29- Como debió haber sido

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Naruto se levantó sintiéndose renovado, se estiró provocando que algunos de sus huesos crujieran, demonios, se estaba volviendo viejo.

El olor de algo cocinandose llamó su atención por lo que se dirigió a la cocina, al entrar se sorprendió por la escena, recargando su cuerpo en la puerta mientras veía al amor de su vida cocinar en ropa interior.

— ¿Disfrutando de la vista?— preguntó Sasuke sin mirarlo, aún así sintió que sonreía, Naruto río y se acercó a él dándole un beso en la mejilla, el azabache había sujetado su pelo en un coleta.

Sasuke era guapo, pero verlo así era simplemente fascinante.

— ¿Te quedarás babeando ahí o llevarás tu trasero a la mesa? Los huevos están listos— Naruto como el malpensado que es desde su corta edad y gracias a ero-senin se sonrojó mientras evitaba soltar una carcajada.

— seguro, teme, aunque creo que ayer comí demasiado de ellos— fallando miserablemente en su intento cuando se dobló de risa a causa de su propia broma enfermiza, Sasuke resopló, aguantando las ganas de golpearlo con el sartén y empujarlo sobre la mesa.

Esperó a que su novio terminara de reír para comenzar a comer, sonrió discretamente cuando el Uzumaki chilló al sentarse en su silla.

Orgullo Uchiha, los más grandes de Konoha.

Se permitió imaginar un escenario donde él y Naruto vivían juntos, si acaso ese sería la forma de compartir un hogar, con él haciendo la comida ya que Naruto definitivamente quemaría el agua y a su dobe favorito poniendo la mesa mientras hacía chistes tontos o hablando sobre cualquier cosa.

— ¿En qué piensas, Sasuke?— cuestionó curioso luego de un rato en silencio.

— en ti— respondió sin más, el rubio se quedó sin palabras sintiendo sus orejas hervir.

— y-ya veo— balbuceó.

— ¿sabes algo? Es genial estar así, de esta manera, tu y yo— empezó a decir Sasuke, se sentía extrañamente emotivo el día de hoy y Naruto lo notó.

— lo mismo pienso, aún no puedo creer que después de tantos años hayamos terminado así—

El ambiente se lleno de un aire familiar y amoroso, finalmente un tiempo para pasarlo juntos como pareja, un tiempo a solas que llevaban posponiendo desde hace semanas.

— sí, sí, es muy dulce estar todos juntos— interrumpió Kurama empalagado de tanto amor.

— así es, una bella pareja y su perro, todo juntos— comentó sarcásticamente el azabache.

—¡¿Cómo te atreves a llamarme perro, maldito tuerto de ojos disparejos?!— bramó colérico.

— si no quieres ser llamado perro, saco de pulgas, deja de meterte en donde no te llaman— reclamó.

— ¡Oh claro! muy independiente ahora pero vendrás llorando a mí por mi chakra, ¡¿Y qué crees? No te lo daré!—

tengo mi propio chakra, muchas gracias, ahora pierdete, bola de pelos—

—¡Naruto, ¿Vas a dejar que me hable así!—

¡Oh no, rata sarnosa, no vas a ir como perrito faldero a pedirle protección a Naruto!—

Mientras tanto Naruto suspiró dentro del recinto de Kurama mientras la bestia con cola tenía el control de su cuerpo, podía escuchar los gritos de ambos mientras se lanzaban repetidos insultos, la mesa fue golpeada un par de veces y Naruto dudaba que su tocino estuviera intacto en su plato a estas alturas.

Era una fortuna que Kurama no tuviera cuerpo propio, lo último que necesitaba era un loco con armadura morada y un zorro gigante cascarrabias destruyendo media aldea en sus discusiones aleatorias.

— por el primero, pelean igual que un viejo matrimonio — murmuró a lo que ambos le gritaron que se callara, volvió a suspirar mientras se recostaba en el suelo, esto iba a tardar un poco.







Luego de un aproximado de tres horas discutiendo, Naruto eventualmente terminó durmiéndose, los otros dos se cansaron de gritarse y se dispusieron a jugar una partida de cartas mientras el rubio despertaba, resultó ser que a Kurama le entretenían aquellos juegos, incluso si no era hábil terminó apostando varios cientos de yenes contra Sasuke, que la mayoría perdió, pero después de todo estaba usando la billetera de Naruto.

Ese repulsivo sapo panzón merecía bajar de peso, ¿Y que mejor manera de hacerlo que apostando su salario mensual?



Después de unas sesiones de juego más Kurama finalmente volvió a su recinto y Naruto pudo estirar sus piernas de nuevo.

—No has tenido tiempo de limpiar, ¿Cierto?— exclamó Sasuke mientras veía el desorden que era la casa del rubio.

Naruto simplemente se encogió de hombros.
— ya sabes, papeleo, secuestros, intentos de homicidio, no me dió tiempo de limpiar—

Ambos empezaron por poner orden a la vivienda Uzumaki como una forma de distracción, después de todo, ni  Naruto ni él estaban capacitados físicamente para volver a sus labores.

El rubio barría la sala con un ligero tarareo mientras Sasuke lavaba los platos, ambos sólo vestían unos pantalones de pijama y camisas básicas que les permitió hacer todo más cómodo.

El día pasó con tranquilidad para el par de héroes mientras hacían las labores domésticas, pasaban tanto tiempo en sus trabajos que tendían a olvidar las acciones cotidianas que la gente solía hacer, por lo que redescubrir aquello fue una experiencia muy agradable para ambos.

Finalmente ambos se arrojaron al sofá  luego de una limpieza exahustiva, el Uzumaki encendió la televisión mientras acomodaba su cabeza en las piernas del azabache, este por su parte acarició los mechones rubios de su cabeza mirando lo que ofrecían los distintos canales.

Definitivamente se podría acostumbrar a esta rutina.




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Hey! Siento haber tardado tanto en actualizar jaja, quise escribir algo de cotidianidad y situaciones hogareñas pero no soy muy buena en eso, son las 4 de la mañana en México y mi cabeza está por estallar jajaja pero al menos terminé el capítulo, el siguiente ya lo tenía prácticamente escrito pues lo hice en un momento de inspiración hace varios meses por lo que es probable que sea publicado mañana, la ortografía también será revisada mañana.

Por ahora necesito dormir.

Bye, bye!
-Merlin.

Pd: amo escribir a Sasuke y a Kurama peleando.

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