Capítulo 45: chica de hielo

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-¿Y de qué se supone que vas disfrazada?- Inquirió Maya desde su asiento de asesora del amor con mala cara.

-De Maléfica.- Contestó Erika con una sonrisa de oreja a oreja. El color carmín en sus labios resaltaba su piel blanca, su melena oscura y por último, sus ojos verdes.

-¡Qué vas a venir tú de Maléfica! Si pareces un cuervo desplumado con esas alas.

-Te equivocas de PE a PA, Maya.- En ese momento, el estilista del programa salió a la defensa de Erika y su disfraz.- Erika ha hecho una perfecta caracterización de la nueva versión de Maléfica interpretada por Angelina Jolie. La primera versión que hemos visto y que todos conocemos es cuando este personaje le han arrancado las alas y lleva esa capa negra y el bastón. Y lo que podemos observar ahora es la Maléfica que había antes de que le arrancasen las alas. Un hada buena.

-Pues entonces te tendrías que haber quedado con el primer disfraz. Este de hada no te pega nada, aunque yo sigo viendo más bien un cuervo con pocas plumas.

-Me gustaría explicar por qué he escogido este disfraz.- Dijo la pretendienta, ignorando completamente los comentarios de Maya.- Cuando vi la película me sentí un poco identificada con Maléfica. Este personaje siempre ha sido visto como el antagonista de la historia de La Bella Durmiente, pero en esta nueva película, por primera vez, se puede ver su historia y nos damos cuenta de que los malos no son tan malos, ni los buenos tan buenos. Y eso es lo que yo quiero que

la gente vea de mí.

-Pues lo llevas claro.- Resopló Maya.

-¿Y qué puntuación le pones, Robert?- Preguntó la presentadora con curiosidad.

-Este traje no lo has hecho tú sola ¿verdad?

-Tengo muchos contactos que me echan una mano.

"Ni que lo jures." Pensé mientras volvía a mi triste realidad. Esta situación era surrealista, ¿cómo se atrevía a encerrarme en esta habitación? En esos momentos me sentía como si fuera una rata en una jaula, esperando a que mi experimentador decidiera cortarme la cola o cortarme los bigotes, para ver si mi conducta ante el mismo entorno cambiaba.

Solo que eso no iba a pasar.

Súbitamente, mi teléfono comenzó a sonar y me perdí por completo la nota que le había puesto el estilista del programa a mi máxima rival. Lo cogí prácticamente al momento y mi corazón latió de felicidad al escuchar la voz de mi amigo.

-¿Por qué me has llamado tantas veces?

-¡POR FIN ME LO COGES!- Espeté enfadada, no con Max exactamente, sino más bien con el mundo.- Necesito tu ayuda urgentemente.

-¿Le ha pasado algo a mi vestido?- En ese momento se me ocurrió alguna que otra broma para burlarme de Max como por ejemplo "¿Desde cuándo llevas vestido?" o "No sabía que te gustaba disfrazarte de princesa". Pero después obtuve por ir al grano.

-¡Tienes que llamar a Leo! Dile que estoy encerrada en una de las habitaciones de alquiler. Que pida la llave en recepción y me saque lo antes posible. ¡Rápido!


-¿Pero cómo narices has terminado encerrada en una habitación? ¿No tenías un desfile?

-¡Luego te lo explico! Solo haz lo que te pido.

-Vale, vale.

Max colgó antes que yo, así que imaginé que en pocos minutos, Leo -si todavía tenía alguna intención de ayudarme- saldría de plató para sacarme de esta maldita habitación y poder desfilar antes que Anna...

-Tengo malas noticias, Axel.- Dijo la presentadora con una mueca.- Me informan que Carolina no ha venido hoy a plató.

-¿Y eso por qué?- Inquirió el tronista.- ¿Ha dicho el motivo?

El diario de una pretendientaWhere stories live. Discover now