18. Zapatos

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Probarse zapatos no era la tarea favorita de Adrien, más que nada porque tenía un pie muy especial sin una talla concreta. Que le quedaran bien dependía mucho de la marca y del estilo, y desgraciadamente los diseños de su padre no se adaptaban demasiado bien a su pie. Pero los aguantaba porque era su trabajo, tanto en los desfiles como en las sesiones de modelaje.

De vez en cuando Plagg se metía dentro de ellos para jugar a ser un fantasma de un solo pie que buscaba venganza. A Adrien le había causado gracia al principio, al menos hasta que las personas de su alrededor comenzaron a pensar de verdad que había un fantasma merodeando a su alrededor. Según decían, era sospechoso que siempre pasaran cosas raras a su lado que las cámaras no podían grabar.

Había regañado a Plagg en más de una ocasión por ello, aunque en el fondo se divertía. Además, gracias al temor por el fantasma habían cancelado alguna que otra sesión de fotos, lo que le había dado días de descanso.

Lo que no esperaba era que la situación llegara a tal extremo que quisieran enviar a un sacerdote para hacerle una limpieza de alma. Acontecimiento que, además, se realizaría en compañía de todo el equipo de modelaje para que dejaran de tener miedo. Plagg no pudo parar de reírse cuando lo escuchó, aunque calló en cuanto Adrien lo amenazó con contarle su comportamiento a Ladybug.

Afortunadamente el día de la limpieza el cura apenas soltó unas palabras religiosas y le untó la cabeza con agua milagrosa para alejar el mal de su cuerpo. El sacerdote pareció detectar algo malo en su alma, aunque se relajó minutos después y dijo que ya estaba todo listo. Adrien se relajó considerablemente cuando el ritual terminó, así como el resto de trabajadores.

–¡Cómo vuelvas a acercarte a un zapato para asustar a nadie juro que te alimentaré a base de zanahorias!– Amenazó al kwami una vez que estuvieron en la seguridad de su casa.

–No te quejabas tanto cuando te daban días libres gracias a mí– Refunfuñó el kwami –De todas formas tenemos un problema mayor...– Dijo con algo de culpa –Al parecer... La situación ha llegado a oídos de la guardiana.

–¡La situación ha llegado a oídos de todo el mundo!– Se quejó el chico, tirándose en la cama con desesperación –He escuchado que unos chicos en el instituto me llaman el chico de los fantasmas. ¿Te lo puedes creer? ¡El gran Chat Noir es el chico de los fantasmas! Esto es horrible.

–Cállate, viene alguien– Advirtió Plagg, yendo a esconderse de inmediato entre las almohadas.

Adrien giró su vista a la puerta cuando Nathalie entró. Su gesto era serio, como siempre, aunque había algo de amabilidad en sus ojos.

–Una amiga te ha traído un regalo– Señaló la mujer mientras le tendía una bolsa de plástico gris –Y también vengo a recordarte que en una hora tienes clase de esgrima, prepárate. No te vas a excusar más en el fantasma para faltar.

Adrien asintió y Nathalie se marchó. Plagg volvió a salir entonces, curioso por saber qué le habrían regalado.

Al abrir la bolsa Adrien encontró un colgante de cuarzo rosa con una cadena negra. Venía con una nota en la que indicaba que podía utilizarla para ahuyentar a los malos espíritus de su vida. El mensaje no llevaba firma, pero en su corazón Adrien sabía que era de Marinette.

Se lo colocó de inmediato. Puede que el fantasma no fuera real, pero guardaría aquel colgante con tanto cariño como guardaba el amuleto de la suerte.

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Hoy subo dos capítulos en compensación por todas las faltas de actualización. Sé que debo más pero no me da la vida. En unos minutos el siguiente: Actores.

Reto 30 Días - Miraculous LadybugWhere stories live. Discover now