Capítulo 17

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Kiara no se desmayó aquella vez, sino que el Doctor Sanders la hizo dormirse antes de sacarla de allí. Gideon se marchó bastante antes que ellos, por lo que cuando Kiara volvió a despertar en su cuarto a la mañana siguiente, no sabía si la habían sacado de la casa o si había algún lugar que aún no había visto.

Se sentía bastante cansada. Aún podía sentir las manos de Gideon agarrándola de la cabeza con firmeza y obligándola a permanecer debajo del agua. Podía sentir el agua al rededor de sus mejillas entrando por su nariz hasta colarse por sus pulmones. Le parecía un milagro que estuviera viva. Se pasó las manos por la cara y después por el cuello. No recordaba que tenía el anillo de Elías. Pasó los dedos por la cadena hasta que llegó al anillo.

Aquello le reconfortó un poco. Respiró hondo un par de veces y después salió a desayunar.

–¿Estás bien?– Le preguntó Elías al verla sentarse a desayunar y no comer nada.

–No tengo mucha hambre.

–Pero algo tendrás que comer.– Dijo pasándole algo de comida.

Kiara no comió mucho aquella mañana, así que cuando terminó, se fue a su cuarto para prepararse para la clase con Erick.

Con Erick, tal y como en la universidad, Kiara dejaba a un lado sus problemas y se centraba mucho en todo lo que hacía. Ante todo, quería sacar su carrera adelante, quería terminar sus estudios para no terminar debajo de un puente.

–Creo que ya tengo un tema para mi trabajo.– Le comentó Kiara a Erick cuando terminaron la clase.

–Que bien. ¿Puedo saber sobre qué va?

–El... impacto psicológico que tiene permanecer veintidós años encerrado.– Erick frunció el ceño.

–¿Vas a basar tu trabajo en Elías?

–Es un buen tema.

–¿No crees que hay mejores temas que ese?

–Llevo meses pensando en un tema y nunca lo había tenido tan claro como esta vez.

–¿Y él va a saberlo?

–Ni siquiera sabe lo que es sentir el aire fresco.

–Kiara, si Gideon se entera...

–Lo sé, pero no tiene por qué saberlo.– Erick no contestó.– Oh, vamos. Sabes tan bien como yo que puedo hacerlo. Necesito hacer algo que de verdad quiera hacer y no algo que me sea impuesto por alguien.

–Supongo que...  a Gideon no le parecerá mal que tu trabajo se base en el si la noción del yo una ilusión.– Dijo Erick tras considerarlo unos segundos.

–Gracias.– Dijo Kiara con una sonrisa.

–No hay de que, pero ya puedes hacer un trabajo de matrícula de honor, eh.– Dijo antes de irse.

Aquel reto hacia que Kiara se tomase la situación de un modo diferente. Dejaría de ver a Elías como el hijo de un psicópata y empezaría a tomárselo como un experimento. Sin sentimientos. Y al imponerse aquella norma el anillo que colgaba de su cuello empezó a pesarle más y se preguntó si no sería demasiado tarde para ello.

Durante aquella tarde, Kiara empezó a trabajar en su trabajo en el salón. Había perdido de vista a Elías después de comer, pero de momento no le necesitaba. Estaba realmente concentrada cuando de repente, el timbre la sorprendió.

–¿Han... Llamado al timbre?– Dijo Kiara asomándose hacia la puerta mientras Nani iba a abrir.

–Si, es para mí.– Escuchó la voz de Elías acercarse por detrás y al darse la vuelta le vio bajar por la escalera con otra ropa. Había cambiado sus camisas anchas y vaqueros por ropa de deporte.

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