dijo apenas lo indispensable porque si hablaba de más tendría que admitir que tenía serias dudas sobre si iban a regresar.

-¿Alguna idea de dónde empezar a buscar?-pregunto Thormu.

-Supongo que en los niveles inferiores, donde es más peligroso.

-Trajimos de todo-cada uno cargaba un pesado saco-estaremos bien, piensa en ello como cuando salíamos a navegar, solos tu y yo contra los mares desconocidos, no confiaría en otro compañero para esta aventura.

-Al menos aquí podrán encontrar nuestros cuerpos-gruño Brunco, usando esa verdad en lugar de aquella en que admitía que hacía mucho había perdido la confianza en él.

-Que lúgubre eres.

-Entremos-se adelanto-si los Dioses nos amparan podremos volver para la cena.