Capítulo 6. [De como a Aelyn le robaron un beso]

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Aelyn

La semana de adaptación iba mejor de lo que esperaba. Conocía ya a mucha gente y el grupo de Rachel me había aceptado con gratitud. Nos dirigíamos hacía las pruebas de fútbol, a verlas desde las gradas. Había muchos chicos que a Rachel le gustaban y no quería perder la oportunidad de verles moviéndose de un lado a otro del campo.

Nos sentamos en lo alto de la grada, teníamos una visión amplia de todo el campo, incluso de la grada. Por cinco minutos, Rachel movió su cuerpo de manera disimulada, hasta quedar de espaldas al campo para poder fumar uno de sus cigarrillos. Aquí dentro, todo el mundo parecía fumar. Yo lo rechacé al momento.

- Mira, ahí esta el chico con el que llegaste - dijo Rachel, mientras tiraba los restos del cigarrillo y volvía su posición inicial - ¿Cómo se llamará?.

Suspiré frotándome las manos, con aspecto despreocupado - Cameron - dije pasivamente.

El rostro de Rachel cambió al momento - ¿Os conocéis? - pregunto ansiosa.

- No pero... - y tuvo que acabar la frase. Rachel ya se estaba encargando de participar como relaciones públicas y acercarse al chico en cuestión a ser su amiga. Por un momento quise matarla. Me estaba haciendo pasar una vergüenza horrenda. El chico en cuestión vacilaba con su mirada, ojeándome a lo lejos de la grada cuando tenía la ocasión. Yo me limitaba a guardar mi cara entre las manos e intentar que la sonrojea que podría delatarme en ese momento, no fuese avistada por el tal Cameron.

Después de los diez minutos más extensos de mi vida, volvió a aparecer Rachel. Cargada de información.

- Al parecer se llama Cameron Blumer, es de California. Su madre lo mandó aquí, le gusta mucho la música. Toca la guitarra. Le invité a venir con nosotras a la velada del Sábado. ¿ Qué te parece?.

- Que estás completamente loca, loca de remate -admití indignada.

Salimos de las gradas al terminar la prueba. Cuando Jason nos avistó, nos abordó. Le habían cogido en el equipo, ambas nos alegramos mucho por el y le ofrecimos celebrarlo junto al resto de persona. Obviamente, como cualquier adolescente aceptó. Pero sabíamos que no iba a ser esta noche. Por lo que decidimos celebrarlo el Sábado, en la velada nocturna.

El día, completamente pasó desapercibido. Era el último día de actividades, por lo que el final a todas ellas tocaba. Pero también tenía que decidir a que actividades extraescolares podría apuntarme. El taller de lectura llamaba mi atención, pero también el club de arte dramático. A su misma vez, el cuerpo de animadoras parecía divertido. O el periódico de la escuela. Finalmente, supe que lo más cómodo para mi podría ser el taller de lectura, por lo que me decanté por el.

Me acerqué hacía la sala en la que se realizaban todas las reuniones, aventurandome por los distintos y confusos pasillos de la escuela. Todos eran tan perecidos que no distinguía muy bien cual era cual.

Cuando por fin, hube llegado al taller. Me admitieron con una gran sonrisa. El que dirigía el taller, Alejandro Ferandez. Sus aspecto era totalmente contrario al que me había imaginado desde un primer momento. Presentaba una gorra del revés, junto a camisetas anchas que dejaban ver sus tatuajes. Sin duda no daba la imagen de gran lector que cualquiera podría tener en mente. Había decidido tomar una historia de algún escritor hispano. Al el ser mexicano, quería tomarse lo de su idioma algo más serio. Sólo en cierto modo, claro. Concretamente Español, Los santos inocentes. Que relataba la historia de la antigua España, de la España más pobre y sumisa de por aquel entonces. Chuck me entregó un ejemplar, para que yo, tranquilamente pudiese leerlo en mi tiempo libre. En una semana, volveríamos a reunirnos y trataríamos sobre el libro.

Insultos de amor, piropos de odio [ IDAPDO 1 ] | Editando |Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ