Capítulo dos

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Al salir de la universidad me encontré con un chico recostado en mi auto, para mi mala fortuna no era quién yo esperaba.

— ¿Ryan? —Pregunté lo evidente.

El se sobresaltó, tras reparar en mi presencia, tiró la colilla del cigarrillo a un costado.

—¿Que hacías con ese?

Casi quise reír al escucharlo. Casi.

—Tú me conoces cariño. —Me límite a responder.

—Mad, solo lleva aquí un día, y se dice que ya se tiró a más chicas de las que ya podría contarte yo.—Dio un paso hacía mí.—Solo follara contigo y te dejará tirada.

Esperé que terminará de hablar para mirarle fijamente. Él, al ver la mirada que le echaba, cayó en cuenta en el fallo que tenía lo que me estaba diciendo.

—Ya.

—Tú me conoces. —Repetí.

—Eres exactamente igual a él, por eso no te importa.—Concluyó para marcharse.

Claro que no le detuve. Por mi podría joderse mil veces.

***

A las 22:45pm recibí un mensaje de Jazmín, preguntando si quería ir con ella al club, lo cuál me extrañó por diversas razones, la primera; Pues mañana había universidad, y la segunda, no menos importante cabe recalcar; Tenía siglos sin salir conmigo a un club. Pero ya tendría tiempo para preguntarle, ahora vamos a ello.

Me terminé de arreglar optando por un vestido con unos tacones a juego. Tomé las llaves del auto, y mi celular, saliendo de mi habitación.

—Hija, ¿vas a salir?

—Si papá, voy al club. Pero volveré temprano.—Agregué rápidamente al ver su cara.

—Voy a confiar en ti, aunque ambos sabemos la verdad.

Sonreí al escucharle, depositando un beso en su mejilla como despedida. Al tomar el pomo de la puerta, me giré a él de nuevo.

—¿Y mamá?

—Salió con su amiga, Patricia o Pamela, vete a saber tú.

—Bien. Buenas noches, papá.

Cerré la puerta tras de mí. Caminé hasta mi auto, tras subir en él, revisé mi celular encontrado un mensaje de Jazmín; Pasa por mí antes de las 23:40, si no mi padre no me dejará salir ni contigo, ni con nadie.

Al leer su mensaje, solté mi celular, y comencé a conducir.

No sé cuándo fue la última vez que Jazmín salió conmigo, a un club, o bien a tomar helado. Sus padres han logrado salir adelante con mucho sacrificio y esperando mucho de ella, incluso aveces siento que la presionan de más. Así que de puta madre que está noche salga a divertirse conmigo.

Al llegar a su casa, marqué su número; Estoy abajo esperando a por ti, deprisa. Y colgué.

—Lista.

La miré, y juro que mordisquee mi lengua para no hacer ningún comentario que la hiciera sentir mal, o cabrear, y se bajará ya mismo de mi auto.

Pero que no me joda.

Ese vestido de convento solo haría que le preguntarán si se había equivocado de lugar.

Así que ahora estaba yo, con un debate en mi interior, el cuál se basaba en dos opciones; La primera, ser buena amiga y decirle, la segunda; Callarme para que no se ofenda.

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