Capítulo 35 - Celos cavernícolas

Start from the beginning
                                    

— ¿Estás en este proyecto?

Sentí una extraña mezcla entre asombro y nerviosismo. Anker había dejado claro tiempo atrás que trabajar conmigo sería maravilloso. Que deberíamos hacer una campaña en conjunto, pero debido a su área de trabajo, y la mía, no podíamos estar más distantes de ese camino; sin embargo y gracias a una oferta de trabajo de última hora, Terin y yo nos unimos a un proyecto que tenía que ver con edificios ecológicos y autosustentables.

— Estamos juntos en esto.

— ¡Eso es fantástico! Anker, de verdad que me alegra muchísimo verte.

— Tanta es tu alegría que tendrás tiempo de salir a tomar algo conmigo. Un helado talvez.

— Para los amigos siempre hay tiempo de todo, en cuanto termine aquí nos ponemos al día.

— Buenos días.

La voz de Gabe me hizo pegar un respingo. Tuve que tomar una profunda respiración antes de volverme hacía él. Le sonreí de manera que pareciera que no sentía el corazón a tope y los nervios a flor de piel. Habíamos llegado a un acuerdo y no iba a romperlo.

— Gabriel, si quieres puedes unirte a nosotros —arqueé ambas cejas sorprendida en dirección a Anker. La familiaridad con la que le hablaba me sacó de balance.

— ¿Se conocen? —cuestioné dando un paso a un lado, justo para situarme al lado de Anker, él aprovechó para rodear mi cintura y acercarme un poco más él. Ese gesto fue seguido por la mirada de Gabe.

— Somos socios en este proyecto —respondió Gabe con naturalidad, pero el tic en su mandíbula, uno con el que me había familiarizado en estos meses, me indicaba que estaba furioso.

— Estamos en este proyecto junto con otras dos personas. Somos cuatro en total. Según tengo entendido, Jamilia fue quien las contacto a ustedes dos para el trabajo —Anker colocó mi pelo detrás de la oreja —. Me gusta como se te ve el pelo así de largo, y sin flequillo.

— Gracias.

— No sabes cuánto te extrañé, preciosa. De verdad extrañaba abrazarte y verte sonreír —Gabe carraspeó acercándose a nosotros, los dos lo miramos con atención, él arqueó ambas cejas en mi dirección, como esperando una explicación.

— ¿Sucede algo? —arrugó la frente dejando caer su mirada a donde la mano de Anker descansaba.

— ¿No está trabajando usted, señorita Orozco? —dejó salir de manera hosca, parpadeé confundida por su extraña actitud.

— Lo estoy —sus ojos seguían clavados en mi cintura, después de unos segundos se desviaron hasta los míos.

— ¿Y comparte abrazos con sus jefes mientras trabaja? Eso, sin duda alguna, no es un comportamiento profesional.

Sentí un inexplicable pellizco de decepción en el vientre, decepción que se mezcló con molestia y unas irrefrenables ganas de darle con mi cámara en la cabeza a Gabriel, pero la vergüenza le ganó a todo lo demás.

— Tiene razón. —respondí tajante y me alejé de Anker —. Lo lamento, señor Kendrick. Me disculpo por mi comportamiento. No volverá a suceder. Anker.

— Samanta —respondió burlón.

— Señor Kendrick, me retiro a continuar trabajando.

Llegué hirviendo en cólera al lado de Terin, ella notó mi molestia, pero no dijo nada. Contuve mi mal humor el tiempo que pasamos trabajando, al finalizar la jornada seguía sintiendo su mirada sobre mí, pero luché todo el tiempo para evitar ver en su dirección, y hacerle un gesto obsceno.

Sam #PGP2021Where stories live. Discover now