12. Despegar

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Derrotar a un akuma volador había sido más difícil de lo que parecía en un principio. No solo porque la pelea había ocurrido en mitad del cielo, sino también porque se habían enfrentado a un piloto que había mandado a todos sus pasajeros por los aires al grito de "despeguen, pasajeros". Ya habían tenido una experiencia similar con Startrain, pero esta había sido bastante peor.

Los dos superheroes cayeron en lo alto de una azotea cuando por fin el trabajo terminó. Estaban fatigados tanto por el esfuerzo físico como por el mental.

Se quedaron espalda contra espalda cuando sus transformaciones se agotaron para evitar ver sus identidades. Ninguno hizo ademán de querer retirarse conforme pasaron los minutos.

–Nunca más volveré a escuchar de la misma manera "abróchense sus cinturones, estimados pasajeros, el avión está a punto de despegar" – Dijo imitando torpemente la voz del piloto akumatizado –Voy a tener pesadillas.

–Ha sido bastante agotador– Aceptó la muchacha mientras observaba a los dos kwamis que tenía en frente, Kaalki y Tikki, comer con tranquilidad. Chat Noir estaba haciendo lo propio con Plagg –Pero lo hemos hecho bien, gatito. Otro trabajo cumplido.

–Tú y yo siempre lo hacemos bien. ¿Pero sabes qué conseguiría aliviar mi pesar? Un abrazo.

–Chat... –Advirtió al ver por dónde iban sus intenciones.

–¿Qué? No he dicho nada comprometedor. ¿Qué tiene de malo un abrazo entre amigos?

–Tú solo quieres saber mi identidad.

–¿Puedo saber qué tiene de malo conocer vuestras identidades?– Preguntó Kaalki, que no estaba acostumbrado a trabajar con estos Ladybug y Chat Noir.

Como kwami digno que era Kaalki siempre había pertenecido a portadores importantes a los que todo el mundo conocía, como presidentes o reyes, por lo que le resultaba extraño y hasta le disgustaba que esos dos adolescentes no lo hicieran público. Tampoco podía poner muchas pegas, de todas formas, ya que la chica era su guardiana.

–¡Ja! ¡Lo mismo me pregunto yo! –Exclamó Chat mientras levantada el puño con gesto victorioso –¿Escuchas, mi lady? Los kwamis también quieren saberlo.

–No es verdad, a mí no me importa– Dijo Plagg mientras se lamía las patas después de haber comido un rico queso.

–¡No podemos saber nuestras identidades porque es peligroso!– Gritó ella en respuesta, medio enfadada –¿Y si nos capturan a alguno de los dos? Sería horrible.

–La excusa de antes era que nos quitarían los Miraculous– Dijo Chat, ignorándola deliberadamente –Pero ahora ella es la guardiana, así que se ha inventado una nueva.

Como respuesta recibió un golpe en la cabeza.

–¡Ay!– Se quejó mientras se acariciaba la zona herida.

–En parte Chat Noir tiene razón, Ladybug...– Comenzó Tikki, recibiendo una mirada disgustada de su portadora –Como guardiana ahora tú controlas quién porta un prodigio y quién no. Pero debéis ser conscientes de que no habrá retorno. Quizá no sea del todo positivo, por ahora, conocer vuestras identidades.

Ambos sabían que era cierto, conocer sus identidades implicaría un cambio. Y aunque Chat Noir estaba dispuesto a asumirlo, no era el mismo caso para ella.

–Lo siento, Chat... Pero no estoy lista para que sepas mi identidad real– Dijo Ladybug al cabo de un rato –Si quieres un abrazo tendrás que prometerme que cerrarás los ojos y no los abrirás hasta que me haya marchado. Deja que yo me acerque, ¿vale?

–¡Lo prometo!– Cerró los ojos y los apretó con fuerza –Ya estoy listo, mi lady.

Sintió movimiento a su espalda, y de inmediato Ladybug estuvo frente a él, también con los ojos cerrados. Comenzó acariciándole el rostro con cuidado antes de envolverlo en un abrazo.

Como respuesta él la rodeó por lo que pensaba que era la cintura y suspiró con alegría.

–Sigues manteniendo tus coletas– Dijo al subir un poco las manos y palpar su cabello.

Ella le dio una palmada en el brazo para que se estuviera quieto.

–No te aproveches– Avisó mientras acomodaba la cabeza en su hombro y olvidaba por un rato los problemas.

–¿Y cómo sé que no te estás aprovechando tú para admirar mi dulce y bello rostro? No estaríamos a la par.

–Como se te ocurra abrir los ojos te vas a quedar sin una de tus siete vidas, gatito– Amenazó –Solo cállate un rato si no quieres que me aparte.

No hizo falta que lo dijera dos veces para que el chico cerrara la boca definitivamente.

–Que portadores tan curiosos– Murmuró Kaalki, asombrado.

Reto 30 Días - Miraculous LadybugWhere stories live. Discover now