Capítulo catorce

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Como era de esperar, era Melany.

Dylan la observó sin entender su presencia, sin embargo, podía ver lo agradable que era para él verla.

Tomé mi plato de comida, mis cosas, las cuáles había dejado tiradas en el sofá, yendo hasta mi habitación. No quería incomodar a nadie, y muchísimo menos hacer del mal tercio.

Cerré la puerta de mi habitación a mis espalda, sintiéndome un poco extraña con la situación, ¿quién lo diría? Melany en mi apartamento, visitando a mi folla-amigo, para quizás decirle que ella siente lo mismo que él.

Tenía sentimientos encontrados, que sabía perfectamente por dónde iban. Tenía años sin sentirme así, y me atemorizaba volver aquel agujero negro.

No estaba enamorada de Dylan, eso estaba más que escrito, y era obvio. Pero si sentía esa molestia de pensarlo con otra persona, o peor aún, imaginarlo solo hablando con Melany.

Me tranquilizaba pensar que solo podían ser celos de amiga, rabia por Melany, o no lo sé, cualquier otra cosa. No quería sentirme atraída de ninguna manera hacía Dylan, no quería tener ningún sentimiento más allá de la amistad.

Ya ni siquiera quería sexo con él.

No podía estar excitada con una persona que simplemente le gustaba otra, y más aún, si esa otra era Melany.

Todo era muy fácil cuando el no tenía sentimientos por nadie, y yo mucho menos. —menos que menos diría yo.— Era fácil cuando los dos, éramos solo unos hijos de putas saciando necesidad. El deseo.

Pero ya no era así. Ni de cerca lo era.

Y para mí estaba bien, de hecho más que bien.

Podía seguir con mi vida perfectamente, como la habia llevado hasta ahora, y así de paso, me aclaraba que esto, simplemente eran celos de amistad.

Terminé mi almuerzo a duras penas, para poner mi atención en algunos trabajos pendientes de la universidad.

Habían pasado al menos tres horas, en las cuáles terminé dos trabajos, de cuatro. Por un día, estaba bien, ya los otros dos los haría mañana, de igual forma los trabajos eran para la semana que viene. Guarde mis cosas en sus respectivos lugares, para luego ir hasta el baño de mi habitación, y darme una ducha muy necesaria.

Me estaba carcomiendo por dentro el silencio que se escuchaba fuera, tuve que poner de toda mi fuerza de voluntad, para no echar un ojo, como buena cotilla.

Estaba más que aburrida, y unas tremendas ganas de ir al club, me estaban volviendo loca. Como sabía que Jazmín no me querría acompañar, y habían otras personas que estarían disponibles, pero no me apetecía invitarles, me fui por una persona, que quizá me diría que sí.

Envié el siguiente mensaje; ¡Hola James! Hoy no te vi por la universidad, y no pude invitarte personalmente, ¿te apetece ir al club?

Condenada mentirosa. Pensé.

Su respuesta fue casi inmediata; Hoy no tenía clases. Claro que sí, ¿nos vemos en él calle 908 a las 23:00?

Sonreí.

¡Perfecto! —Envié.

No recibí respuesta por su parte, por lo que decidí que lo mejor sería dormir unas horas. Y eso hice.

***

Eran las 21:00 cuando me levanté, sorprendía, por todo lo que me había atrevido a dormir. Normal, después de las dos últimas noches que he pasado.

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