Monotonía

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--No volveré para Navidad--James dijo--, porque iré a la casa de Henna

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--No volveré para Navidad--James dijo--, porque iré a la casa de Henna. Ya sabes, la chica de quinto.

--¿Mamá te dejó? --Albus preguntó, aunque ya sabía la respuesta. Por supuesto que su madre lo había dejado, y, en parte, sabía que se debía a la ignorancia que venía acompañada con el "Soy Asexual", que James le había dado hace dos veranos. Albus había tenido múltiples charlas con su hermano e investigación en aquella red que los muggles llaman google, como para saber que los asexuales podían tener sexo. Su madre, por otro lado, aceptó que su hijo mayor no tendría jamás ningún contacto sexual, y Albus aún recuerda lo difícil que fue para James explicar por qué comenzó a salir con Henna, cuando no tenía ganas de, por decirlo de una manera, revolcarse.

Albus había puesto los ojos en blanco tan fuerte aquel día, que hasta parecía ser él quien se encontraba saliendo del armario.

Claro que, en algún punto, tuvo que recordarse que ese no era el motivo de su enfado con Ginny Weasley: Albus no podía contar con los pocos dedos de su mano como para decir cuántas veces ésta le negó ir a dormir a la casa de su mejor amiga, Beverly, debido al hecho de las cosas indebidas que podían hacer. Albus le recalcó muchas veces que eran solo eso, amigos, y que no la quería de manera distinta a como quería a su hermana menor, Lily. Su madre podía ser abierta en muchas cosas, pero aún parecía haberse quedado en la época medieval, en lo que respecta al sexo.

--Sí--contestó James, dirigiéndole una mirada a su hermano, como si fuera su culpa.

--Uh, bien, voy a extrañarte--admitió Albus, sonriéndole, aunque su mente comenzaba a maquinar las palabras que les enviaría a sus padres, para explicar que se quedaría en Hogwarts para pasar las navidades.

No es que no los quisiera ver, pero la casa no era lo mismo sin James, a pesar de la buena compañía de Lily; sin su hermano mayor con quien distraerse, llenarían a Albus con preguntas, de cómo le iba en tal clase, su capitanía en Quidditch, qué le dijo su directora cuando preguntó sobre si sería prefecto el año entrante; cosas que, aunque Albus estuviera acostumbrado, no quería hablar.

Había sido una verdadera decepción cuando, en su primer año, fue seleccionado para la casa de los magos oscuros, Slytherin. Albus aún recuerda cómo fue la primera vez que estuvo en su casa, después de eso (su tío Ron apenas podía mirarlo a los ojos), pero rápidamente se aseguró de no ser el raro de la familia, esforzándose el doble en todas las materias, sacando sonrisas brillantes a los profesores y siendo el mejor en el deporte favorito de su padre. Nadie parecía poder dejar de hablar sobre cómo era el mejor de todos. Ni siquiera James, quien parecía más que feliz de que su hermano finalmente haya encontrado un lugar en la familia.

Albus creía que estaba bien: generalmente, su familia era genial, tenía muchos primos y tíos con quienes compartir y sus hermanos eran lo mejor que él pudiera pedir. Sus padres tampoco estaban mal, algunos desacuerdos por aquí y allí, pero siempre buscaban la forma de entenderse. Sus amigos también eran buenos, demasiado preocupados por cosas superficiales a las que Albus no les daba importancia, pero siempre se podía mantener una conversación con ellos. Todos creían que él era genial, un tipo guay.

Moהotoהía (SCORBUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora