trampa

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- ¿quien soy? - pregunto esa persona, que le tapo sus ojos.

- *esa voz* - pensó kikyo, tratando de adivinar la voz de aquella persona que le tapaba esos ojos - pues....

- adivina adivinador - se burlo la persona que le cubría los ojos a la payasita distraída. Soltando un suspiro cansado, contesto.

- miku, no es momento de hacer bromas - replico kikyo.

- jop - hizo un puchero - no eres divertida - se quejo poniendo sus manos en su cintura.

- el echo de que sea una payasa de circo, no significa que sea graciosa todo el tiempo - replico quitándose la mascara que cubría su rostro.

- eso ya lo se - contesto, caminando un poco, se sentó a lado de ella acompañándola.

- por lo menos, no olvidaste tu rostro, ¿verdad miku? - pregunto kikyo.

- pues si - contesto mirando el cielo.

Sin que ellas se dieran cuenta, una sombra paso detrás de ella, entrando a la carpa del circo. Con pasos sigilosos, se acerco a una soga, que era grande y gruesa, resistente como para soportar a una persona. Sacando un filoso cuchillo, corto la soga hasta solo dejar un hilo de resistencia, con una sonrisa en sus rostro, se fue de ahí para pasar de desapercibido.

Llegando la mañana, todos fueron al circo para seguir viendo las funciones, y actos de todos los que trabajaban ahí.

- kanna, kagura, ya tienen que salir - les informo la payasa de cabello negro, que tenia una mascara puesta para ocultar su rostro.

- ya estamos saliendo - contesto kagura recogiendo su cabello en un moño - ¿estas lista kanna? - pregunto.

- si - contesto la joven cirquista.

- pues vamos - con una sonrisa en su rostro, kagura alzo la carpa para entrar al show pero antes de entrar se detuvo en seco - hoy es el día de la cuerda floja ¿verdad? - pregunto mirando sobre su hombro.

- si - contesto.

- ¿a ti? o  ¿a la otra? - volvió a preguntar, ya que no sabia sus nombres.

- a ella - contesto. Kagura solo sonrió y se fue para a fuera a hacer su trabajo. Mientras que la payasa se preparaba para comunicarle a su compañera que ya mismo tenían que salir, no sin antes sentir que una afilada cuchilla se pasara rozando su mascara - *genial, mi día no puede empeorar* - pensó.

- no me decepciones querida - escucho una molesta voz detrás de ella.

- por puesto que no jefe - contesto sin voltearse.

- eso espero - y con eso se fue para otro lado.

- porque en vez de llamarle jefe, ¿no le dijiste araña venenosa? - pregunto su compañera que acababa de llegar.

- si digo eso me despedirá, y no podre encontrar trabajo por ningún lado, y tu mas que nadie lo sabe miku - contesto.

- si - contesto sin humor - hayy, aveces me entra ganas de arrancarle todos esos pelos que trae en la cabeza, porque en vez de cabeza tiene una calabaza, y en vez de cerebro tiene una nuez - se quejo teniendo sus maños echo puños.

- estoy de acuerdo contigo - contesto - hoy te toca la cuerda floja ¿verdad? - pregunto.

- si... y no estoy del todo contenta de hacer eso - contesto poniéndose su mascara en su rostro.

- bueno, si no quieres hacerlo, puedo yo ir en tu lugar miku - se ofreció sin saber que le iba a costara caro.

- ¿lo harías por mi? - pregunto la joven con un  brillo en sus ojos.

- si, ¿porque no?, ademas, se que le tienes miedo a las alturas, y no me gusta verte sufrir de esa manera - dijo kikyo.

- gracias, eres una gran compañera ¿sabes?, aun que aveces eres insoportable.

- no se si tomarlo como un insulto o como un alago - dijo en duda el comentario de su compañera - bueno, tendré que alistarme, ya mismo me toca - estirándose sus brazos para salir a la función.

- buena suerte - dijo caminando a otro lado.

- la tendré - contesto.

Ya todo estaba listo, la soga estaba en su punto, afirmada en los dos extremos, subiendo con su monosiclo y sus tres pelotas a la mano, se subió, empezó a pedalear, moviendo sus manos para hacer malabares con las tres pelotas, llegando casi a la mitad de la soga, toda la multitud miraba con atención, al igual que sesshomaru y aome que en su rostro, tenia una sonrisa de oreja a oreja, pero no se podía ver por su abanico que tapaba su sonrisa.

La cuerda se rompió.

Se escucharon los gritos de las personas.

Solo pudo ver el techo de la carpa del circo alejarse.

Y todo quedo en silencio.

Y todo quedo en silencio

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la payasita del circoWhere stories live. Discover now