Capítulo 30 - Querer y merecer

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Lo extrañaba, así como él me extrañaba. Como se extraña a alguien sumamente especial.

— Lo haré —respondí intentando sonar desinteresada, y fallando miserablemente, pero él no dijo nada —. Aunque no me ha dicho a dónde. Lo único que sé es que debo ir abrigada, y lista para la aventura —sonrió divertido y tomó otra galleta aparentando que no se divertía con la situación.

— El lugar a donde van es ciertamente hermoso. Vas a divertirte mucho, sé que así será.

— ¿Y dónde es eso? —cuestioné esperanzada de obtener alguna pista sobre el lugar a donde iríamos.

— No te lo diré —se me borró la sonrisa de sopetón —, pero te aseguro que te gustará. Tengo el presentimiento de que vas a enamorarte del sitio.

Tanto misterio me ponía ansiosa, nerviosa y hacía que me doliera un poco el estómago.

Cuando viajaba generalmente sabía a dónde y me hacía una idea de lo que podría esperarme en aquel sitio, pero con este viaje de fin de semana iba completamente a ciegas, y honestamente estaba temblando en mis zapatos.

Pasar todo un día con Gabe, a solas me emocionaba y me asustaba a sobremanera.

Sentía cosas por él, sabía que me gustaba y que a veces me temblaban las rodillas cuando lo tenía cerca. Cuando pensaba en él, sentía un aleteo en el estómago y me hormigueaban las puntas de los dedos. Me parecía sumamente agradable, gracioso, atractivo y a la mar de interesante, y sí, me emocionaba muchísimo pasar mi tiempo con él, eso en cuanto a agregarle más motivos para sentirme nerviosa.

— Voy a confiar en ustedes dos —Travis sonrió divertido, de nuevo, arqueé una ceja en su dirección —, en los tres.

— No vas a arrepentirte —aclaro abu Gab, de soslayo observó a Travis, este se alejó un poco dándonos privacidad —. Samy Sam —tomó mi mano entre las suyas, lo miré a los ojos son suma atención —, gracias por devolverle la sonrisa a mi nieto —me quedé sin saber qué decir.

— No creo que yo... —me silenció de inmediato.

— Le devolviste la vida, mi niña. Cuando Ángel murió, la mitad de mí se fue con ella —se le empañaron los ojos de lágrimas —. La verdad es que de mí no quedó mucho, y con ello, una parte de Gabriel se apagó también. Pude ver como mi nieto dejó de brillar. Era como si las ganas de vivir una vida plena y feliz se esfumarán poco a poco.

>> Me volví un egoísta. Sabía lo que estaba pasando y no hice nada para detenerlo. Estaba aterrorizado, el miedo a lo que sería de mi vida sin ella me ganó. El dolor y la tragedia me consumieron, y dejé que consumieran a mi nieto. Fui un cobarde —sentí una lágrima correr por mi mejilla, hasta ese momento no sabía que tenía ganas de llorar —. Samy Sam, yo quería morir, y él lo sabía —sentí que se me rompía el corazón en mil pedazos.

>> En más de una ocasión me detuvo de quitarme la vida —sentí que algo helado me recorría las venas —. Él me salvó tantas veces que perdí la cuenta, y lo dio todo para mantenerme con vida. Le pedí que me dejará ir. Le grité que no quería seguir viviendo, pero él se negó a darme aquello que tan egoístamente suplicaba. A mi pobre muchacho le grité que me dejará morir —finalizó con la voz rota y el rostro descompuesto —. Le hice tanto daño. Tanto que hasta la fecha temo que ese daño sea irreparable.

>> Mis miedos y mis acciones lo tocaron, y tengo el presentimiento de que los ha hecho suyos.

Se mantuvo en silencio mirando hacía donde nuestras manos se encontraban unidas, él seguramente rememorando aquellos días, y yo sin saber qué hacer, o decir.

Sam #PGP2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora