Capítulo 11 The pumpkin King

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Desde la llegada, Dy, no quería salir de la casa, ni siquiera en compañía de Bendy, prefería quedarse estancado en el sofá de la sala mirando televisión o leyendo algún libro. Henry y Susi estaban muy preocupados, querían ayudarlo, pero él no lo permitía, Henry, juraba, sin importar cuantas veces Dy lo negaba, que estaba deprimido.

-No me gusta verlo así, bombón – Susi suspiraba.

-Lo sé, Linda – respondía Henry y mientras miraba a Dy desde la cocina -Pero no sé qué hacer.

-Necesita salir a algún lugar donde se sienta cómodo- entonces, Susi se puso pensativa y una chispa de ingenio brilló en sus ojos- y si...

Henry empezó a sentir suspenso por la prolongación de la frase, algo desesperado preguntó: -¿Qué, Susi?

-¿ y si le dibujas un rostro?

-¡Pero, querida!- Henry se estremeció- sería como meterme a la jaula del león. No debería molestarlo.

-No le hagan caso a mi hermano- Bendy se metió en la conversación. Estaba sentado en la cocina desayunando chocolate caliente con galletas. – mie hermano- continuó el pequeñín- se complica la vida por que quiere, pero le gusta hacerse la vistima.

Henry río: - víctima, Bendy.

-También eso.

-Hijo ¿Por qué dijiste que se complica la vida?- lo interrogó Henry.

-Por nada- respondió tranquilamente, pero con una sonrisa de complicidad en sus labios, como la de alguien que guarda un secreto para sí. Luego, dio un largo sorbo a su taza hasta llegar al azúcar- mami ¿me das otra taza de chocolate? Por favor.- Susi le llenó nuevamente su taza, mientras, Henry, pensativo, no dejaba de dar vueltas sobre el asunto de Dy, luego de unos breves instantes Henry propuso que hicieran un viaje familiar.

-Es muy pronto para eso, querido- contestó Susi.- Henry comprendió que tenía razón y entonces, Susi propuso otra cosa- ¿Y si le presentamos a Jack?

Henry se quedó boquiabierto, asombrado por la idea de su mujer.

-¿Alguna vez te he dicho que eres fabulosa?- Henry se aproximó a su mujer y la estrechó entre sus brazos.

-Me lo dices a diario, cariño.

-Sabes- dijo Henry- en teoría, eso es una solución, pero aún tenemos otro problema.

Aunque las peleas verdaderas terminaron desde que salieron del estudio, muchos seguían teniendo luchas internas, entre ellos, Boris y Angel. El lobo, no podía perdonar al ángel por todo lo que hizo y menos aún por haber experimentado con el cuerpo de Bob. Así que la evitaba, no quería verla, ni en foto. Evitaba su contacto a toda costa y si surgía una conversación, Boris, respondía con un tono de voz desagradable que frustraba los intentos del ángel por entablar una charla con él.

Mientras, Angel, sufría en silencio. No se excusaba de nada, sabía lo que hizo y también, que no estaba bien. Pensaba que el rechazo de Boris era su castigo bien merecido por sus acciones. Y, mientras él no la perdona, ella tampoco se perdonará a sí misma.

Henry y Susi retornaron a su conversación, tras aquel breve momento de introspección. Henry, también quería ayudarlos a ellos, quería que su relación mejore, pero Susi dijo que no, que es algo que resolverán por su cuenta a su debido tiempo. No había que interferir. Henry seguía dudando, preguntó a su mujer si estaba segura.

-¿Alguna vez me he equivocado?- respondió Susi con seguridad.

-Cierto- sonrío Henry, volvió a abrazar a su esposa para luego retirarse de la cocina- Voy a hacer unas llamadas.

-Yo prepararé una cena deliciosa- dijo Susi con alegría.

****

Conforme avanzaron las horas, la tarde se hizo presente. En la cocina, la mesa estaba servida de manera exquisita, con una cena humeante y lista para ser servida.

-¿Por qué hay dos platos extras?- preguntó Dy, al acercarse a Susi, quien repartía los cubiertos para completar la composición de la cena.

-Tenemos visitas, cariño.- Boris, quién con su super olfato, pudo oler la comida desde el patio, se aproximó hipnotizado hasta la mesa, en eso, el timbre sonó, tanto Dy como Boris voltearon alertas a la puerta, curiosos por conocer a los visitantes.

Henry fue a abrir, las voces se hicieron escuchar y Henry, amablemente los invitó a pasar.

-Siempre es un gusto venir, señor Stein- El invitado respondió, que no era cualquier persona, era nada más y nada menos que el rey calabaza, Jack Skellington y junto a él, su novia Sally. Ambos vestían elegantemente.

Hace tiempo, cuando Henry, se retiró de Sillyvision, consiguió trabajo en otra casa productora como supervisor de animación. Aunque Bendy, fue su única creación, se ganó un lugar en la animación y muchos personajes y toons, lo conocían y lo estimaban, entre ellos, Jack.

Al ver que los invitados eran tan joviales y simpáticos, Dy, suspiró y con fastidió torció sus ojos. Intentó retirarse hasta su cuarto, pero Susi lo detuvo, lo agarró de uno de los cuernos y susurró en donde (supuestamente) debería estar su oído: "Me tardé mucho haciendo la cena como para que te vayas de amargado hasta tu cuarto. Te quedas aquí hasta que termines desde la entrada hasta el postre y nada de aspirar la comida como lo hace Boris" Susi lo soltó y Dy, se sentó a regañadientes.

-Señora Stein, tan encantadora como siempre- Jack se inclinó y besó la mano de Susi, como todo un caballero. -es un placer volverla a ver.

-Siempre tan amable, Jack- dijo Susi.

-Gracias por invitarnos a cenar, señora Stein- dijo Sally, con tierna voz y abrazó a Susi y ella le devolvió el abrazo.

Susi agradeció la amabilidad de los invitados y los invitó a comenzar la cena. Henry, los detuvo un instante, Alice, Angel y Bendy, venían hasta la mesa y quiso presentar a su familia con sus amigos. Pero en cuanto, iba a decir sus nombres Jack habló.

-Perdón si interrumpo señor, Stein, pero me parece extraordinario conocer a los nuevos miembros de su familia.

Todos quedaron encantados con la amabilidad de Jack, que hacía que se sintieran cómodos, Dy por su parte, le fastidiaba tanta actitud condescendiente, lo más seguro porque él no es así. El primero en presentarse fue Boris, estrechó fuertemente la mano de Jack y Jack presentó a su novia Sally, luego Alice se acercó se presentó y a su hermana Angel, al poco rato, ellas dos estaba conversando con Sally, la conexión fue instantánea y se sentaron las tres juntas. En eso, el pequeño Bendy, tan emocionado por ver caras nuevas, brincaba para llamar la atención de Jack para presentarse, luego se acercó hasta la silla donde refunfuñaba Dy y Bendy, quiso presentarlo a los invitados, pero sacudió tanto la silla que provocó que Dy cayera al suelo y que de puro coraje se levantara de un brinco y se paró erguido.

-¡Wow!- se sorprendió Jack al ver tan alto a Dy- En increíble, pocas veces veo a alguien más alto que yo.

-¿Conoces a más?- preguntó Dy con un tono calmado, estaba bajando la guardia, estaba comenzando a relajarse. Jack respondió afirmativamente, y sin que se diera cuenta, Dy, estaba sentado en la mesa, con una leve sonrisa y comiendo tranquilo junto a su familia. Todo estaba fluyendo en armonía, parecía un cuadro perfecto para pintar, uno que sirviera de recordatorio para el cálido momento vivido en aquella ocasión, donde los nuevos miembros de la familia Stein, comenzaron a sentirse parte de un nuevo mundo.

La noción del tiempo se perdió por unos instantes, cuando menos lo descubrieron, la familia estaba riendo a carcajadas, Henry miraba en su derredor, viendo los rostros felices de su gente, por un lado, los ángeles charlando quien sabe Dios sobre qué, pues hablaban tan rápido que no podía entender con claridad, mientras en el otro, Boris contaba anécdotas a Jack al igual que hacía tonterías que producían más risas. Podía ver que Dy estaba relajado, lo que consiguió calmar las ansias de Henry, pero notó algo fuera de lo esperado, en uno de los ataques de risa de aquellos amigos, Dy pasó su mano por su rostro, y barrió por unos instantes la tinta que lo cubría, para luego ser cubierto nuevamente por la tinta que volvía a resbalar por su cabeza. Entonces, Henry lo entendió, bajo toda esa espesa negrura de tinta y pesadez melancólica, Dy escondía su rostro, lo que no podía explicar era el porqué.

The Holly TrioWhere stories live. Discover now