Intermisión 3: Craig y el Primogénito de Oro (Parte 21.2)

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Las cosas en el sur cambiaban de manera vertiginosa. Craig siempre hacía un recorrido rápido por los lugares que ya había explorado, y a menudo encontraba nuevos detalles: la tienda de antigüedades convertida en una tienda de telas al por menor, los apartamentos Tinsel revendidos para convertirse en los apartamentos Cruz, prácticamente lo mismo pero con menor metraje cuadrado. También en el paso a desnivel había diferencias: los grafitis en el concreto se mantenían en constante fluctuación, a veces con las "A" como punto focal, a veces con dibujos vulgares o firmas en letras de colores chillantes.

En esa ocasión, estaban las "A". Aunque no lo habían discutido, Craig asumió que Henry sabía su significado. Esperaba que el territorio de Riff e Ingram no fuese tan inestable, pues en caso contrario todo este juego sería en vano y esas horas en verdad serían un enorme desperdicio.

Craig varió un poco las cosas y compró una cerveza en lugar de un café, para sobrellevar de mejor manera el calor incipiente de un verano demasiado próximo. Aún había una brisa placentera, contrarrestada por el brillo del sol apenas interrumpido por uno que otro árbol raquítico en las aceras. Cubrió las zonas conocidas tan eficientemente como si se tratase de un reporte en la oficina, y se reclamó por no preguntarle a Henry cuál sería su plan.

Soy Henry, Craig pensó. Solo escapé una vez desde que Craig cambió nuestro objetivo, y no tuve mayor avance. Ahora debo elegir qué hacer con estas horas, que bien podrían ser las últimas para mi propósito. He visto los grafitis. A medida avanzo, los encuentro...

Craig tiró la botella vacía de cerveza en un basurero y se preparó para lo siguiente: en lugar de explorar nuevos lugares y encontrar grafiti, ¿por qué no permitir que el grafiti lo guíe?

Era como seguir un rastro de pan. Craig debía mantener una actitud relajada; ojear todos los alrededores como un niño en un parque de diversiones lo haría parecer como un extraño, un visitante, un blanco fácil. Rogó que Henry tuviese el mismo cuidado.

Las marcas lo llevaron al suroeste. La actividad en el barrio era mínima, pero cada escena que Craig vió le dejó saber que debía ser precavido. En poco más de media hora de exploración había encontrado ya a tres tipos sentados en una esquina, sobre el borde de la acera, tan estáticos que habría sido fácil confundirlos con el paisaje. Informantes, sin duda.

Craig ubicó a un cuarto tipo, quien no era precisamente un informante, sino un drogadicto. Estaba dormido sobre la acera y su rostro estaba muy pálido, sus labios resecos. Las lámparas de la calle, o por lo menos las operables, se encendieron. El rostro del drogadicto fue alcanzado por la luz amarillenta y Craig vio que se trataba de una mujer, con el cabello fino y quebradizo. Pensó en ayudarla, pero llamaría la atención. Qué infierno, pensó.

Ralentizó sus pasos. Podía intentar imitar a los informantes de la mejor manera posible, moverse no como una persona sino como un espíritu. Alzó la mirada al cielo: algunas nubes, pocas estrellas, y la luna apenas brillando en un cuarto menguante. No hacía falta más que un trozo errante de nube para matar su luz. Una mala noche.

En otra calle, había una estrecha pizzería donde un grupito de gente estaba reunido. Craig se acercó y pidió "una rebanada de lo más cargado que tengas" y una cerveza. Mientras preparaban su pedido, Craig escuchó palabras desperdigadas de las conversaciones: fútbol, mayo, trabajo, pago, mujeres, básquetbol, mierda. No servía de mucho.

El dueño le dijo que había espacio dentro, pero Craig se negó a su invitación diciendo que iba tarde. Moverse lento significaba que le tomaba más tiempo recorrer el lugar, y ya eran más de las ocho. En la distancia se escuchaban voces, risas, pero parecía que todos eran solo sonidos perdidos en el aire, sin pista de su procedencia. No deseaba extender su estadía allí, y de todas maneras debería emprender el camino de regreso para cumplir con la hora señalada.

Escrito en el AsfaltoWhere stories live. Discover now