Capítulo 5: Reformas

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–¡Me niego! –nos gritó Ingrid a los cuatro.

Habíamos ido con los uniformes del club al despacho de Ingrid esperando convencerla de que fuera nuestra tutora del club, sin uno no podíamos funcionar económicamente, y que mejor que la subdirectora para que nos ayudara y nos representara.

–Por favor, Ingrid. Eres nuestra única esperanza. –supliqué.

Max, siendo el presidente del club, me había dejado a mi como portavoz del club ya que tenía mejor relación con la subdirectora que ellos. Zac, Max y Harley observaban detrás de mí como intentaba convencer a Ingrid, pero no estaba dando resultado.

–Creo que el tutor del club de ciencias tiene razón, este año ganarán ellos el premio. –comentó Zac apenado viendo a Max y a Harley.

El internado hacía cada año un concurso en el que participaban todos los clubs, y el que ganara tendría un premio, este año el ganador tendría un viaje de dos semanas Escocia. Nada más saberlo quisimos participar ya que nuestro club nunca había participado por tener pocos miembros y no tener tutor, esperábamos este año poder aspirar al premio.

–¿Qué has dicho? –preguntó Ingrid, al parecer ahora teníamos toda su atención.

–Que el profesor Darwin nos ha asegurado que este año su club tendrá el premio. –repitió Zac.

–¡No lo voy a permitir! Cada vez que su estúpido club gana me lo restriega en la cara, no soportaré que este año me lo vuelva a decir.

Y es que Ingrid era la única que no era tutora de un club, hasta Selena era tutora del club de Astrología. Así que el profesor Darwin le repetía cada año cuando ganaba que nunca tendría un premio en sus manos y que siempre sería una perdedora sin club.

–¡Está bien! Seré vuestra tutora, pero solo para callarle la boca a ese calvo de miércoles. –gruñó Ingrid rellenando los documentos que le acreditarían como tutora.

–Muchas gracias, subdirectora. –agradeció Harley con una sonrisa.

–No me lo agradezcas aún, Harley Quinn. –Harley frunció el ceño e Ingrid nos miró sonriendo. –Primero debemos reformar la mierda de cabaña que tenéis, esa cabaña si que tiene algo paranormal porque para lo mierda que es todavía no entiendo como no se ha derrumbado.

Salimos del despacho y caminamos hacia la cabaña para escuchar lo que nos tenía que decir, por el camino nos encontramos al profesor Darwin, quien al vernos comenzó a mofarse de que él ganaría el premio. Ingrid explotó y se burló en su cara de que el club de lo paranormal este año participaría, y que además le quitaría el premio.

–Muy bien. En primer lugar os vais a quitar la mierda de disfraces que lleváis puestos, parecéis una versión cutre de los cazafantasmas.

–Pero los hizo mi tía. –se quejó Zac.

–Dile a tu tía que vaya a clases de costura y diseño. Quitáos eso.

Todos nos quitamos el mono e Ingrid nos pasó una caja donde los guardamos bien plegados, luego precintó la caja y la tiró a un lado. Observó con detenimiento la cabaña por el exterior y luego por el interior, vimos que salió haciendo una mueca y algo pensativa.

–Bien. Zac, Max y Harley, vosotros vais a sacar todo, y repito, todo. Vais a dejar la casa más vacía que la nevera de vuestra madre cuando viene de la compra. –dijo viendo a mis amigos, y luego me miró a mí. –Celine, tú te vienes conmigo, nos vamos de compras.

Miré confundida a mis amigos pero me marché con Ingrid para ver en qué la podía ayudar, nos montamos en su todo-terreno y nos marchamos de nuevo al pueblo. Por el camino me iba contando algunas rencillas que tenía con el profesor Darwin desde hace años y explicó emocionada que este año nuestro club ganaría el premio para así cerrarle la boca al calvo del profesor de ciencias.

Mi Vida, Mis Reglas [#1 Hill]Where stories live. Discover now