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Bella Swan

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Bella Swan.

Los Cullen se habían ido de Forks junto con el recuerdo de Edward, quemaron la casa y prometieron a los lobos que esta tierra jamás la pisarían nuevamente, los entendía, habían perdido a un hijo, y estaban decepcionados, pero me sentía bien con su partida, quería empezar una historia nueva sin dramas familiares de vampiros, sentía que ahora todo iba a mejorar, pero primero tenia que cuidar de Nadia, ella trataba de regalarme sonrisas pero sabia que eran forzadas.

¿Cómo me sentía con esto?, estaba bien, amaba a Nadia, y la sacaría adelante, traería de regreso a la chica con una sonrisa real, costaría superar una muerte de un ser querido, pero quería ver a mi Nadia nuevamente. No podía aguantar más verla en ese estado, por eso Adriel me ayudaría junto con Alisson a sacarla de esto, mi plan era un viaje, alejado de todo, en una cabaña que el mimo Adriel me había ofrecido en Alaska, solo seriamos las dos, alejadas por una semana de todo lo que nos rodeaba para estar en paz y traer la felicidad de regreso al rostro de mi novia.

Me había acercado bastante a Adriel, era un chico muy inteligente, a pesar de ser un pecado capital, la soberbia, me agradaba, era muy sincero y protegía a sus seres queridos con garras y sangre, se había convertido en mi mejor amigo, en medio de toda esta tormenta la familia de Nadia era la única que siempre estuvo para mi, por eso les traería a su hermana de regreso.

- ¿Se puede pasar?- Golpee la puerta de la habitación de Nadia esperando una respuesta.

- Claro que puedes pasar amor.- Su voz resonó en la habitación y yo abrí la puerta para verla sentada en una silla frente a la ventana mirando a la calle, me hizo recordar a mi cuando Edward me abandono.

- Te extraño, sabes que Edward esta pagando todo en el infierno y Amelia por fin descansa, a ella no le gustaría verte así.- Me senté en sus piernas y le entregue un vaso de sangre para que la bebiera, su alimentación estaba siendo muy escasa.

- Perdón por aislarte, no quería que te sintieras mal, no estoy pensando con claridad, me duele que no pude decirle que era importante para mi, ella no merecía acabar así, era una gran mujer.- Ella bebió el vaso de sangre y lo dejo reposar en la mesa tomando mis caderas y abrazándome mientras reposaba su cabeza en mi vientre.

- Lo se, pero ya no puedes seguir así, estamos todos preocupados por ti, y te tengo una sorpresa, iremos de viaje, solo las dos, Adriel me presto su cabaña en Alaska, estaremos una semana, necesitas despejarte de todo este tormento que se a formado.- Acaricie su cabello pelirrojo y ella se despego un poco de mi para mirarme y sonreír levemente.

- Te amo demasiado Isa, gracias por no abandonarme.- Nadia me tomo en sus brazos y camino conmigo a la cama para acostarse conmigo y yo enrede mis piernas en sus caderas, mirándola mientras sonreía, era increíble lo que estaba enamorada de esta mujer.

- Jamás te abandonaría, eres todo para mi, te amo de formas que nadie imagina, eres mi mitad Nadia, me complementas.- Acaricie su rostro y ella me sonrió para acercarse a mi rostro y juntar nuestros labios, sus besos eran como entrar al paraíso, una mezcla de sabores, la sangre seguía ahí, pero no me importaba, este momento con ella era perfecto.

- Ve arreglando tus maletas por que no nos retrasaremos por tu culpa cariño.- Ella se separo de mi y yo forme un puchero pero luego solté una carcajada y la seguí besando su cuello para salir de la habitación.

La mano de Nadia sostenía la mía mientras viajábamos en el auto de ella, Alaska quedaba cerca, por lo que con el GPS lograríamos llegar a la cabaña de Adriel, en la radio del auto sonaban unas canciones alegres, íbamos en silencio, sin embargo me agradaba, sentía que este viaje ayudaría a mi novia a salir adelante y superar aunque sea un poco la muerte de Amelia. Ya era un avance que pudiera salir de su habitación, y sonriera un poco, amaba a mi novia, y cuando amas a alguien solo quieres verla feliz, yo solo quería darle felicidad a Nadia por que ella lo merecía, merecía cada cosa buena de este jodido mundo. Nadia había llegado a mi vida para darle color, cuando yo solo veía perdición y dolor ella se encargo de demostrar lo contrario, se encargo de amar cada parte de mi, de cuidarme y hacerme sentir parte de su mundo, eso quería hacerle yo a ella. No quería que se encerrara en un mar de tristeza, por que ella era fuerte, era la mujer mas fuerte que había conocido, la mujer mas hermosa que mis ojos pudieron conocer algún día.

Nadia para mi era arte, era literatura, era todo lo que a mi me gustaba, Nadia era luz en oscuridad, si me hubieran dicho hace dos años que estaría con una mujer y la amaría con locura, me hubiera reído, y claramente enfadado con la persona por decir aquellas cosas, pero aquí estaba, enamorada de una mujer, y no es malo como la sociedad o los mismos religiosos lo pintan, es lo mas maravilloso que puede existir, amar a alguien de mismo sexo te enseña lo que es el amor de verdad, no es pasión carnal, no es solo sexo, es mucho más que eso, es amor realista, amor inocente y puro, te enamoras de los sentimientos de tu pareja, juntas van formando algo hermoso, forman un amor maravilloso y real; Eso era lo que yo tenía con Nadia, un amor lleno de arte y literatura, un amor tan perfecto como las mismas galaxias en el espacio.

Al llegar a la cabaña ella sonrió más y salió del auto, yo la seguí, pude ver como respiraba el aire y estiraba sus brazos hacia arriba, estirando su cuerpo por completo, era una imagen muy bonita, Nadia rodeada de arboles, su cabello tan rojo como el fuego, sus mejillas sonrosadas y sus labios rojos como la misma sangre, su piel era tan pálida que todo le quedaba perfecto. Nadia se dió media vuelta y me sonrió provocando que yo me sonrojara, se acerco a mi a una velocidad rápida y me tomo por las piernas provocando que enrollara estas en su cadera y pusiera mis brazos rodeando su cuello.

- Prepárese para su boda al llegar a Forks futura señora Montesco.-

Media luna | Bella SwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora