Ella era intrépida, inesperada y misteriosa. Todo entorno a ella era algo asombroso y increíble, al menos eso decían. Eso se escuchaba pero, no era lo único que se rumoraba.
Se dice que es fácil, difícil; que es fría, caliente . Que todo en ella pa...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
—¡No puedes entrar!—. Eso fue lo único que dijo aún cuando la quite de mi camino y ingresé en la habitación de Rick.
Llevaba ya más de 5 días y no me habían dejado verle. Ni tampoco me proporcionaron información sobre cómo estuvo la operación, eso comenzó a desesperarme. Y este es mi punto de quiebre.
Miro en dirección a su familia, esa que está al lado de la ventana. Y está tendida, bien arreglada. En la mesita de a lado decora la habitación un garrón con flores. También veo las pertenencias de una mujer, un bolso y un cardigan azul cielo.
¿Serán de su madre?
La enfermera me sigue insistiendo que me vaya. Que los familiares del paciente fueron muy estrictos referente a qué no recibiera visitas sin su consentimiento.
—¡Esta bien, está bien!—. Renegó, mirandola con cara de pocos amigos, y paciencia al borde a esa anciana más bajita que yo.—Ya me voy.
Salgo de ahí y me adentro tan pronto en mi habitación, ya que es la que está enfrente a la suya. Igual que él, yo también tengo una ventana en la cual distraerme un poco al mirar el cielo, o a la gente vivir sus vidas. Mientras yo me siento encerrada, y quiero salir y tener una noche de chicas con Luz o en todo caso ver a mi hermano, a papá, mamá y al abuelo Erick.
No he recibido muchas visitas ya que mi padre tiene que atender el asunto en el que se metió la empresa de la abuela Una. Que por cierto ya tiene mucho tiempo que no voy a verle, tenía planeado hablar con ella el día que Rico fue a ver a Marcus. Después de todo, siempre tienes que ir a ver a los muertos, ellos no pueden visitarte.
La abuela Una, si fuera ella ¿que haría ahora que quiero ver a mi amado?
¿Qué haría la abuela Luna?
Piensa Isobel, piensa maldita sea...
Si las cosas de la señora Weldons estaban en la habitación de Richard y el no se encontraba ahí para recibirme. Es porque o salieron a toner aire en la silla de ruedas. Cabe decir que si la operación salió bien, puede que tenga que tomar terapias y puede que su madre le este ayudando en ello.
Salgo de mi habitación con rumbo a la zona de terapias, me curso con varios del hospital que se lo piensan mucho en retenerme y cuestionar como es que ando tan libremente por los pasillos si estoy muy herida.
Pero no me detienen, los tumores corren muy rápido. Por lo que me dijo Rick, mi abuelo hizo presencia en su habitación y dejo en claro quien era él en presencia de un doctor y alguna que otra enfermera, así que debieron decirle a todos los demás que la nieta del jefe de la mafia Monriokova estaba hospitalizada en su trabajo. De cierto modo me agrada el respeto que me dan, por el otro no es un respeto sano ni de admirar, es un respeto nacido a raíz del miedo.
Llegó a esos ventanales que te permiten ver a todos los demás dentro de la sale de recuperación y entonces confirmo mis sospechas. La madre de Rick y el mismo están tomando terapias recuperativas.
Eso quiere decir que todo salió bien... Que alivio
Me dedico a verlos por esa pared transparente, Rick definitivamente se está esforzando. Tiene barras a cada lado suyo, y se sostiene de estás para poder caminar. Su cuerpo retumba, y la respiración debe estar temblandole por el esfuerzo. El sudor en su cara hace que le brille, su cabello se pega a su frente. Su ceño está fruncido por el esfuerzo, apesar de ello sonríe.
Eso es una de las cosas de las que me enamore de él. Apesar de estar pasando por mucho dolor, o por una mala situación, o cansancio. Su sonrisa no desaparece, ni si quiera mengua. Es fuerte, como nadie que haya conocido antes, un chico... No, un hombre el cual admiro por como le da la cara a la vida y lucha por todo lo que quiere. Nunca ha recibido nada gratis, siempre a peleado por todo lo bueno que tiene. Con su perseverancia, terquedad y disciplina.
Yo soy prueba de ello, no se rindió conmigo.
Tomo una respiración profunda, agarrando valor dentro de mi. Entro y por fin él se da cuenta de mi presencia. Su sonrisa brillante se hace más grande, sacándole esos hermosos oyelos y no termina ahí, su sonrisa llega hasta sus ojos. Llenandolos de anheló.
El corazón se me remueve al ver que me mira con tanta intensidad.
Se apresura y termina el tramo que tiene enfrente suyo. Suelta las barras que eran su sostén para poder estar de pie, y con la espalda ergida, frente en alto y sonrisa inquebrantable. Llega hasta mi, sorprendiendo a su madre, la enfermera que está al tanto de tu terapia y a mi.
—Estas bien, joder estás bien.
Tardo en reaccionar, pero lo envuelvo contra mi. Sintiendo la calidez de sus brazos.
Tenía que regresar a estos brazos calidos y amables
—¿Acaso eres tonto?—. Cuestionó, viendo que se tensa,—siempre preocupándote por los demás, cuando tú estás en peores condiciones.
Escondo mi cara en su cuello, huele menta. Y eso me gusta mucho, me relaja. Es fresco y estimulante.
—Siempre te pondré por encima de todo.
—Richard Weldons, alejate de ella. Ahora.
Se separa un poco de mi, y mira a su madre por encima de su hombro.
—Asi que por eso Claytin no había estado viniendo a verme.
—Buenas tardes, sueg...
—No te atrevas a llamarme de esa forma, para ti soy la señora Weldons.—Esta notablemente molesta conmigo.
Era de esperarse, su hijo casi pierda una parte de sus capacidades motrices por mi culpa, lo involucre en muchos problemas que lo perjudicaron y los cuales no debía interferir.
—Lamento mucho lo que pasó, de verdad señora Weldons, espero pueda perdóname por...
—Una simple disculpa no bastará para que deje de quererte lejos de mi hijo, puta.
—¡Mamá!—. Rick reprende a su madre por haberme insultado.—No dejare que insultes a mi novia.
—No es más que una puta, eso es lo que es.
—Mama basta, ya hiciste mucho por mi al cuidarme y educarme. Estoy lo suficientemente grande para elegir a mi pareja, y por supuesto que no permitiré que la insultes en mi presencia.
—No tienes derecho de decirme que hacer, si yo quiero de ramera pobre no la bajo, Richard.
—Hablas mucho para tener una cola igual de pisable que la suya. Te recuerdo que tú también...
—¡No lo digas!
—Tu también viviste en ese mundo, mamá. Deberías de comprender a Clay, no jusgarla.
Así que ella también sabe bailar en un tubo y beber hasta tirar a tres hombre por el alcohol... Irónico
