•|No me gustas|•

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Las luces de la ciudad comenzaron a iluminar la vereda por la que caminaba con tranquilidad, la nieve comenzaba a acumularse en el camino escuchando las risas de unos niños dirigió su vista a aquel lugar, sonriendo vio a los chiquillos armar un muñeco de nieve.

Una sonrisa se formó en sus labios y continúo con su andar, veía las tiendas departamentales llenas de gente que compraba sus regalos para la llegada de la navidad. Sus ojos se posaron en un suéter de color gris logrando borrar el gesto de su rostro.

Detuvo su andar cerrando sus ojos suspiro, porque con solo aquella prenda le traía un mal recuerdo—. »¿Por qué simplemente no puedo dejarlo en el pasado?, Todavía estás en mis pensamientos...»

“La hojas del frondoso árbol se movían al compás del aire, los meses lluviosos iniciaban y nadie estaba preparado para la lluvia que se avecinaba. Oyó murmullos de sus compañeros pidiendo un paraguas pero nadie traía uno consigo.

—¿Tu cara me dice que tú tampoco traes uno verdad? —la pregunta la hizo sonrojarse de la vergüenza, él tenía toda la razón pero ella no pensó que llovería, el sol se veía tan brillante y ahora estaba oculto por unas densas nubes negras.

—Lo siento no pensé que...

—Era obvio estamos en junio inician las temporadas lluviosas Hyuga, hmp —negó con reproche, la nombrada solo agachó su cabeza con pena—. Bien, te acompañaré a tu casa.

—No es n-necesario Sasuke-kun, me iré corriendo.

—Dije que te acompaño no seas tonta.

Un rubor se instalo en sus mejillas, adoraba a su amigo, era muy dulce a su manera pero le encantaba. Él fue su primer y único amigo en el instituto, deseaba que cuando se terminará, el siguiera con ella.

Caminaban apresurados pues las gotas pequeñas comenzaban a caer de mayor tamaño y en grandes cantidades, ambos iban mojándose de un lado, logrando llegar a su destino.

—Gracias —respondió agitada por el trayecto, despidiéndose lo vio marcharse con rapidez.

Entrando a su hogar escucho a Hanabi—. Olvidaste el paraguas.

—Pensé que no llovería —la vio negar y sabía lo que diría—. Ya se que es temporada de lluvias ya me lo hicieron saber —con una sonrisa y tenue rosa en sus mejillas se fue a su habitación.”

Estoy en casa —avisaba al entrar al pequeño departamento en el que vivía, escuchó las patitas de su único compañero—. Hola bebé ¿cómo estás?

—¡Es un desastre Hinata! —gritó su hermana con la ropa húmeda y pelos café en su cara y cabello.

—¡Oh vamos Hanabi! El es un perrito bueno verdad —el cachorro ladró en respuesta y movía la cola de felicidad—. Gracias por cuidarlo te debo una.

—Me debes un pastel de coco y un chocolate caliente así que andando muero de hambre —informó la castaña caminando a la sala dejándose caer en el mullido sillón de su hermana, encendió el televisor y oprimiendo los botones decidió un canal.

—De acuerdo, por cierto —hablaba mientras se colocaba un mandil y se sujetaba el cabello en una coleta—. ¿Cómo está papá? No he podido ir a verlo estamos en temporadas altas el restaurante está siempre lleno.

•Sasuhina•Where stories live. Discover now