Tire y Afloje

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Tortura psicológica autoimpuesta que es vivir demasiado dentro de mi cabeza. Me devano los sesos pensando de más en lo que nadie pensaría, o al menos no más de una vez. Es un gasto inútil de energías, un vicio que quiere jugar a ser invencible, quiere hacerte creer que no se tiene la fuerza suficiente para encontrar la forma de salir adelante. 

Porque esa forma existe. Pero se esconde. Se esconde detrás de todo el cúmulo de basura que acumulamos después del día a día, el desgaste de la energía que viene de afuera, la contaminación ruidosa y lumínica, la contaminación de negatividades tóxicas. Identidades de quienes no somos, más que en la superficie de toda esa acumulación de basura. 

Somos el desecho de lo que hacen de nosotros día a día, desde pequeños. La basura que le das a los más pequeños, nos afecta a todos (algo parecido al THUG LIFE de Tupac, pero con menos insultos de por medio). 

Pero lo importante es no dejar que nos haga, no olvidar que lo que cuenta es LO QUE NOSOTROS HACEMOS CON ELLO. 

Saber aceptar lo que no podemos cambiar, está bien. Tener la valentía para cambiar a mejor una realidad que está en nuestras manos, mejor. 

Y a veces se me torna tan pesado y cuesta arriba. Me cuesta tanto. Cargar toda esa basura. Y miro hacia atrás ese gigantesco bolso que cargo lleno de mis miedos pasados y temo al futuro, y me pregunto ¿Por qué cargo toda esta basura? Ni siquiera los recuerdos buenos y souvenirs que uno elegiría guardar (con valor simbólico); todo lo que sobra, esto es, todo lo demás. 

Y en esos días en que todo se torna pesado (incluso los amados y tiernos souvenirs se ven eclipsados por la carga de basura que elijo cargar inútilmente), admito que sólo quisiera jugar el papel de víctima, la doncella en apuros. Porque la heroína con el escudo de hierro (no armadura completa, sino escudo, porque no busco ocultarme sino cubrirme sólo lo necesario)... Eso es mucho trabajo. 

Pero si la única opción restante es ser una víctima y ganarme miradas de lástima. Prefiero cargar escudo, basura, souvenirs y lo que venga. Subir una cuesta arriba, bien alta. 

Y en lo alto de la cima, dejar caer esa carga tan pesada. Lanzar la basura al vacío, en donde ya no se escuche ni su caída. Que desaparezca tan ligera como el viento, tan invisible pero a la vez perceptible.  

Pintar Amor en mi PielWhere stories live. Discover now