— ¿Hmm? Dijiste que ibas a ir tú. —susurró de vuelta.

— Lo sé. Pero mañana tengo una reunión con el capataz. No creo que llegue a tiempo.

Evelyn soltó un largo suspiro, no muy a gusto con el cambio de planes.

— Por favor... —Walter se acercó a ella, depositando pequeños besos en su cuello—. Prometo ir a buscarla pasado mañana.

— Tan solo te pones cariñoso cuando quieres algo. —reclamó, sin dejarse llevar por las atenciones de su esposo.

— Por favor. —volvió a susurrar, sin detener su acción. Sintió que la mano de Evelyn subía hasta su nuca, y comenzaba a acariciar gentilmente su cabello. 

Su pequeño truco estaba funcionando.

— Está bien. Le pediré a Tessa que me cubra en la hora del almuerzo. —cede al fin—. Pero pasarás a buscar a Annie por el resto de la semana.

— Hecho. —sonrió triunfal, como niño que acababa de conseguir su dulce.

Depositó un suave beso en su clavícula y continuó avanzando poco a poco en dirección sur. Por muy tentadora que fuera la idea, Evelyn lo detuvo antes de que llegara a su pecho.

— Walt... Mañana tenemos que levantarnos temprano. —habló, reacia ante la idea. Por más que quisiera, no podían darse el lujo de desvelarse.

— Siempre tan fría. —soltó en un falso lamento.

Walter se apartó, volviendo a apoyar la cabeza en la almohada. Sus ojos ya se habían acostumbrado a la penumbra, por lo que pudo ver el rostro parcial de Evelyn. Ella le estaba sonriendo.

— Otro día. —prometió la morena, depositando un casto beso en sus labios—. Buenas noches.

— Buenas noches.

Ambos cerraron los ojos, cayendo en los brazos de Morfeo.

Walter jamás podría haber imaginado que ese sería su último beso de buenas noches.

***

De vuelta al presente...

El hombre dio un largo bostezo. Sacó la tetera del fuego y se preparó una taza de café. Era sábado por la noche y la casa se encontraba en silencio. Su hija pasaría la noche en lo de Clara. Según ella, Erika también asistiría al encuentro. Al parecer, tendrían lo que llamaban una noche de chicas.

Walter dio un sorbo a la amarga bebida. Cualquier otro adulto disfrutaría esos minutos de paz y armonía, ahora que tenía toda la casa para él solo.

"Otros adultos. Yo no."

No le agradaba pasar mucho tiempo sin la compañía del alguien, ya sea de Anabeth o sus colegas del trabajo. A menudo cuando uno se está en soledad, es el momento en que comienza a pensar y recordar cosas.

Una vez más, recordó su última noche con Evelyn.

"Yo debí recoger a Annie del colegio."

Habían transcurrido nueve años desde el accidente. Para estas instancias, Walter debió dar por cerrada esa vieja herida. Pero, aun así, muy de vez en cuando ese oscuro pensamiento volvía a su cabeza.

Muchas veces se había preguntado qué hubiera pasado si él tomaba el lugar de Evelyn. ¿Qué tal si hubiera abordado el mismo autobús? ¿Habría logrado proteger a Anabeth como lo hizo su difunta esposa? ¿Qué tal si llegaba tarde y por ese pequeño retraso tomaban el siguiente, salvándoles a Anabeth y a él del accidente?

La Clase del 89' (Mycroft y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora