🇸 🇪 🇮 🇸 

Start from the beginning
                                    

» Me fui a hacer el viaje que habíamos planeado juntos, un viaje por la selva amazónica... pero mi pequeña decidió que no quería volver y me hizo perder allí. Estuve sin comida y apenas agua durante semanas hasta mi cuerpo no pudo más, ni siquiera sabía qué era lo que crecía dentro de mí, ni siquiera sabía de la existencia de los vampiros así que nada relacionado con ellos se cruzó por mi mente.

Esme sentía una inmensa presión en su pecho, su compañero se dio cuenta de ello.

» Fue cuando mi hija decidió que era hora de nacer que Nahuel y Huilen me encontraron. Ellos me salvaron de una muerte segura. La verdad, podría haber vuelto a Forks antes pero, ¿qué gracia tendría sin un poco de drama?—la sonrisa de Xanthe producía escalofríos—. Debes haber estado muy feliz de verme desaparecer después de haber fallado tu intento de ahogamiento cuando éramos unas niñas, Isabella.

El ambiente se volvió pesado ante las últimas palabras de la pelinegra, Esme llevó sus manos a su boca y dio un pasó atrás mientras negaba con la cabeza. Edward miró como el rostro de su esposa se contraía ante las palabras de su hermana. Isabella sintió miedo.

— Eso es mentira—negó Isabella.

— Bueno, creo que hay una forma de comprobar si es mentira—Xanthe estiró su mano hacia Aro mientras sonreía con burla hacia su hermana. El Volturi se acercó a ella y tomó su mano, Xanthe observó como Keon se acercaba al lugar.

El silencio volvió a hacerse presente cuando el hombre cubrió su mano.

— Simplemente escalofriante.

— Bien—dio una palmada al aire, la sonrisa aún en su cara, lo estaba disfrutando—, ahora que sabéis cuánto me odia ésta mujer de aquí, prosigamos. No sabes cuánto me alegré al saber que mi adorada hermana y el hombre del que, no puedo creer que vaya a decir esto, me había enamorado tuvieron una hija. Una híbrida como la mía.

Keon se acercó a Xanthe y la abrazó por la cintura, el vampiro le sacaba una cabeza de altura por lo que podía apoyar su nuca en el hombro del contrario.

— Se alegró tanto que destrozó un árbol entero hasta dejarlo convertido en polvo—informó Keon.

— Obviamente tenía que venir a ayudar, venir a ayudar para poder mostraros a quienes estáis defendiendo. Le acabáis de salvar la vida a una joven que lo único que alguna vez quiso como humana fue matar a su hermana menor, que triste. Lo que me sorprende es como todos creyeron esa faceta tuya de buena y santa. Mis dieces por tu actuación, hermana.

— Aithne quería volver aquí, apúrate—susurró el castaño en su oído.

— Espera, no pude verte en mis visiones, no pude encontrarte—intervino Alice.

— ¿No podías o no querías?

Jasper sintió la decepción que cruzaba el cuerpo de Xanthe, decidió callar.

— ¡Volvamos a Edward! —el contrario cruzó mirada con la pelinegra y ésta amplió su sonrisa—, probaré mi pequeño don contigo...—los rojizos ojos de Xanthe se clavaron cual puñales en el rostro de Edward—, dinos, dinos qué es lo que más deseas decirnos.

Keon dio un paso atrás, sabiendo lo que venía y evitando entrometerse en el camino de Xanthe. Edward intentó quedarse callado, más su cuerpo comenzó a hablar por sí solo.

— No quise casarme con Bella, lo hice después de que desaparecieras. No debería haber abandonado Río, no debería haberte dejado sola, no quiero a Bella, no la amo, no a ella.

Las palabras del vampiro salieron como dagas en dirección al muerto corazón de Isabella, la boca de ésta se abrió y sus ojos mostraron el dolor que sintió. Esme tomó a Renesmee y desapareció entre los árboles del bosque junto con Jacob.

— ¡Estupendo!—exclamó la vampiresa—, ahora ven y muéstranos qué es lo que más deseas hacer.

La sonrisa maliciosa que se posó en los labios de Xanthe indicaban que ya sabía lo que iba a ocurrir, Edward sabía lo que pensaba y ella tenía toda la razón. El cobrizo comenzó a caminar hacia la pelinegra sin dudarlo, Isabella intentó detenerlo más éste soltó su brazo con brusquedad y siguió avanzando hasta la contraria. Keon apartó la vista, a lo lejos escuchaba como Aithne insistía en venir y conseguía persuadir a Nahuel para dejarla acercarse; Edward tomó a Xanthe de la nuca y juntó sus labios con los de ella. Tanto el clan Olímpico, como sus aliados y los Volturi se quedaron estáticos ante la escena.

La única que se lo estaba pasando en grande era Jane, quién reía ante lo estúpido que había sido el Cullen.

— Suficiente—apartó Xanthe al contrario, con una de sus manos limpiando sus labios. Su vista de posó en su hermana y volvió a sonreír—, ¿ves, Bella, como no eres tan especial?

— ¡Lo estás haciendo tú! ¡Lo estás controlando tú!—los gritos de Isabella se escucharon por todo el lugar.

Una niña de cobrizo cabello se acercó corriendo a su madre, sus brillantes ojos verdes observando la situación con cautela. Xanthe tomó a su hija en brazos y la admiró con ternura, ignorando el berrinche de su hermana.

— Cariño, ¿quieres ayudar a mami a hacer una cosa?

La niña asintió con entusiasmo hacia su madre.

— ¿Qué debo hacer?

— ¿Recuerdas lo que practicamos cuando fuimos al río junto a nuestra tribu?

— ¿Lo de Keon y Lianne?

El nombrado hizo una mueca de asco al recordarlo.

— Eso mismo.

— ¿Debo hacerlo otra vez?

— Sí, ¿puedes hacerlo?—preguntó Xanthe, su mano izquierda peinando con delicadeza el suave cabello de su hija.

— Claro que sí.

— Muy bien, ¡atentos a esto! Es mi don favorito.

— ¿A quién debo decirle, mamá?—preguntó con un tierno tono de voz.

— A él. Su nombre es Edward Cullen.

La niña lo observó con una ceja alzada, los presentes vieron los mimos gestos que Xanthe hacía, más el parecido era idéntico al del vampiro al que la niña observaba.

— Edward Cullen, muéstrame lo que más repudias hacer.

Xanthe sonrió hacia su hija mientras se colocaba junto a Keon, Aithne no quitaba la vista del vampiro de dorados ojos. Para sorpresa de todos, el cobrizo se giró y avanzó hacia Isabella, los ojos de Edward miraron por un segundo a Carlisle, suplicando por ayuda. La nueva vampiresa había intentado utilizar su escudo más las tantas emociones estaban impidiendo que se concentrara.

Edward quedó frente a Isabella, y segundos después la besó.

La sorpresa se instaló en el ambiente, aquello parecía alguna película dramática de hacía veinte años. Todos estaban paralizados ante los acontecimientos que estaban ocurriendo en aquel nevado claro.

Aithne le había dado a conocer al mundo que lo que más repudiaba Edward Cullen, era besar a Isabella Swan.

DESIRES; edward cullenWhere stories live. Discover now