— Tampoco entiendo que hago aquí, pero te confieso que me satisface saber que sueñas conmigo.

— ¿Crees qué estoy soñando contigo por voluntad propia? Bestia, jamás soñaría con un monstruo como tú.

Lo siento. Siento su mano en mi rostro, y un escalofrío invade mi cuerpo. Lo noto frío, aunque sus  la llena de sus dedos es suave o más bien, creo que no es su intención hacerme creer que va a hacerme daño, creo que lo único que quiere es atormentarme.

— ¿No deseas estar aquí? Despierta. —Doy un giro, abro los ojos y camino por la oscuridad, aunque el camino no avanza y yo tampoco. Él está creando una ilusión en mi cabeza, estoy segura que todo esto es manejado por él.

— ¿No quieres mirarme?

— La pregunta es absurda, conoces la respuesta.

— Si te giras, no verás el rostro de Walker. Tal vez te sorprendas cuando lo hagas ¿Puedes contenerte? ¿Puedes evitar girar la cabeza para conocer el rostro del monstruo al qué detestas? —Su pregunta me hace dudar. Es su objetivo. Desea que le vea y descubra a quien tengo tras de mí. — ¿A qué le tienes tanto miedo?

— Quiero saber porqué esta pasando esto.

— ¿Crees qué la verdad te sorprendería o te asustaría mucho más? —Trago saliva— La verdad consiguió aterrorizarme, y los dos sabemos que nada me asusta.

De nuevo lo noto cerca e incluso siento su respiración caliente en mi cuello. Miento si digo que no quiero ver qué es, qué clase de ser es, pero no estoy segura de hacerlo. En lo único que pienso es en Myke, en su fortaleza, en que su cordura depende de la mía; creo que me he vuelto loca.
Diana lo avisó, la anciana lo avisó; resucitar tiene consecuencias, porque para hacerlo se desafía a la muerte y eso es jugar con la oscuridad.

— ¿Sabes por qué regresé? —Preguntó con la voz tan baja que casi se convierte en un murmullo inaudible.

— No lo sé. —Responde— Tal vez eres especial.

— No lo soy.

— Eres un ancla. —Susurra— Si tú no estás, la oscuridad tiene el camino totalmente libre. Eres quien controla algo tan poderoso. Como tener una bomba entre tus manos, y saber que si mueves un solo dedo explotará. —Ríe— Eres especial.

— Cállate, tu único propósito es atormentar.

— Walker está tan destruido mentalmente, que depende de ti. —Dice utilizando un tono de burla. — Depende de tu frágil vida, de tu estabilidad e incluso de tu amor.

— ¿Sabes? Esa palabra te queda demasiado grande. Tú, que fuiste capaz de matar a quien decías amar, no mereces poder hablar de amor tan libremente.

De repente, aplaude y ríe.

— Si, la maté. El amor no existe para un demonio, es solo una ilusión causada por la humanidad.

— No es cierto.

— Cuando padre consiga que Walker pise el infierno, olvidará el amor que siente por ti y dejará de amarte.

— Es un error subestimar el amor de Myke, sobre todo cuando rechazó la propuesta de tu padre y eligió quedarse conmigo. Creo en él, jamás lo haría.

Agarra mi brazo, me gira bruscamente  y yo vuelvo a cerrar los ojos.

— Después de un discurso lleno de valentía, cierras los ojos porque temes verme ¿Quién te entiende? Quizás no temes ver al monstruo, temes no verme como tal.

Río.

— Solo podría verte como un monstruo.

— Como el monstruo que le arrancó el corazón a la inocente, frágil y hermosa Diana Marshall. El monstruo que asesinó a Belinda y después a Jack. El monstruo que disfruta atormentando al niño herido, y que desea matarlo. —Susurra con la voz demasiado ronca y oscura. Al parecer no desea darme motivos para que deje de odiarlo, al contrario, desea que lo haga mucho más.

EL JUEGO DE LA BESTIA. ® [02]    Where stories live. Discover now