Capítulo 21: el rollo de una noche

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Cuando el jueves llegué a mi casa y mi madre me vio con toda esa pintura presencié como la ira aumentaba más hacía Axel por parte de mi madre. Le dije que las manchas se irían con facilidad y que no mancharía mucho el cuarto de baño, cosa que no fue así. Mi madre se pasó prácticamente toda la mañana del viernes lavándome la ropa a mano mientras yo limpiaba con lejía los restos de pinturas que se habían quedado en la bañera al ducharme por la noche. Fue entonces cuando me vino en mente las palabras de Alfonso –el coordinador-, diciéndome que las pinturas estaban pensabas para que la utilizaran niños pequeños.

Que irónico.

El viernes por la tarde me comí prácticamente todo el pastel que me había preparado mi madre yo solita mientras ambas veíamos el programa. Mi madre me dijo que ese bañador me quedaba mejor que a la tal Pamela Anderson, pero como siempre, no comentó nada respecto la actitud de mi tronista con Leo, sus celos y que, finalmente, después de tanto escándalo le diera la cita sin testigos a Carla en vez de a mí.

El viernes recibí varias llamadas de la agencia para que fuera a trabajar tanto el sábado como el domingo por la tarde a un par de desfiles. Me aseguré que me querían allí solo para maquillar y vestir modelos, y no para hacerme fotos con cámaras con un flash más grande que la cabeza del fotógrafo. Por las mañana salí a correr y también fui a la protectora de animales. Cuando fui a sacar a un cachorro por el parque, me acordé de mi conversación con Axel mientras patinábamos. Los dos habíamos acordado en que sería una buena idea tener una mascota en el caso que terminásemos viviendo juntos en un futuro –como él decía- muy lejano.

Cogí al perrito y me hice una foto con él. Ahora tenía que conseguir que esa foto le llegase a Axel, pero no tenía ninguna cuenta en las redes sociales básicamente porque no tenía tiempo para esas cosas. Súbitamente, me acordé como las primeras “fans” con las que me hice una foto, me comentaron sobre que había algunas chicas que llevaban un blog dedicado exclusivamente a mí. Así que, de forma anónima, envíe esa foto al correo público de ese blog, con la esperanza de que se la hicieran llegar a Axel.

Y así se resume mí fin de semana. El domingo a la hora de la cena ya me encontraba en casa de Max y estaba colocando la ropa de esos días en un rincón de su armario. Mi amigo y estilista personal me observaba apoyado en el marco de la puerta de su habitación de brazos cruzados. Aproveché su atención en mí para explicarle lo que hice respecto la idea de hacerme una foto con el perrito.

-¿Crees que le habrá llegado?

-Te aseguro que sí.- Dijo Max.- Esa foto está circulando por diferentes redes sociales. A la gente le pareces… adorable. Aunque a mí me da la sensación que estás ahogando al pobre animal.

-Ja, ja. Muy gracioso.- Dejé de guardar mi ropa un instante para contemplar mejor a mi amigo. Vestía una básica blanca y una chaqueta de cuero azul con uno pantalones ajustados y sus botas moteras que solo se ponía cuando iba a salir con un chico malo.- ¿Vas alguna parte?

-De hecho, sí.

-¿Tienes una cita con un chico malo, verdad?

-¿Cómo lo sabes?- Señalé sus botas y él se rió.- Te juro que no me las pongo para impresionarle, pero si sabe algo de moda, sabrá que son de la última temporada de primavera.

-¿Te gusta?- Max se encogió de hombros.- ¿Cuánto hace que lo conoces?

-Lo contrataron hace una semana de modelo donde trabajo. Me pidieron que hiciera un par de trajes para la nueva temporada de verano de su talla, y bueno, el resto ya te lo puedes imaginar. Un poco de hilo, quítate la camiseta, que bueno estás ¿vas mucho al gimnasio? y ahora una cita.

-¿Pero te gusta?

-Eh, eh. Tómate un respiro, Cupido. Solo quiero pasármelo bien.

-Que anti-romántico eres, chico.

El diario de una pretendientaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt