Capítulo 14: La verdad

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–¿Cómo que no soy vuestra hija? ¡Explícate! Ambos. –exigí viendo a mis padres, o así se decían llamar.

–Verás. Dos semanas después de casarnos me fui a una fiesta con unos amigos del trabajo, estuvimos bebiendo y se me pasó la mano, terminé acostándome con una chica que había en la fiesta. –explicó mi padre algo arrepentido y temeroso de su mujer. –Pensé que era un lio de una noche y decidí no decir nada, había sido un desliz.

–Si, un desliz. –dijo mi supuesta madre con asco.

–El caso es que no vi a la chica después de eso, y así fue unos meses después, donde un médico me llamó para que fuera al hospital. Estaba confundido pero aún así fui. Al llegar me dijeron que Elizabeth había tenido una niña, estaba sorprendido de que la hubiera dejado embarazada y más cuando me pidió ver. –siguió explicando mi padre. –Al parecer el parto no había ido bien e iba a morir, entonces me pidió que te cuidara. Si soy sincero, una parte de mí quiso dejarte en algún orfanato, pero cuando te vi, no pude hacerlo.

–Cuando llegó a casa contigo mi mundo se desmoronó, ¿cómo no iba a hacerlo? Me había casado con él y a las dos semanas me había sido infiel. Eso era algo que no pude perdonar, todavía no lo hago. –dijo mi "madre". –Pero en aquel momento tampoco pude abandonarte, no era lo correcto. Así que te crié como si fueras mi hija.

–Un momento. Dijiste que se llamaba Elizabeth. –dijo Selena algo alterada y no sabía porqué.

–¿Y qué murió en el parto? –siguió preguntando Ingrid.

–Sí. Así es. –respondió mi padre. –Celine, tu verdadera madre se llamaba Elizabeth Ortz. Ingrid y Selena son tus tías.

Sentí como mi mundo se paralizaba en ese momento, sentí como la fuerza abandonaba mi cuerpo y empecé a ver borroso. No escuché los gritos de mis amigos y familia, me había desmayado pero antes de perder la conciencia pude oír a Ingrid llamarme varias veces.

Hasta que no oí nada.

Poco a poco comencé a escuchar voces a mí alrededor; unas sonaban bastante molestas mientras que otras pedían paz y tranquilidad, aunque fueron ignoradas. Comencé a abrir los ojos, lo primero que vi fue el techo y al girar la cabeza pude ver a mis padres hablando con mis profesoras, ¿o debería decir tías?

–Chicos, Celine ha despertado. –anunció Tere llamando la atención de todos.

–¿Cómo te encuentras? –preguntó Max ayudándome a incorporarme.

–Siento como si fuera a vomitar. –susurré a mis amigos. –¿Qué ha pasado?

–Te has desmayado en cuanto tu padre ha dicho que somos tus tías. –respondió Ingrid viéndome con una pequeña sonrisa. –Si antes me caías genial, ahora más todavía.

–Bueno, quedando el tema zanjado. –prosiguió mi ¿madrastra? –Celine, te casarás para compensarnos. Te crié como mi hija, me lo debes y eso será casándote con un chico de buena familia, para así aumentar nuestro patrimonio.

–Y la perra seguía y seguía. –murmuró Ingrid indignada. –¡No dejaré que cases a mi sobrina con un cebolleta, perra!

–¿¡Cómo me has llamado!? –preguntó indignada.

–P.E.R.R.A. –Ingrid deletreó la palabra haciendo que todos a excepción de mi madrastra nos riéramos. –¿O acaso estás sorda?

–Basta las dos. –interfirió Selena en la pelea. –Señor Blackvour, aprecio que haya cuidado de Celine todos estos años, pero no creo que la mejor forma de hacer que os agradezca sea casándola a la fuerza. Piense por un momento en la felicidad de su hija, y no en el dinero que podría poseer.

Mi Vida, Mis Reglas [#1 Hill]Where stories live. Discover now