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Narra _______ :

Observo a mi mamá entrar y me dejo llevar por la desesperación, poniéndome de pie y de inmediato le comienzo a lanzar pregunta tras pregunta que prácticamente son inintelegibles

Estoy por volverme loca debido a la desesperación que estoy sintiendo en este momento, que mi papá tiene que tomarme del brazo para que tranquilice.

—_______, por favor, tienes que recobrar la compostura —me dice mi padre apartándome de mi madre quien también está llorando —No podremos hacer nada si no tratas de calmarte un poco.

—¡No puedo calmarme sabiendo que mi hijo está con quién sabe quién y en dónde! —respondo sintiéndome impotente —Es algo que no me deja en paz y necesito que lo encuentres papá.

—Por esa misma razón deja que tu madre dé la declaración.

—Te juro que traté de detenerla —me dice ella y un oficial me toma del brazo.

—Dale todos los detalles de lo que pasó a Ana, así sean los más pequeños. —le indica mi papá —Hora, calles, rasgos de la persona, la ropa del niño, lo que traía con él, todo.

Mi madre comienza a hablar y el oficial me saca de la oficina por mandato de mi padre.

Una vez fuera me dejo caer en una de las sillas del pasillo mientras trato de respirar y me sobresalto cuando mi celular suena.

Lloro aún más al ver el nombre de Zabdiel en la pantalla, así que sin importarme que me escuche así, contesto.

Tengo que decirle también.

—Estoy saliendo de la empresa, pasaré por tu apartamento para ir a comer con Thomas.

Un sollozo involuntario se escapa de mi boca y sin saber cómo decirle o que palabras utilizar porque mi cerebro está en blanco; él vuelve a hablar.

—¿Qué tienes ______? —pregunta con preocupación y trato de hablar pero la voz no me sale. —Me estas asustando, ¿qué está pasando?.

—E-es Thomas —logro decir.

—¿Q-qué pasó con él?, ¿qué pasó con mi hijo?.

—Se lo lle-llevaron, Zabdiel.

Vuelvo a quebrarme y un silencio corto pero impaciente, inunda la llamada;  vuelvo a sobresaltarme cuando escucho el claxon de un auto por la línea.

—Zabdiel...

—¿Dónde estás ahora mismo?.

—En la estación.

—Iré para allá.

La llamada se corta y yo dejo mi celular en la silla de mi costado para cubrir mi rostro y dedicarme a llorar.

—Que no le pasé nada mi hijo, por favor —digo —Que no le suceda nada.

[...]

Hacia dos horas y media que Zabdiel llegó; hacia dos horas y media que mi padre puso a todos los oficiales a trabajar; hacia dos horas y media que la angustia y la preocupación no han dejado de carcomerme por completo.

Me siento pérdida mientras mantengo mi mirada en el piso. No me he movido de aquí desde que colgué la llamada con Zabdiel, ni cual él llegó y tampoco tengo ganas de hacerlo.

No quiero irme de aquí.

Escucho que madre le menciona algo a Zabdiel, lo cual ni siquiera entiendo porque ha sido muy bajo, pero él no tarda en acercarse  y agacharse frente a mi.

|| ¿Tú Otra Vez? || Zabdiel De Jesús y Tú || TERMINADA ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora