Capítulo 21

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--No sé si podré hacer esto--Albus le admitió, en un bajo murmullo, mientras veía a Scorpius entregar sus pases firmados a Filch--

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--No sé si podré hacer esto--Albus le admitió, en un bajo murmullo, mientras veía a Scorpius entregar sus pases firmados a Filch--. Me gustan estos nuevos días, y también pasar la tarde contigo, pero ir a Hogsmeade cuando tenemos tanto por estudiar...

Era un eufemismo. Tenía muchísimas cosas por estudiar, puesto que cada una de sus asignaturas había decidido dar los exámenes en días cercanos, por lo que, en casi un mes, tendrían tres semanas de tortura que tolerar y Albus se había dejado estar demasiado. Su anterior yo, de hecho, habría comenzado con los repasos dos meses antes de la fecha, haciendo resúmenes, preguntándose qué temas irían y descartando los que no, así como haciendo miles de preguntas a sus profesores: tan solo unos días antes, McGonagall le preguntó si estaba bien, puesto que no se había acercado a preguntar convulsivamente ningún detalle del próximo examen.

Y Albus sí estaba bien, más que eso, debido a que esta semana había sido la mejor que pasó jamás en Hogwarts..., pero eso no quitaba el hecho de que estaba preocupado. Necesitaba estudiar urgentemente y Scorpius no estaba ayudando, siendo la distracción que era.

Claro que no era del todo su culpa. El chico probablemente ni siquiera sabía qué tan cautivante era y toda la culpa podría caer sobre el enamoramiento que Albus tenía sobre él; como ayer por la tarde, cuando Albus, en un desesperado intento de retomar la nota más alta, porque Rose Weasley estaba demasiado cerca, para su gusto, de alcanzarlo, se tiró boca abajo sobre el suelo de la habitación, rodeándose de libros y hojas para comenzar a trabajar.

Scorpius se sentó a su lado en silencio, lo que a cualquier otro podría parecerle extraño, pero que Albus relacionaba a su consideración. Él sabía lo importante que era el obtener buenas notas para él, a pesar de que le aseguró a Albus que no tocaría ningún libro o resumen hasta que faltarán días para los exámenes, y se obligó a poner todo su esfuerzo para no molestarlo, con bromas, comentarios o nada en absoluto.

El problema es que era un poco hermoso, y Albus no podía dejar de mirarlo.

Primero comenzó con los dulces. Albus adoraba las cosas dulces, así que, cuando el chico le trajo algo de la cocina luego de la cena, se encontró alternando en comer alguno de ellos, leer y murmurar por lo bajo distintos hechizos. Y Scorpius tomó de la pequeña montaña de aperitivos una paleta. Albus alzó la cabeza momentáneamente, ya que era extraño verlo comer dulces, pero no dijo nada.

Y luego tuvo que volver a alzar la cabeza.

Porque, maldita sea, de entre todas las cosas, ¿Tenía que escoger una paleta? Justo ahora, que Albus estaba con las hormonas más enloquecidas que de costumbre y su mente de adolescente retorcía todo.

Iba a ignorarlo. Él no era un hombre débil.

Pero la lengua de Scorpius se movía de tal manera...no. Aunque bien podría estar en su boca, puesto que Albus aún no había tenido un descanso y su cuerpo le pedía, exigía que...

Moהotoהía (SCORBUS)Where stories live. Discover now