Pintar Amor en mi Piel

Salto al Vacío

Y estaba llenado ese vacío, una y otra vez.

Como desesperado, como manotazo de ahogado.

Como alguien a quien no le queda otro recurso, antes de caer, sin querer caer.

Era cubrir la entrada (cada vez mayor, grandísima, NOTABLE) a ese pequeño precipicio, o caer en el camino, en la nada.

Y la nada asusta.

Y la oscuridad asusta.

Y la ignorancia elegida no es arma suficiente, con su doble filo. 

Era llenar ese vacío, predicando un miedo a lo desconocido, que en realidad era miedo de saber más que lo que conocía inconscientemente.

Cuando en realidad, lo más razonable, era dejarme caer.

Tenía que bajar, de a poco, explorando paso a paso, 

Adentrarme en ese vacío para buscar, en el fondo, el problema,

Y solucionarlo desde adentro.

Sí, desde dentro de la fosa. Sí, desde dentro de la oscuridad. Sí, desde dentro de esa incógnita inexplorada, a la vez tan familiar.

No hay otra forma de solucionar (NO LLENAR) ese vacío,

Que no sea dejar de temer tocar el fondo,

Caer a él con todo el coraje y los pies temblando paso a paso.

Y en ese fondo, ensuciarse las manos.

Ensuciarse las manos hasta tocar el problema y arreglarlo (NO ARRANCARLO, pues no puedo fingir que nunca existió, mejor convertirlo, lleve el tiempo que lleve, en algo mejor) 

Tenía, tengo que, tocar ese fondo, con los pies en la tierra, y embarrarme las manos, para después ver cómo ese vacío se llena con luz propia, y se convierte en algo hermoso.