Capítulo 24: la niña de la mochila

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Erika se marchó cuando recibimos el mensaje de Axel confirmando que cuando terminase de grabar sus citas se pasaría por casa de Max. No tenía ni jodida idea de cómo Erika se las había ingeniado para conseguir el número de teléfono de mi tronista, pero luego pensé que era mi amiga de la que estaba hablando y ella estaba completamente integrada en este mundo.

Erika le había enviado un mensaje desde su móvil diciéndole que si quería saber toda la verdad sobre la confidencia de Carolina que acudiera a la dirección que le había enviado a continuación. Erika no reveló en el mensaje quién era ni tampoco el lugar al que iría, pero a pesar de eso aceptó. Eso me demostró que Axel realmente estaba dispuesto a quedar con un desconocido para descubrir la verdad y que, en parte, eso significaba que no se creía cien por cien la historia de Andrea sobre mí a pesar de las fotos y mi confesión sobre que dormía en casa de Max.

Primero pensamos en enviarle un mensaje desde mi móvil, pero yo deseché esa idea. Iba a romper las normas del programa solo por qué quería arreglar una injusticia que estaba provocando que perdiera mi segunda oportunidad de tener mi historia de amor con Axel. Pero eso no significaba que estaba dispuesta a seguir manteniendo contacto con él fuera del programa. Así que para evitar tentaciones, ni siquiera le eché una ojeada a los nueve dígitos que había marcado Erika.

Max y yo recogimos un poco la casa y mientras mi amigo preparaba algo para picar, yo me encaminé hacia su cuarto para vestirme. Me dejé los mismos shorts que no eran muy cortos y una camiseta de tirantes blanca que ponía "You can't sit with us". Espero que no se tomase la frase de la camiseta como algo personal. Para cubrir mis hombros cogí una chaqueta de tela blanca con un estampado de flores rosas y azules, cayendo de mis hombros por mis mangas. De calzado me puse mis Victorias blancas para estar cómoda y me recogí el pelo en una coleta alta, tal y como a él le gustaba.

Max y yo estuvimos toda la tarde planeando en cómo le explicaríamos todo este follón a Axel y habíamos decidido que solo a unas muy malas, Max le diría que es gay y fin de la historia. No me gustaba tener que ver como Max se exponía a que sus padres descubriesen su homosexualidad por televisión. Me parecía egoísta por mi parte, así que yo no insistí en eso. Decirlo o no solo sería decisión suya.

Mis nervios empezaron a revolverse en mi estómago a medida que iban pasando las horas. Axel esta vez solo tenía dos citas -con Melanie y Andrea-, así que no tardaría mucho en venir. La última vez antes que sonase el timbre de la casa, eran las siete de la tarde. Max y yo fuimos juntos hasta el vestíbulo. Él me cogió la mano y me dio un apretón.

-Todo irá bien.- Su voz sonó segura.- Te lo prometo.

Asentí con mi cabeza, teniendo la esperanza en que las palabras de Max se hiciesen realidad. Soltamos nuestras manos y él abrió la puerta. Un chico de ojos verdes y con un pelo castaño perfectamente peinado hacia atrás con un poco de volumen, se presentó en el rellano. Cuando Axel me vio abrió su boca como si estuviera viendo un fantasma. Parecía que iba a decir algo, quizá mi nombre, pero cerró su boca y contempló de arriba abajo a Max. Cuando sus ojos se entrecerraron sabía que había descubierto por si solo que él era Max, mi supuesto rollo.

-¿Qué significa esto?- Preguntó él. Su voz no sonó hostil, solo vacilante.- ¿Cómo habéis conseguido mi número?

-Tenemos que hablar, Axel.- Dije con iniciativa. Me hice a un lado, enseñándole el pasillo.- Entra, por favor.

-No podemos, Carol. ¿Sabes lo que podría pasarnos si se enteran de todo esto?

-Es una trampa.- Dije sin pensármelo.- Tengo pruebas y están ahí dentro. Solo dame diez minutos, luego vete y haz lo que tengas que hacer. Delátame, di que fui yo quién te buscó. Eso no me importa.

El diario de una pretendientaWhere stories live. Discover now