Treinta y cuatro.

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~.Treinta y cuatro.~

Juno.                                         Maratón 3|3

Pasé mis manos por mi pelo tratando de ignorar la mirada azul de Valentín que se clavaba en mi cuerpo, caminé adelante de él sin querer mirarlo y corrí hasta la cocina para tomar un vaso de agua por los nervios que sentía en mi panza en éste momento, bueno, no era que me importaran los resultados y por ese motivo me sentía tan hiperactiva, o bueno, capaz si.

Me di un golpe en la mejilla para dejar de sentirme así y caminé tratando de parecer firme hasta donde estaba Valentín, sentándome en el sillón al lado de él, pero sin tocarlo.

Todavía me sentía extrañamente mal con todo esto, como una burbuja cargada de nerviosismo y ataques, que si la pinchaba iba a derramarme por completo, no quería pensar en eso, no quería pensar en las tres noches que estuve sin dormir por culpa de esta nueva sorpresita que me había dado Valentín.

Y no entendía porque carajos yo estaba tan nerviosa, tanto como él.

— ¿Ahora si?—Preguntó con el sobre blanco que tenía en sus manos, el nombre de la clínica se veía escrita en negro y podía ver como su mano zurda temblaba levemente.—¿Q-querés...?

— Si, dale.—Mordí mi labio con fuerza y clavé mis ojos en el sobre, con el corazón bombeandome a mil, y un calor ganandose en mi estómago, esperando para que de positivo y poder explotar, sentía que iba a vomitar si eso pasaba.

No quería, no quería, por favor.

Los dedos pálidos de Valentín rompieron un lado, sacando la hoja doblada, temblaba, podía ver como todo su cuerpo temblaba sin poder controlarse, se veía más pálido, un poco mas flaquito y chupado, tenía una sombra roja en sus ojos en señales de que no había dormido o le había ganado la angustia y la sensibilidad y se gastó llorando.

— ¿Y?—Tuve que atrapar mi mano para que el temblor cese, mi pierna se movió como un tic impaciente, veía como los ojos de Valentín se corrían por el pedazo de papel leyendo todo con atención y su labio inferior apretado en sus dientes.

Y mi corazón dejó de latir cuando vi la expresión en su cara, sus ojos abiertos de par en par y quietos en un lugar, se giró para verme con los labios sellados, y sentí que todo iba a estar mal, sentí una aguja intentando meterse en mi estómago y pinchar esa burbuja que contenía todas mis emociones más tristes.

Pero una sonrisa hizo que todo eso pase, ese calorcito en mi pecho apareció después de mucho tiempo, me sentí tan contenta de que todo fuera mentira que no me importó no enojarme con Victoria por esto.

No importaba, ahora tenía a Valentín justo al lado mío, mirándome con una sonrisa y con los ojos brillosos que me hacía olvidar de todo.

— ¡Dio negativo!—Festejó tirándose a mi cuerpo y abrazándome con fuerza, escondiendo su cabeza en mi cuello y largando una risa fuerte.—Q-que pedazo de zorra que es, la odio.—Su voz temblando e insultando a Victoria hizo que mi sonrisa se haga grande.

Quise reír fuerte por la misma emoción, de saber que Valentín no iba a tener que festejar el día del padre ni iba a tener que cambiar pañales, por lo menos por ahora.

Pasó su nariz por mi cuello y olfateo mi perfume, retorciéndose entre mis brazos, pegando su cuerpo más al mio y buscando consuelo, como un cachorrito abajo de la lluvia que solo busca calor y cariño, apretó mi cintura con firmeza y empezó a murmurar unas palabras ahogadas que no entendí.

Chino ; WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora