d o s.

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Jackson dejó su sándwich en el plato sobre la mesa y tomó el teléfono que sonaba insistente, rompiendo todo el silencio que le costó llegar a tener con BamBam en la casa.

—¡Jackson, tu teléfono está sonando! —gritó el tailandés desde su lejanía.

—¡Ya lo sé! —respondió de la misma forma Jackson. —Número privado. —murmuró.

Odiaba los números desconocidos y más aún cuando eran privados.

Apretó el botón rojo para cortar la llamada y luego de eso recibió de otra de el mismo número.

—Dios ¿puedes contestar? ¿Acaso le debes dinero a Obama? —comentó BamBam bastante harto del sonido mientras bajaba las escaleras y caminaba hacia la cocina a acompañar a su amigo.

Jackson guardó silencio y deslizó el dedo por la pantalla, bastante lento para el gusto del tailandés quien ya quería tirar ese teléfono para que dejara de sonar de una sola vez. Contestó la llamada entrante y una voz fría y masculina rompió el silencio al otro lado de la línea telefónica.

—¿Jackson Wang?

—¿Y tú eres? —cuestionó, su voz más grave de lo normal.

—Trabajo en la editorial, pero aún no he tenido la dicha de conocer a uno de nuestros mejores escritores. —rió. —Necesito que nos juntemos, lo antes posible.

—Ah, aún así, no se tú nombre... —titubeó y le hizo una seña a su amigo para avisarle que no debía preocuparse por la llamada.

—Juntémonos en el Café que está en la esquina del edificio ¿te parece?

Jackson rodó los ojos, totalmente harto de ser ignorado. Podía cortar, pero una parte de él tenía la curiosidad intacta y palpable, incluso mucho más grande que sus ganas de mandar a la mierda al hombre que le hablaba.

—A las cuatro. —agregó y cortó el teléfono.

—¿Que fue eso? —cuestionó BamBam después de ver cómo Jackson dejaba el teléfono en la mesa de una forma brusca, carente de cuidado.

—Era de la editorial. —bufó. —Saldré a las cuatro, con obama.

[...]

Jaebeom sonrió y tomó el teléfono para llamar a Mark, que Jackson accediera a juntarse con el eran muy buenas noticias y por supuesto que el estadounidense tenía que saberlo.

—¿Jaebeom? —contestó Tuan medio adormilado.

—¡Mark! Tengo buenas noticias. —informó con cierta alegría que no era común en él.

—¿Que pasó? ¿Lo encontraste? —preguntó un poco más animado y dejando de lado el tono perezoso de su voz.

—Me voy a juntar con él y por cierto, eso es ahora... Así que tengo que colgar. —dijo Lim mientras desde lejos le hacía una seña a Jackson para que se acercara a una mesa. No alcanzo a escuchar una respuesta y corto.

—Hola. —saludó, dejando de lado su característico tono frío.

—Hola. —saludo de vuelta Jackson, no muy convencido del cuento que le había inventado aquel coreano de expresiones fuertes.

—Mi nombre es Park Hyunjin. —mintió Jaebeom. —Como te dije, trabajo en la editorial y necesito hablar contigo de algo muy importante. —prosiguió.

—Ya sabes mi nombre, ahora dime eso tan importante de lo que tenemos que hablar. —Jackson mantenía su tono frío y poco amable en todo momento.

—Primero sentémonos. —le indicó la silla y ambos hombres tomaron asiento uno frente a otro.

Pidieron café y Jackson una tarta de fresas que no tardo en picotear con el tenedor.

—¿Y entonces? —dijo Wang después de tragar.

—Hay alguien que quiere verte, Jackson. —Jaebeom fue sincero y neutral, pues poco le importaba si aquellos dos terminaban juntos, el solo hacía su trabajo y su trabajo era convencer a Jackson de conocer a Mark. —Su nombre es Mark Tuan. —le extendió una foto por encima de la mesa.

Los ojos le brillaban, Wang no pudo evitar sentirse atrapado pero por sobre todo, atraído, aquel hombre era hermoso y por fin, después de años tenia la oportunidad de verlo, ahora más adulto y serio pero igual de lindo que en aquellos años de secundaria cuando llegó a su vida.

La realidad lo atrapó, era tonto seguir enamorado del ex novio de su hermana ¡Claro que lo era! Ellos incluso se iban a casar y aunque no lo hicieron, su hermana nunca se lo perdonaría.

Y Jackson no sería quien destruya aquella linda relación fraternal solo por un capricho. Porque no era más que eso, un capricho, las ganas que nunca se quitó.

Literature. » Markson.Where stories live. Discover now