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-¿Cuanto tiempo?

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-¿Cuanto tiempo?

-Cuatro días,-Frist se quita los lentes colocándoselos en el cuello de su polera, me enfoca, parece mas irritado que te costumbre.

-¿Cuanto?

-Un cuarto de millón de dolares,-vate con cuidado la cucharilla de su taza de expreso,-¿ahora cual es la "importante razón" para que corras?

-Eso no es de tu incumbencia,-arrugo el entrecejo,-¿y bien?

-Te preparare, pero,-la da un sorbo a la taza de porcelana,-si corres para mi en bloody alley.

Tan predecible, tan del tuerto Frist

-No he vuelto a correr desde Meliodas, y lo sabes perfectamente, cualquier cosa, menos eso,-mi súplica suena mas como una orden.

-Tan blando igual que siempre, pero es lo único que quiero de ti, sino, no hay trató,-deja de lado su bebida mañanera y se levanta, dispuesto a largarse.

-Espera,-me levantó tomando su atenciones nuevamente,-dejame pensarlo, te daré mi respuesta a media noche.

-Como gustes, al fin y al cabo el que depende del tiempo aquí, eres tu no yo,-no me mira, solo retoma su camino.

Miro la taza de café humeante, solo eso.

Maldito, siempre me deja la cuenta

Dejo dinero sobre la mesa, me coloco la chaqueta y salgo. Necesito pensarlo bien, comentarlo con ella. Dijimos que tomaríamos la decisión juntos.

Monto mi moto, me coloco el casco, enciendo el motor y acelero. Trazando las calles, este lugar esta mas cerca de su casa, me es rápido llegar. Aparcó enfrente de su gran vivienda.

Toco la puerta, me prometió que vendría a descansar ya que su hermano esta en el hospital, a la espera de cualquier cosa de su padre. Escuchó pasos bajar escaleras, la puerta al fin se abre, esos iris agua marina me atropellan. Examinando me.

-¿Me vas a dejar pasar o seguirás violando me con la mirada?-sonrió con autosuficiencia, lo que logra sacarla de su transe concentrado en mi cuerpo.

Se hace un lado, con un sonrojo en sus hermosos mofletes.

-¿Sucede algo?, siempre me respondes,-preguntó preocupado.

-Mi padre tuvo un ataque mientras estaba con el, fue horrible presenciar eso,-se ve devastada, ojeras profundas arruinando su hermosa mirada, cabello seco, con nudos, sin brillo y la apariencia suave de siempre, tejidos que cubren el rostro con rastros de lágrimas, corneas inflamadas y venosas, hasta parece haber perdido peso.

Odio ver como esto se refleja en su cuerpo

-Vamos, tengo algo que hacer antes de hablar contigo de algo importante,-la toma de su muñeca, cierro el pórtico detrás de mi, la arrastró hasta el baño, se deja guiar.

-¿Que hacemos aquí?-cuestiona mirándome sin ganas.

-Voy a consentirte,-me quito la chaqueta y arremangó mi camisa de manga larga,-desviste te.

-No tengo ganas de una sesión de sex...

-Lo sé, y no es eso lo que are.

Me obedece dudosa, con paso lento se quita prenda por prenda. Es una escena muy provocativa y excitante para mi. Las puntas de mis dedos pican, aprieto mis manos, haciendo puño estas. Tratando de controlar mis ganas por saltar encima de ella y cogerla aquí mismo.

-¿Y luego?-pregunta impaciente, esta muy estresada.

-Entra a la tina, anda no seas desesperada,-me responde con una revirada de ojos y entra a la tina.

Abro la llave de paso del agua, y la bañera comienza a llenarse.

-¿Tienen sales de baño?

-El espejo es un estante, detrás de ese, ahí deberían estar,-señala el copia reflejos.

Tomo las sales de baño y vierto un poco en el agua, la toco con los dedos y esta fresca pero no tanto. Esta quebrantada, es perfecta para relajar los músculos tensos.

Comienzo mi tarea de bañar, lavar y masajear su cuerpo. No hay toques morbosos, solo intención de hacer que se relaje lo mas posible de mi parte.

-Eres fantástico en esto,-susurra con alivio cuando mis manos tratan sus hombros con movimientos circulares.

-Lo dices por que soy tu novio.

-¿Otra vez con eso?-me mira molesta,-ya te dije que no digo cosas que no sienta, y mucho menos le mentiría a la persona que quiero.

-Entiendo, lo siento,-beso uno de sus pálidos hombros y logro que ella cierre los párpados, disfrutando al máximo de mis caricias.

-Gracias por esto, en verdad lo necesitaba.

-No hay porque,-beso su frente, ella abre sus párpados y su mirada es la de siempre, esos zafiros brillantes cual estrellas.

-Si la hay,-besa mis labios, y a diferencia de los anteriores, siento todo su aprecio y amor hacia mi en un rosé tan casto y corto.

Tan fugas, pero tan explosivo

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