Capítulo 15: Yelehen.

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Se lo habría ocultado a ella también, solo para evitarle el mal trago, pero tenía que saberlo para tomar el mando mientras él no estaba.

Iba a solucionarlo, tenía que hacerlo, su empresa dependía de él. Y por otro lado, Alexa tenía razón, no había ningún motivo para que no se divirtiera fuera de la empresa.

La imagen de Yelehen vino de inmediato a su mente, haciéndolo sonreír. Apenas la había visto esa mañana, luciendo una clásica falda negra con una camisa blanca.

Le debía una disculpa y además, tenía que darle una noticia. Podría dejar que Beth lo hiciera ¿Pero a quien quería engañar? Quería estar a solas con ella.

Se había concentrado en devolverle el golpe a Adam por dos motivos, orgullo propio y evitar pensar en la arpía. Pero los recuerdos de lo que habían hecho en la sala de juntas lo estaban volviendo un poco loco.

De todas formas, ella había sido clara, volviendo con su actitud distante e incluso yéndose temprano con tal de evitarlo. Lo admitía, se sintió un poco patético cuando ayer fue a buscarla y Beth le dijo que se había marchado.

Entonces, aun sabiendo que estaba manteniendo la distancia ¿Por qué seguía queriendo ir tras ella?

Yelehen Walsreet era una mala decisión, pero se sentía demasiado bien como para alejarse. Incluso estaba comenzando a pensar en ella como una especie de droga. Era genial cuando te llevaba hasta arriba, pero la bajada era una mierda y solo querías un poco más para volver al subidón.

Se había mantenido lejos de las drogas durante toda su adolescencia, estaba demasiado grande para empezar ahora...

Y aun así, estaba agarrando una carpeta y dirigiéndose a su oficina ¿Por qué? Porque ya era un maldito adicto.

Ignoró la mirada curiosa de Beth cuando pasó por delante de su escritorio y fue directo a la oficina de Yelehen, sin tocar.

Quizás, estaba intentando molestarla, solo un poco.

Lo miró sobre su hombro, parada frente al ventanal con el celular cerca de la boca, le frunció el ceño pero no dijo nada.

Caminó en silencio hasta su escritorio, apoyándose en él. Yelehen estaba en medio de una conversación, y parecía bastante interesante: —Señor Jenner, no puede responsabilizarnos a nosotros de su mala gestión empresarial, tiene todo un bufete de abogados a su disposición, si no son capaces de leer todas las regulaciones que figuran en el contrato entonces...—Aparentemente, el llamado señor Jenner la interrumpió. No podía escuchar más que un murmullo furioso salir del teléfono pero, sea lo que sea, la molestó— no es mi culpa que haya despilfarrado las ganancias de la compañía en costosas prostitutas –su tono fue mordaz— ¿Quiere una línea directa con Hanns? Se la daré, pero le dirá lo mismo que yo, solo tiene dos caminos ahora, o vende las malditas acciones o lo pierde todo, usted elige, vamos –Ella miró el fino reloj de su muñeca, fue lo suficiente maligna como para comenzar a contar—. Tic tac tic tac, señor Jenner. El tiempo corre y usted se vuelve más y más pobre...

Se le escapó una corta risa, no pudo evitarlo. Lo observó de inmediato, como si se hubiera olvidado que estaba ahí.

Yelehen siempre lograba verse elegante y sexy al mismo tiempo, y en ese momento en particular, mientras se calentaba escuchándola ser una arpía con alguien más que no era él, se permitió recorrerla con la mirada, sin sutilidades.

Ella arqueó una ceja, notándolo. Sostuvo su mirada, volviendo a sentir esa atracción electrizante de cuando estaban solos. Se acercó, parándose detrás, acomodó el cuello de su camisa, estaba mal doblado. Yel se lo permitió inclinando el cuello, dándole acceso.

Dobles intencionesWhere stories live. Discover now