Capítulo 21 [ Navidades de Cameron I ]

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Desgraciadamente mi madre no podía recogernos, decidimos coger uno de los autobuses escolares. Los autobuses eran el medio para volver a casa, pero ahí estabamos. Luce se sentó a mi lado, estaba dormida y su cabeza apoyada en mi hombro. Se removía en su asiento, podría entar teniendo alguna pesadilla o tal vez solo se estuviese despertando. Ya casi estbamos en casa, tan solo quedaban unos minutos, si no lo hacía ella lo haría yo. 

Por fin despertó y me miró a los ojos, su cara marcaba una bonita sonrisa, al parecer no había tenído ninguna pesadilla, puede que todo lo contrario, hasta que hubiese tenido un sueño húmedo con J. 

- Esto de dormir en autobuses es mortal - dijo pasando su mano por su cuello, parecía dolida. 

La apoyaba, yo también odiaba los viajes en autobús, se me hacían pesados y aburridos. No era una persona que le gustase lo aburrido principalmente. 

Llegamos a California, por fin, en la puerta de mi casa me esperaba mi madre, me acerqué algo más rápido de lo normal, esperaba poder abrazarla, lo llevaba deseando desde que me subí a aquel incomodo autobús. 

Mi madre me abrió los brazos y me dio el abrazo que yo tanto esperaba, aunque he de decir que aplasto algo mi ruda espalda, no es que presumiese de tal, tan solo era un echo.

Me hizo entrar, decidí vaciar primero las maletas mientras mi madre se relajaba en el sofá. Ella no paraba de repetir que quería hacer cosas juntos y visitar muchos sitios que jamás se nos hubiesen pasado por la cabeza, yo asentía y sonreía. Me sentía algo culpable, ya que el echo de haberla abandonado cuando más lo necesitaba, cuando mi padre murió, me remuerde la conciencia muy amenudo. 

- Por dios Cameron, te he echado tanto de menos - dijo volviendome a abrazar - no me imaginé que fuese tan duro. 

- Si lo prefieres pido el transalado aquí - susuré en su oido. 

- No es necesario cariño. 

Mi madre era demasiado dura o almenos esa era la imagen que quería ofrecer, yo sabía que era débil, frágil y vulnerable, la dureza era una simple fachada que la evitaba demasiados malos tragos. Tal ves debiera aprender de ella. 

Sin pensarlo la alze, agarrandola de la cintura aún abrazandola, ella no paraba de gritar, las alturas, aún esa minima altura le daban pánico. Comencé a girar sobre mi mismo, ella gritaba, pero esta vez de alegría, le gustaba volver a estar unidos otra vez. La solté de mis brazos por miedo a un vomito inesperado, no era necesario limpiar lo que debía mantenerse dentro. 

Subí a mi habitación, las maletas eran demasiado pesadas para subirlas, pero aún con algo de dificultad las subí. Las aparté justo al lado de la puerta, donde no molestasen. Encima de mi cama había tres notas, me esperaba lo peor. 

'Bienvenido a casa, te quiero hijo mio'

La primera que habría obviamente era de mi madre, también había unos chocolates rellenos de caramelo, mis favoritos. Sin duda esto era obra de mi madre.

' Te echo de menos, se que volverás, no se cuando, por eso decidí escribirte esto y colarme por tu ventana. Te quiero, te seguiré queriendo aunque tu ya tengas a alguien. 

Siempre tuya, Chase.'

Obviamente, esta era de Chase, pero, ¿como podría saber ella que estaba con Takumi?, solo había hablado con ella una vez y no dije nada, es más, ni siquiera en ese momento estaba con ella. Todo era tan extraño.

'Bienvenido otra vez a tu lugar, perteneces a este lugar y todos lo sabemos. Es tiempo para que vuelvas a ser tu, tus fiestas, tus borracheras y tus drogas. Será un buen lugar para olvidar a la zorra rompecorazones de Aelyn y centrarte en algo más positivo, TU NOVIA.

Puede que jamás sepas quien soy, tal vez lo agradezca, pero yo soy muy feliz siendo capaz de ayudarte, disfruta de tu tiempo aquí. Tu querido ángel de la guardia. Xx'

Acaso mi acosador no me iba a dejar ni un maldito respiro ni aquí, no sabía quien era, pero obviamente que le iba a partir las narices en cuanto lo supiese. Sería un gran gusto que fuese Jason, ya le tenía ganas.

Mi madre decidió aparcar lo de visitar tantos sitios y me dio un respiro para ver a mis amigos. Se hacía de noche y era hora de hacer algo productivo, Ben, Luce y yo nos dirijimos al Frankling Hamburgers como todos los viernes hacíamos, hoy era algo más especial, habíamos vuelto.

- Stephen y Ray se pegaron - comentó Taissa mientras bebia de su coca cola.

- ¿Quien le partío la nariz a quien? - preguntó Ben con entusiasmo.  

- La duda ofende - dijo Taissa posicionando la mano en su pecho con aspecto de indignación - Ray se la partió a Stephen.

- Si, tu novio es duro de pelar - dijo riendo Ben. 

Taissa y Ray era la pareja más duradera de toda California, todas las chicas los envidiaban, Ray era demasiado detallista y ella era algo zorra aunque le quería. Se complmentaban a la perfección y eso les hacía, como decían las chicas de por aquí, adorables. 

Salimos del Frankling Hamburgers demasiado llenos. Aquí, en California todos bebían, fumaban y se drogaban, se sorprendieron bastante al verme encenderme y disfrutar de mi cigarrillo. Anduvimos por el paseo marítimo apesar de ser invierno, hacía frío, si, pero no nos ibamos a privar de esa maravilla que frecuentabamos más en verano. 

A lo lejos, una chica con a cabeza metida entre las rodillas lloraba. 

- Creo que es Chase - dijo Ben intentando enfocar su vista. 

- Espera aquí - dije dando un toquecito en su pecho. 

Me acerqué a ella, en efecto era Chase, lloraba como nunca lo había echo, ni siquiera cuando murió su gato la vi tan triste. Me senté a su lado con el cigarro entre mis dedos y se lo ofrecí, ella lo aceptó con gusto. Sus sollozos parecían calmarse. 

- ¿Tienes otros? - preguntó mirando el paquete de cigarrillos que sostenía entre mis manos. 

Asentí y le alcancé otro más. Parecía realmente triste, por que nunca había visto a Chase aceptar cigarrillos de nadie, ni siquera fumar dos seguidos. Ella decía que mucha gente estava en su contra, no podía aceptar cosas así como así, podrían matarla. 

- ¿Estas bien? - pregunté en un intento de consolación.

- ¿Eres acaso idiota? - pregunto mirandome incredula - Hazme un favor y vete. 

- ¿Estas segura? - volvía a preguntar haciendo ademán de levantarme. 

- No, pero solo quiero estar sola por ahora. 

Me marché, dejandola sola, sabía que no conseguiría sacarle nada, no era de ese tipo de cosas que cuentan todo. Acompañé a Ben a su casa y yo volví a la mía. 

Los dos días siguientes los pasé visitando museos con mi madre, parecía realmente feliz, volvía a recuperar la sonrisa perdida. 

Insultos de amor, piropos de odio [ IDAPDO 1 ] | Editando |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora