Capítulo 26

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Se colocó las zapatillas, envolviendo su ropa de cama en una bata, y salió de la habitación, bajando las escaleras a toda velocidad

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Se colocó las zapatillas, envolviendo su ropa de cama en una bata, y salió de la habitación, bajando las escaleras a toda velocidad. La Sala Común se encontraba vacía, a excepción de algunos alumnos de último año, que le dieron una mirada curiosa al verlo tan pálido.

Scorpius, sin detenerse a pensar en quién podría estar viéndolo, pronunció la contraseña y observó al muro moverse, huyendo hacia las escaleras antes de que alguien pudiera detenerlo: una vez allí, se preguntó qué podría hacer. 

¿Dónde estaba Albus? 

Ir a la torre de Gryffindor no sería una opción, puesto que Albus debía de haberla dejado hace tiempo, teniendo en cuenta que no podían permanecer más de media hora en la Sala Común de otra casa, mucho menos dormir en ella. Pero él no podía verificar cada centímetro del castillo en su búsqueda, por mucho que quisiera. 

Si iba con McGonagall, sin embargo, y resultaba que Albus estaba con algún miembro de su familia, parecería que lo está acusando...

--¿Señor Malfoy?

El jefe de Slytherin, Cedric Midgen, le dirigió una mirada de franco escándalo por detrás de sus anteojos de montura negra, aparentemente sorprendido de que el problemático chico, últimamente de apariencia estudiosa y buena, estuviera fuera de la cama a tales horas.

--Profesor--este se apresuró a decir, agitado, intentando que se viera lo preocupado que se sentía--, necesito su ayuda. Albus iba a ver a su hermano hoy, por la tarde, y aun no vuelve...

--¿Cree que caeré en una de sus tontas bromas?

Scorpius se detuvo en seco, alzando las cejas con indignación. Albus podría estar en peligro, y este hombre...

--Disculpe, señor, pero no es una broma. Debemos de ir a buscar a McGonagall. Creo que algo malo está sucediendo.

--¡Ah! Y así despejar el despacho del director, ¿Verdad?--la mirada que Cedric le dirigió era de puro placer, claramente feliz de haber sido más inteligente--, ¿Eso es lo que quieres? Imagino que sería uno de tus mejores planes; portarte bien una semana, dar falsa sensación de seguridad a los profesores, y, luego, ¡Zas!

--No es cierto.

Scorpius no podía hablar, explicarle, porque sabía que no le creerían. Era el chico problemático que jamás hacía nada, por nadie, y, en parte, era su culpa el tener cierta reputación. Ahora, cuando realmente necesitaba ayuda, nadie se detendría a oírlo y comprobar si decía o no la verdad. Beverly tenía razón. Albus necesitaba a alguien mejor.

Pero, por el momento, Albus solo necesitaba a alguien. 

Scorpius divisó la escalera detrás del profesor, mordiéndose el labio. 

Bien.

--¡Señor Malfoy, vuelva aquí!--se oía escandalizado y, a su vez, furioso.

Agradecía enormemente que había una ley contra el utilizar hechizos contra alumnos. Scorpius continuó moviendo sus pies a toda velocidad, poniendo en su mente un único pensamiento; "No tropieces con el escalón, por favor, no ahora. No tropieces..."

Corrió a través de los pasillos, oyendo al profesor advertir al celador (su voz resonó entre las paredes y se extendió con un eco), mientras intentaba enfocar dónde se encontraba la oficina del director. Lejos. Debería de buscar otra opción, intentar...

--¿Scorpius?

El chico se detuvo en seco, parpadeando profusamente hacia Hugo Weasley, que era sostenido por la directora, de aspecto estupefacto.

--Directora--él dijo, sin perder el tiempo, acercándose a ella--, algo pasó con Albus. Se fue hace horas y no regresó, pero el profesor no me cree...

--Lo sabemos.

Se detuvo en seco. El profesor y el celador Filch, de aspecto sudoroso y enfadado, se detuvieron al pie de la escalera, ambos con idéntica satisfacción al ver que la directora lo atrapó. Sin embargo, viendo que esta no parecía regañar al chico, no hicieron mucho más que quedarse de brazos cruzados, como tontos. 

--Señora directora, este chico se encuentra haciendo alboroto--Filch advirtió, apuntando con un dedo tembloroso, de voz reseca y llana--, corriendo por los pasillos y gritando.

--Pues debería de tener permiso para estar fuera de la cama, señor Filch--ella contestó, con frialdad--. Este chico está preocupado por su compañero, que, en estos momentos, se encuentra en el hospital.

El corazón de Scorpius se detuvo. El aire se esfumó. No podía hacer más que mirar a McGonagall con las rodillas débiles.

"--La próxima vez que un alumno venga hacia ti con una preocupación, profesor, será mejor oír lo que tiene para decir y no ignorarlo. Si otra persona no se hubiera dado cuenta del señor Potter, podríamos haberlo encontrado gracias a él.

Cedric asintió, profundamente avergonzado, y la directora indicó a Scorpius que lo siguiera. 

"--Estábamos yendo a buscarte, en realidad, a pedido de James Potter--continuó, una vez que los dos hombres desaparecieron--. Él creyó que Albus te querría allí al despertar. 

Scorpius asintió vagamente. Si se movía, era porque el temor lo impulsaba a ver al chico, descubrir que se encontraba bien. 

--¿Qué...?--tomó aire, intentando ordenar sus pensamientos--, ¿Qué le pasó? ¿Está bien?

--Sí--Hugo suspiró, hablando por primera vez. Estudiaba a Scorpius, aparentemente sorprendido de verlo tan dolido, como si no hubiera creído, hasta aquel instante, que sus sentimientos eran reales;--, está bien. Vivo, al menos. Alguien lo atacó--el solo mencionarlo hizo que su piel se tornara verdosa--. El tío Harry está en camino.

--¿A qué te refieres con que alguien lo atacó?

Scorpius estaba horrorizado.

--Así es--McGonagall asintió, más seria de lo que ambos la habían visto jamás--, pero nos encargaremos de encontrar a los culpables luego, así como de que reciban lo merecido. Por el momento, lo único que preocupa es la salud del señor Potter.

No tenía que decirlo dos veces; tan pronto vio la entrada de la enfermería, al doblar la esquina, Scorpius entró a correr. 

 

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Moהotoהía (SCORBUS)Where stories live. Discover now