Zero O'Clock [Yoonmin] ©

13 - "Invitación"

La noche había llegado, y Yoongi y Jimin, a pesar de que estuvieran cansados, sintieron la necesidad de ir a cenar afuera. El mayor llevó al otro a una tienda de conveniencia. Allí, compraron unos fideos instantáneos y se sentaron en el interior del lugar a tomar su pequeña cena.

Jimin, quien se había levantado, regresó a los pocos minutos y le ofreció a Yoongi una de las dos botellas de soju que había comprado. Este la aceptó con una sonrisa, la abrió y le dio un sorbo. El menor apoyó su cara en el puño cerrado de su mano, y lo observó con una sonrisa. Cuando Yoongi lo notó, alzó una ceja y apoyó sobre la mesa frente a él la botella que había estado sosteniendo.

—¿Qué sucede?

—¿Alguna vez te pasó que te sentiste increíblemente feliz?

—Pues... sí, me ha pasado.

—Soy una persona cuya felicidad no suele durar más que un instante... pero la que siento ahora es distinta a otras. Sé que se quedará durante días —jugó con sus palillos, revolviendo su cena con ellos—. Lo que hicieron Seokjin y tú fue muy bonito, realmente lo aprecio.

—No fue nada.

—Ah, pero no dejan de mirarte. Primero, fue en la universidad... y ahora también.

Yoongi alzó su mirada, que anteriormente había estado en su tazón de fideos, y pudo ver que un grupo de chicas lo estaban viendo desde afuera del local. Al haberlas visto, las chicas se sonrojaron y rieron mientras cubrían sus rostros.

—No sabía que eras tan popular.

—Es... la magia del maquillaje, supongo. —Se encogió de hombros.

—No creo que lo sea, cuéntame más.

—¿De qué?

—Tú... tienes miles de pretendientes, ¿no es así?

—No, no diría que miles, pero sí... unos cuantos.

—Lo pude notar. Mucha gente te mira en la biblioteca. ¿Alguna vez aceptaste a alguno de esos admiradores secretos?

—Hace un buen tiempo que no acepto a nadie. —Se carcajeó por lo bajo.

—Eres difícil de conquistar, me temo.

—No es eso, es... alguien que me gustaba mucho. Aunque sabía que las posibilidades de que algo pasara eran casi nulas, seguía aferrándome a la idea de que, tal vez, podría llegar a lograr algo.

—¿Y cómo resultó eso?

—Bastante bien.

—¿Te sigue gustando?

—Más que antes, sí. —Dio un bocado a su cena y bebió un largo trago de soju.

—Soy yo, ¿verdad?

Yoongi se ahogó con lo que estaba tomando. Jimin, en cambio, rio y golpeó suavemente la espalda del otro chico.

—¿Lo soy?

El mayor, levemente sonrojado, asintió con la cabeza.

—Bueno, esto es inesperado...

—Pero tú lo preguntaste.

—Era en broma, no esperaba que dijeras que sí.

—Esto es un poco... vergonzoso.

—¿Por qué? No tiene nada de malo. Además, deberías sentirte tranquilo al escuchar de ese mismo chico que, si le hubieras dicho antes la verdad, jamás te habría rechazado.