EXTRA 4.

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MYKE WALKER

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MYKE WALKER.

15 de Abril a las 6:00 am.

Me tomo un café, sentado frente al televisor. Me cuesta dormir, a penas quedan tres días para que Yulima salga de cuentas. Quizás mi hijo tarde más en nacer, pero saber que pronto estará con nosotros me asusta, después de su nacimiento cualquier cosa puede pasar y no creo que la mayoría sean cosas buenas. Aun tengo pesadillas, es complicado dejar de tenerlas después de todo lo ocurrido, sueño con su nacimiento y todavía temo como se verán sus ojos. Ya estoy casi mentalizado, él será el demonio más poderoso del mundo y tratarán de matarlo. Su cabeza tendrá una enorme recompensa, pero eso no quiere decir que sea fácil cazarlo.

Todos estamos nerviosos, no sabemos muy bien como nacerá, ni cuando, solo que su madre tiene mucho antojo de dulces y cuando no los encuentra, llega a dar más miedo que cualquiera que intente hacerle daño para evitar el nacimiento de nuestro hijo.

— ¿Qué haces despierto? —Pregunta ella desde la puerta de nuestra habitación.

— No podía dormir.

— Amor, tu hijo aún no nace, deja las paranoias. —Rio. — Vamos a la cama, necesitas descansar.

— Ven. —Le ofrezco mi mano, ella quejándose se acerca y me la agarra dormilona.

Evita sentarse, pues le cuesta muchísimo levantarse después. Se mantiene frente a mí, pongo la cabeza en su enorme barriga y ella me acaricia el pelo. Parece que el bebé tampoco puede dormirse, no para de moverse y dar patadas, eso me hace sonreír. Dejo las manos sobre su barriga, levanto la cabeza y la miro dulce. Ella soporta el dolor bastante bien, porque quiere soportar todo lo que pueda para no tener que esperar demasiado por su nacimiento. No tengo queja, porque ella no suele hacer drama por el dolor, solo se pone de mal humor y no sé que es peor.

— Tampoco puede dormir. —Ella hace una mueca con los labios.

— Es igual de inquieto que tú.

— Quizás siente que su nacimiento será pronto.

— Claro que lo siente, en este momento esta encajado, apunto de salir. —Resopla— Tengo hambre.

— Oh, que novedad. —Digo con ironía, haciendo que ría. — ¿Quieres qué te prepare algo?

— ¿Chocolate caliente? —Pregunta haciéndome ojitos. No puedo decirle que no a nada de lo que me pide y muchísimo menos ahora, que se ve tan hermosa embarazada.

Me dirijo a la cocina, preparo todo para calentar el chocolate y ella me mira desde la puerta, sonriente, con las manos sobre la barriga y se muerde el labio. No puedo creer que nuestra vida haya cambiado tanto, que ahora estemos apunto de conocer a nuestro hijo, casados, más enamorados que nunca y sin demonios estropeándolo todo. No sé cuanto durará esto, solo sé que soy feliz.

EL JUEGO DE LA BESTIA. ® [02]    Where stories live. Discover now