Albus Potter está cansado. Cualquiera que mirara desde afuera, fácilmente puede decir que lo tiene todo: dinero, padres famosos, buenos hermanos, las mejores notas de la clase y la capitanía del equipo de Quidditch. Pero las cosas no eran tan sencil...
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Albus, ocultando su diversión, no pudo evitar de recordar lo caótica que era su casa en Navidad, con Fred, James y Rose corriendo y discutiendo, él y Lily hablando por lo bajo, sus tíos riendo a todo volumen y su abuela, Molly regañando a cualquier que no tuviera modales.
La familia Malfoy parecía tranquila, lejos de todo ese caos: El señor Malfoy era un hombre delgado, con el perfil afilado y el cabello aún más rubio que el de su hijo. Se encontraba sentado al final de una larga mesa, elegante, con un mantel rojo brillante y velas en el centro. Draco no estaba solo, sino que una preciosa mujer pelirroja se sentaba junto a él, sonriendo. Albus sabía que ella no era la madre de Scorpius, pues había visto una foto en su habitación. No quiso preguntar, no allí, pero supuso que debía de ser la novia de Draco; Scorpius no parecía estar molesto con su presencia, sino que se acercó, amistoso, y la saludó con emoción, así como luego pasó a dar un beso a a señora junto a ella, que poseía el mismo cabello rubio y labios rojos que Draco.
--Hola--se inclinó hacía delante, ofreciendo la mano a la señora, que se veía mayor a Draco y su novia. La mujer pareció sorprendida, tomando su mano con los ojos abiertos--, soy Albus, Albus Potter.
--Un placer conocerte, Albus, Scorpius mandó muchas cartas sobre ti--el mencionado farfulló detrás de ella sobre "familiares traicioneros"--. Soy Narcissa Malfoy.
Albus asintió, habiendo esperado algo como eso, antes de ofrecer la mano a la mujer pelirroja. Esta la aceptó, encantada, y luego se apresuró a presentarse ante el señor Malfoy, que lo observaba con curiosidad.
--Albus se quedó en la edad media--Scorpius murmuró, una vez que el chico se hubo sentado. Su amigo le dio un codazo.
--Ofrecer la mano me parece una buena señal de educación--Narcissa replicó, y Albus guiñó un ojo hacia Scorpius, diciéndole, claramente, "¿Ves? Soy educado".
Laura ingresó al comedor con la varita en mano y una fila de platos flotando detrás de ella. Cada uno se fueron deteniendo a lo largo de la mesa. Eran distintas entradas, notó Albus, desde papas fritas hasta ensaladas. Draco agradeció a Laura, antes de que esta asintiera y saliera de la habitación.
--Entonces, Albus--Draco comenzó y Scorpius, junto a él, soltó un ruido lastimero, sabiendo que se venía un intenso interrogamiento. Albus sonrió--, Scorpius me contó que eres uno de los mejores estudiantes.
--Um, supongo que sí.
--Saga lag mejgoges notag--Scorpius murmuró, con la boca llena de comida. Trago bajo la mirada de su abuela--. Nos conocimos por que me da clases particulares.
--Ah--Draco exclamó, interesado. Miró a Albus con las cejas alzadas--, ¿Y cómo es mi hijo de alumno?
Albus miró de soslayo a su amigo, preguntándole silenciosamente si podía decir la verdad. Scorpius sonrió.
--Las primeras clases ni siquiera me hablaba.
Scorpius estalló en una risita, pero Draco lo miró con reprobación.
