15- el cerezo que se marchitó parte 2

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— Si tan sólo no hubiera cometido tantos errores, hoy tendrías una mejor abuela, y tu madre no tendría que haber pasado por todo esto, aún me cuesta admitir mis errores, incluso después de tantos años— comenzó su abuela, el viento movió aquellos cabellos blancos contra el rostro semi arrugado de la Haruno mayor, la falta de vitalidad en sus ojos le hacía pensar en el sufrimiento que aquella mujer llevaba dentro. — El declive de tu madre comenzó desde muy temprana edad debido a nuestras influencias, nuestra familia nunca tuvo un gran renombre o una habilidad especial por la que valiera la pena ser reconocidos, queríamos tanto ser parte de los fuertes y famosos clanes de Konoha, como lo eran los  Hyuga, Uchiha, Nara, o Yamanaka, creímos que lo importante era empezar a tomar esa actitud... tal vez fuimos demasiado entusiastas al respecto, deseábamos tanto aquella fama que no nos dimos cuenta del espiral a donde enviamos a nuestra hija, siempre buscando aprobación, dejó de lado lo que ella quería, para buscar lo que sabía les agradaría a los demás, fama, fortuna, nuestros errores criaron a una niña desesperada por reconocimiento, cuando tu madre se enamoró de tu padre, estabamos tan contentos de saber que habían sido seleccionados para formar equipo, nuestros problemas parecían tener una solución, todo lo que habíamos estado buscando, en frente de nuestras narices, y alenté a mi hija a hacer todo lo posible por conquistar a Sasuke, al costo que fuese—

—¿Qué pensaba papá al respecto?— Preguntó la azabache, su mirada clavada en la tierra debajo de sus pies.

—No lo sé...  tu padre nunca se interesó en tu madre, no de esa manera al menos, tu madre siempre llegaría a casa con alguna queja sobre como el séptimo Hokage acaparaba a Sasuke— Sarada se mordió el interior de la mejilla. 

—Ella era una niña, los niños hacen cosas tontas cuando son jóvenes e impresionables— Murmuró la Uchiha.— ¿Qué pasó?¿Cómo llegaron las cosas hasta este punto?— Su abuela suspiró.

— No debo ser yo quién te cuente ésto ya que lo tenemos prohibido, sólo diré que tú padre tomó un rumbo diferente al igual que el séptimo, tu madre se quedó sola en la aldea y empezó a estudiar ninjutsu médico, muchas veces llegó golpeada o con manchas de sangre luego de sus entrenamientos con Tsunade-Sama, pero dijo que al final todo valdría la pena, era demasiado tarde para cambiar ahora, Sakura escogió el camino que trazamos para ella incluso cuando nosotros quisimos detenernos... tu madre siempre sintió celos de Naruto, y creímos que eran irracionales, pero... — Se calló, apretando sus labios cerrados, siempre había sido fanática de los chismes, pero no le quedaba mucho tiempo, incluso ella podía saberlo.

—Quiero saber porqué les prohibió verme, porqué ella no conserva su apellido, quiero saber dónde está mi abuelo— 

— Nosotros... no fuimos las mejores personas en el pasado, nuestras esperanzas fueron vaciadas en nuestra hija y ella corrió tan lejos como pudo de nosotros— Exclamó Mebuki.— Tu madre odia su apellido, un nombre sin gloria al que nosotros desmeritamos tanto, incapaz de ver lo bello en ella misma, o su propia fuerza, siempre buscó más en los demás, todo lo que sentía que le faltaba y desechando lo que creía no necesitaba, y un día tu padre la buscó, pidiendole ir con él en su viaje... yo sabía que estaba mal, que lo que Sakura sentía, si es que alguna vez fue amor, ya no lo era, pero... pero estabamos tan cerca de nuestros sueños... ella jamás volvió a casa, un año después nos enteramos que habías nacido y que tú padre se había esfumado, fuimos al hospital a buscarla pero ella se rehusó a recibirnos..— nuevas lágrimas empezaron a brotar de los ojos de Mebuki y su voz se quebró. Ahora era una Uchiha, y no tenía ninguna relación con nosotros, dijo que no la buscáramos más, nos prohibió acércanos a ti; después de eso decidimos mudarnos, esperando tal vez a que ella pudiera perdonarnos, queríamos a nuestra hija de vuelta... gracias a Kakashi nos enteramos que se volvió jefa del hospital de Konoha, estábamos tan felices por ella, y eso nos cegó, volvimos a la aldea pero fue inútil, el personal no nos dejó verla ni siquiera cuando la vimos de reojo, se veía tan hermosa, su cabello había vuelto a ser largo y vestía con orgullo su uniforme...— por un momento la felicidad brilló en los ojos de su abuela, Mebuki estiró su mano al cielo como si estuviera esperando a tocar algo, quizás el recuerdo de su hija. —Nosotros provocamos todo esto, nos merecíamos lo que nos pasó—

—¿Hace cuánto pasó eso exactamente?—

—Tal vez hace cinco años, el corazón de tu abuelo no soportó más el dolor y terminó por acabar con su vida, yo pensaba seguirlo pero... Realmente quería conocerte— finalizó su abuela mirando la con una sonrisa y el corazón de Sarada se rompió.— A pesar de todos mis errores, aún sabiendo que no merezco un perdón, por favor, no me olvides— 

Pudo haber tenido una familia grande en primer lugar, abuelos que la mimaran, jugaran con ella, le contaran cuentos, sin tan sólo la gente hablara, si dejaran de huir, de fingir.

¿Por qué los adultos siempre eran unos idiotas?

 Lloró de tristeza, pero también por decepción, la impotencia y la rabia; estaba enojada, dolida, pero sobre todo finalmente se estaba liberando de una carga que siempre había pesado en su interior.

— Tú no tienes la culpa de nada, tu madre te ama, yo te amo y estoy segura que tu abuelo también lo hace desde un mejor lugar— exclamó Mebuki y la paz finalmente llegó a su ser.— si de algo nos arrepentimos es dejar que nuestros errores los alcanzaran a ustedes—

"— Querido, finalmente podré ir contigo, he cumplido nuestro deseo—"


ECLIPSEWhere stories live. Discover now