Capítulo 11: Ground Zero.

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Sus ojos castaños la veían fijamente desde el reflejo, sentía que su propia mirada reflejaba lastima y burla. Tomo entre sus manos un poco de agua para después echársela al rostro, sintiendo el frescor en los ojos y su rostro caliente de la vergüenza y de haber llorado. Aún pensaba en si aquella excusa de la alergia había sido suficiente para el rubio, que, aunque estuviera enfermo o loco estaba segura de que no dejaba de ser astuto y perspicaz.

Respiro profundamente para después salir del cuarto de baño con una sonrisa como las que siempre adornaban su rostro.

En la mesa del comedor la esperaba un plato con un delicioso pan francés bañado en maple y coronado con unas fresas frescas, su estómago rugió de hambre al imaginar aquel dulzor en su boca. Se acercó a la silla y tomó asiento, viendo la espalda del rubio que seguía concentrado en la cocina, tomó un tenedor y comenzó a cortar una pequeña porción para después llevarla a la su boca. El sabor de la mantequilla y maple inundó sus papilas gustativas, pero un estruendo la hizo echar un brinco en su asiento.

- ¡Mierda, no puedo, Ochako! – Gritó azotando un globo para batir y derramando la mezcla por la barra y el piso. Uraraka sentía los latidos de su corazón en su garganta, pero tomó valor del fondo de su alma y le habló.

- ¿Qué es lo que ocurre, Bakugou? – Preguntó en el tono más casual que pudo salir de su garganta.

El rubio recargó sus codos en la barra, con la cabeza baja y enterrando las yemas de sus dedos entre su mata de cabello, mostrando claros signos de ansiedad.

- Están en todas partes Ochako, no puedo dejar que hagas algo tan asqueroso como comerlos. – Respondió con una voz ansiosa y con un tinte de desesperación. Uraraka nunca había imaginado asociar esas emociones con él, pero a pesar de eso sabía a lo que se refería. Era el delirio que más le agobiaba.

La castaña estaba por hablar cuando Katsuki se levantó de golpe y camino al comedor para tomar el plato de Uraraka y tirarlo al bote de basura, rompiendo el plato con el impacto al lanzarlo.

Sus palabras no salieron, se quedaron atascadas en alguna parte de su pecho, al ver esa mirada de nuevo, esa mirada desquiciada, con miedo.

Katsuki se acercó al lavabo de la cocina abriendo el grifo con la presión máxima y tallando sus brazos con agua, mojando las mangas de su camiseta, sus manos ansiosas siguieron en su cuello y rostro, en este punto Uraraka estaba congelada en la silla del comedor, viendo la escena completamente quieta. No tenía idea de cómo lidiar con todo eso.

- ¡Nunca se van, Ochako! ¡Estas mierdas me tienen harto! – Decía mientras frenético, tallaba su piel.

La piel del rubio comenzaba a verse roja y la cara de Bakugou ya era de desesperación. Uraraka se levantó del comedor y se acercó a él, pero manteniendo una distancia prudente. Planificando mentalmente. Sus ojos brillaban, eran lágrimas y lo sabia.

Las manos de la castaña se movieron solas, casi con necesidad, tomándolo de los hombros por la parte de atrás y le hablo con una voz calma.

- Vamos a la regadera, se irán. – Bakugou la miro a los ojos, ella hizo lo mismo.

Y le dolió. Le dolió el alma, por primera vez sentía una conexión tan intima, pero que había nacido de una forma tan dolorosa, que quería que no existiera, pero ahí estaba y se quedaría.

Su mirada le confirmaba todo aquello. Su mirada le decía que lo que más temía existía y que ese dolor era el inicio de un sinuoso camino sin final feliz. Una comprensión dolorosa. Una conexión.

Aun con las manos aferrándose a él, lo encamino por la casa a paso lento hasta el baño. No quería hacer ninguna clase de movimiento brusco por temor a alterarlo más.

Almost dead. KACCHAKO FF Ochako x KatsukiWhere stories live. Discover now