Capítulo veintitrés

871 68 32
                                    

Mi primer instinto fue correr.

Correr por mí, y por mi vida. Ya para estos momentos, temía de todo lo que pudiera hacerme el cerdo que tenía frente.

Comenzando a correr lo más rápido que mis piernas me permitían, me giré en torno a mi habitación. Entré en ella, girando rápidamente para cerrar la puerta con pestillo, pero me fue imposible, porque algo no me permitía cerrarla por completo.

Con desespero comencé a empujarla con fuerza, pero la puerta con ninguno de mis esfuerzos cedía. Busqué rápidamente que era eso que detenía la puerta, encontrando su pies entre la puerta, y la pared.

—¡Ahh! —Grité empujando con más fuerza.

Sentía que estaba dejando todo de mi en ese momento, y ya para cuando la puerta de a poco comenzó arrastrarme hacía atrás, abriéndose, sentía las inmensas ganas de llorar inundar todo mi sistema.

La puerta terminó por abrirse, dejándome ver a un sonriente Ryan un poco agitado, pero para nada, tan agitado como estaba yo. Que de a poco comenzaba a faltar mi respiración.

—¿Que quieres Ryan?

Él me empujó, haciéndome caer de espaldas a mi cama. Mi respiración de a poco se comenzaba a volver entrecortada. Estaba agitada, y temerosa, eso era lo único certero en esta situación.

—No te voy hacer daño. No esta puta vez.

Lo observé con desconfianza en los ojos, temerosa de que en cualquier momento se lanzara sobre mí.

—¿Entonces?

Él levantó mi móvil, dejándome sorprendida. ¿En qué momento lo había tomado? Si hacía nada, yo lo había tenido en mis manos enviando el mensaje a mi amiga.

Jaz.. ¿Le tomará mucho tiempo llegar aquí?

Era obvio que si, no vivíamos lo que se dijera exactamente cerca.

—Quiero que llames a Dylan, y le pidas que no se vuelva acercar a ti, porque como lo haga, te juro que esta vez si no pienso contenerme.

Al hombre frente a mi, estaba más que claro, que se le había ido la olla. No hacía falta tener demasiada inteligencia para darse cuenta.

—Yo estoy con quién me de la gana.

Él sonrió, dando cortos pasos hacía mi. Por instinto, comencé a deslizar mi cuerpo hacía atrás.

Ryan me detuvo tomando mi cabello. Solté un jadeo de dolor.

—Tú no estás entendiendo Madison, ya esto no es un puto juego de celos. De estas con él, y estás conmigo.

¿De qué mierda estaba hablando? No me hacía falta escuchar mucho más para darme cuenta que se había vuelto completamente loco.

—Esto ya es algo mucho más grande.—Murmuró apretando el agarre en mi cabello. Incliné mi cuello para no sentir tanto dolor.—Quiero que lo llames, y cortes toda relación con él de una puta vez.

Sintiendo como mis ojos se llenaban de lágrimas, murmure; Él ya ha roto conmigo, y tú lo sabes de sobra.

—Si, y ahora quiero que tú cortes con él.—Me soltó, lanzando el móvil a mis piernas.—Quiero que le llames, y le digas que toda su relación fue una puta broma que planteaste conmigo.

Las lágrimas comenzaron a salir por mis ojos, y casi con una sonrisa sarcástica, le respondí; Éstas loco, yo nunca haría algo así.

Él llevo su mano derecha hasta por su espalda, sacando de por detrás de él, una puta arma. La impresión me llevó a deslizar mi cuerpo con desespero hacía atrás, pero ya no podía más, mi espalda ya chocaba contra la pared.

Alma gemela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora