Capítulo veintiséis

836 60 59
                                    

Era lunes, y después de unos largos días, estaba lista para volver a la universidad. Cuanto más rápido pasarán los días, más pronto terminaría.

Estacione mi auto en la universidad, bajando de él rápidamente. Colgué mi cartera en mi hombro, y tomé dos libros entre mis brazos, caminando con tranquilidad hasta mi salón de clases.

Casi automáticamente mi vista voló hasta el rincón donde solía esperarme Jazmín cada día, lo cuál había dejado de pasar hacía algunos días.

Mi amiga había cambiado, y eso era innegable. Sin embargo, en absoluto juzgaba sus acciones. Ella se había enamorada realmente por primera vez, y podía entenderlo.

Podía entender su cambio conmigo, y el haber salido en una misma cita con mi ex novio, y una chica.

De alguna manera quería despejar mi mente de cualquier pensamiento negativo, y entre ellos, sorprendentemente entraba Jazmín.

Abrí mi casillero para guardar uno de los libros que traía, encontrando dentro de él, una rosa. Sorprendida, la tomé entre mis manos.

—Una rosa, para otra rosa.

Sonreí al escuchar ese comentario tan cursi, a mis espaldas.

—Yo no soy una rosa.—Murmure.—De serlo, ya no tendría pétalos.

Me giré entorno a él.

—Dudo que tú puedas quedarte sin pétalos.

Sonreí, acercando la rosa a la altura de mis labios.

—Yo no lo dudo.

Travis se acercó hasta a mí, con una sonrisa divertida plasmada en su rostro.

—¿Eso que huelo por ahí es tristeza?

Giré los ojos de malas maneras, girando mi cuerpo hacía mi casillero, el cuál estaba cerrando con la rosa dentro, mientras escuchaba a él chico tras de mí.

—Eso que hueles es tras noches por exámenes.

—La verdad, lo dudo bastante.

—No me conoces lo suficiente como para saber si te miento, así que creo que deberías creerme.

Él me giró lentamente, dedicándome una serena mirada, llena de seriedad.

—Tienes razón.—Me concedió.—Solo me preocupa el hecho que te rompas en pedazos, por mantener a otros completos.

Lo observé a los ojos, un poco acojonada por su comentario.

—¿Y porque crees que yo haría algo así?

Travis se encogió de hombros.

—La chica del bar, era tu amiga.—Murmuró.—Estaba con ellos, incluido Dylan, tu ex novio. Supongo que eso te lastimó, ¿o me equivocó?

Sorprendida, me crucé de brazos a la defensiva.

—¿Y como sabes tú eso?

—Soy un poco observador.—Confeso, para luego rápidamente agregar; Aunque no hace falta serlo, solo con ver tu mirada hacía ella, dejaba todo en claro.

Lo observé con los ojos entre cerrados, desconfiando de sus palabras.

—No me puedo creer que hayas atinado a la primera. Dime la verdad.

Travis sonrió con gracia, defendiéndose al instante.

—Tu le dedicaste una mirada llena de dolor. ¿Porqué alguien observaría con dolor a una chica en un bar? Si ella no era quién estaba de pareja con tu ex, solo quedaba una posibilidad; Era tu amiga.

Alma gemela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora