Capítulos dieciséis

1.1K 80 46
                                    

No necesite escuchar mucho más, como para saber que debía olvidar el tema, y actuar como si nada hubiera pasado. Dylan al decir aquello, se fue a su nuevo trabajo, tan bien como si no hubiese pasado nada, mientras que yo, me había quedado en mi departamento, sintiendo cosas, que tenía años sin sentir.

Teniendo sentimientos, que pensé que nunca más sentiría.

Era extraño, y de alguna manera me hacía sentir muy mal el hecho de haberle confesado mis sentimientos. No solo por haber sido rechaza, de hecho creo que es el menor de mis problemas.

Me hacía sentir mal el haberle confesado mis sentimientos en esté momento. Fue muy egoísta de mi parte, hacerlo ahora que el está en una relación.

Que puta vida, joder.

Era de noche, y yo por muy extraño que fuera, estaba encerrada en mi habitación viendo películas. No me apetecía salir, y la verdad, con las personas que seguramente estarían disponibles, no me entraban ganas en absoluto.

Estaba cubierta hasta el cuello, pues el frío que hacía era insoportable, pero no quería levantarme para nada. Di otro mordisco a mí barrita de chocolate, la cuál con una mordida más, para mí desgracia se acabaría.

Mi móvil sonó, dando entrada a un mensaje, lo tomé para leerlo. Era Jazmín; ¿Como te sientes con lo de esta mañana? Sé que a ti esas cosas no te afectan demasiado, pero por alguna razón yo no he parado de pensar en ello.

Solté un suspiró. No quería que nadie se preocupará por esas tonterías, y menos Jazmín, que gastaba toda su energía estudiando para la universidad.

Todo bien Jaz, sabes que no tomó con interés esas cosas. Descansa, buenas noches.—Envié en respuesta.

Casi al instante, recibí su respuesta; Vale, buenas noches. Te quiero.

Deje el móvil en mi mesa de noche, para luego levantarme de la cama con una pereza tremenda. Necesitaba ir a por un chocolate caliente. Él frío era cada vez más insoportable, y por la ventana de la cocina, pude ver la razón, estaba lloviendo a mares fuera.

Comencé hacer el chocolate caliente, lo más rápido que pude. Las medias, el pijama y el beanie, para nada me eran suficiente. Aún podía sentir frío por todas partes, y cuando digo todas, es todas.

Sentía los labios muy resecos, por lo que estaba apunto de tomar un poco de agua, mientras el chocolate terminaba por calentarse, cuando escuché la puerta principal de la casa, abrirse.

Incomoda, abrí la nevera en un mal intento por cubrir mi cuerpo, y hacerme quién no escuchó que alguien entró. Dylan, o de verdad no me vio, o tomó la misma actitud que yo, porque pronto como entró en la casa, escuché que entró en su habitación.

Me enderece, olvidando pronto el agua. Tomé rápidamente mi chocolate en una taza, y me fui a mi habitación. Entré, y con la película en la pantalla, y mi chocolate caliente, pronto me permití reprimir los pensamientos hacía Dylan.

Ya eran las 11:24, y el frío iba en ascenso, ya no sabía que hacer, para poder quitármelo. Tenía dos medias puestas, para sentir los pies más calientes, pero eso parecía no ayudar en nada.

Salí de mi habitación, a por otra taza de chocolate caliente, tendría que calentarla, pero que más daba. Haría todo lo que estuviera en mis manos para quitarme este frío. Me sorprendí al encontrar a Dylan frente al tv de la sala de estar, sentado en un sofá, con una manta que lo cubría hasta el cuello, y su rostro levemente rojo.

Él al escuchar la puerta de mi habitación, se giró hacía mí. Me miró unos instantes sin decir nada, al igual que yo a él. Pero fui yo, quién rompió el silencio, al ver que estaba temblando.

Alma gemela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora