Capítulo quince. 》》 Primera parte.

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Cerré la puerta de mi apartamento a mi espalda. Estaba frustrada, hoy si que había sido un día de mierta.

Lancé mi bolso hasta el sofá, mientras emprendía camino para mi habitación, necesitaba ducharme, y dormir lo más que se me permitiera.

No había tardado más de quince minutos en la ducha, estaba poniendo mi ropa interior, cuando alguien tocó mi puerta. A sabiendas que era Dylan, le permití entrar.

Él puso un pie en mi habitación, y al verme semidesnuda, pude notar la incomodidad en su rostro. Incomodidad que para nada existía semanas atrás. Rápidamente tomé un vestido de mi armario, pasándolo por mi cuerpo.

—Te vengo a pedir disculpas. Sé que me he pasado de la raya con lo de esta mañana, no tengo el derecho de meterme en tu vida, tú solo me estas haciendo un enorme favor al permitirme quedar aquí.

Lo observé sin saber que decir. No me había molestado que él me dijera lo de dormir en vestido en el pasillo, era más que obvio que eso nadie lo debía hacer, y otra vez, la borrachera me había pasado una mala jugada.

Más bien pienso que desquite muchas cosas que sentía en ese momento con él. Como el sentirme confundida con mis sentimientos hacía él, el no saber si es una gran amistad, o algo más. Todo lo que últimamente me ha confesado que siente hacía Melany, la cuál indudablemente es una perra.

No lo sé, creo que por primera vez, me dejé ganar por las emociones.

—No tienes que disculparte. Yo no debí reaccionar así cuando tú solo me estabas ayudando, lo siento.—Hice una coleta con mis manos.—Yo si que debo darte las gracias, por lo de la universidad.

—No tienes nada que agradecer. Y lo sabes.

—Claro que sí, me defendiste aún cuando no estábamos muy bien.

—Creo que nuestra amistad sigue más allá de una discusión.

Amistad.

¿Por qué me daba tan mal saber esa palabra últimamente?

A espabilar cariño, que tú no eres así.

—Vale, tienes razón Dyl.

Él se removió incomodo en su lugar, como si quisiera decir algo, pero no se atrevía. Una actitud muy impropia de él.

Toda su actitud era impropia de él últimamente. No era el mismo Dylan descarado, que conocí hace meses.

—Hoy he quedado con Melany, en una cita.

Me sorprendió, no lo puedo negar. Sonreí como quién se alegra, pero la verdad es que, por más que lo intentaba, no podía alegrarme.

—Después de pensarlo toda la noche, me di cuenta que no puedo dejar pasar esta oportunidad por mis inseguridades sobre las relaciones. Tengo que ir a por ello.

—Así se habla cariño. Yo espero que todo les marche como viento en popa.

Él sonrió, metiendo las manos en el bolsillo de su pantalón. Para luego acercarse a mí, más de lo que me hubiese gustado en ese momento.

—Estoy muy nervioso, nunca esperé hacer una mierda así.

—Pues amigo, anda que tú eres un machote valiente, así qué te calmas.

—Una cosa si sé, y es lo mierda que seguramente seré como novio.

Comencé a reír, dejando atrás el mal sabor de boca que mantenía. Miré su rostro, sin dejar de reír, y él hacía lo mismo.

—Aunque tanto ella, como yo, sabíamos que esto no estaba en mis planes. Que puto cliché es mi vida en estos momentos, ¿no te parece?

—No te lo niego, la verdad. El chico mujeriego, se enamora por primera vez. Solo que la chica no es la nerd, claro está.

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