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Nadia PVS.
La luna de miel junto a Bella estaba pasando de maravilla, faltaba solo una semana para irnos a nuestro hogar y estaba nerviosa, este tiempo junto a ella me hacía darme cuenta que la había cagado en su máxima expresión.
No sabía cómo decirle a mi ahora esposa que tenía una hija con mi ex novia muerta, la cual cabe destacar que intentó matarla, y que esta misma ex novia reencarnaría cuando mi hija tuviera 6 años en una bebe de Rosalie y Emmet Cullen. Simplemente no podíamos tener una temporada de paz con mi esposa, el caos siempre nos seguía pisándonos los talones.
En parte estaba emocionada por conocer a Luzbel, mi pequeña niña de casi 4 años, me emocionaba la idea de ser madre, quizás no fuera la hija de Bella pero eso no cambiaba el hecho de que la amaría incondicionalmente, esa niña no tenía la culpa de los errores de sus madres, era un ser de luz que estaba segura que traería alegría a nuestras vidas.
Sabía que Bella ya estaba en proceso de quedar embarazada, pues como lo dijo Poseidon, en nuestra primera unión ella quedaría embarazada de de su primer hijo. Un bebé regalo del Dios del mar, y aquello tenía a mi mujer emocionada, pero aún no sentía los síntomas de un embarazo, lo cual no sabíamos si era bueno o malo.
Me veía junto a Bella y varios niños corriendo, siempre habíamos de tener una gran familia, y aquello me ponía feliz, pues desde que supe que la amaba quise formar una hermosa familia a su lado, verla en las mañanas reír por que nuestros hijos se escabullían en la cama o preparando el desayuno juntas para que nuestros hijos no se fueran con el estómago vacío a la escuela, anhelaba esos momentos y no sabría que haría si ella decidía dejarme por que tenía una hija junto a Amelia, sabía que se enfadaría por que le oculté el hecho antes de la boda y espere a tener relaciones sexuales para que quedara embarazada, la había cagado en varias formas y no me enorgullecía de eso. No quería dañarla, no quería que aquella mujer que logró enamorarme y hacerme feliz sufriera por mi culpa, no cuando le había prometido y jurado no hacerle daño.
- ¿En que tanto piensas amor?.- La voz de Bella me saco de mis pensamientos y yo la mire.
Su cabello rubio se movía con el viento y sus ojos ahora celestes me miraban con una pequeña sonrisa en su rostro, ella era tan hermosa, estar rodeada del mar por la isla provocaba que sus ojos estuvieran celestes la mayoría del tiempo, no de ese azul eléctrico, eran celestes, y sabía que se debía a que el bebé se estaba formando en su vientre.
- Perdóname cielo, perdóname por favor.- Mi voz se quebró y comencé a llorar tomando sus manos y cayendo de rodillas frente a su cuerpo.
Las olas del mar se comenzaron a escuchar más fuertes y al apoyar mi cabeza en su vientre aferrándome a su cuerpo pude escuchar un leve latido de corazón, mi llanto se intensificó más y mi esposa solo me abrazaba sin entender el por que estaba así.
