Dieciséis.

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~.Dieciséis.~

La próxima vez que vi a Valentín fue en una joda, y a decir verdad él no me había escrito desde la última vez que nos vimos y solo fue un mensaje de «llegaste bien?» que yo solamente respondí con un muy seco. Ahora solamente me encontraba riendo con Wawa mientras veía como perreaba hasta el piso, y después era mi tuno.

¿Entienden eso? Ni siquiera Valentín me había invitado a la joda, fue su mejor amiga, me siento re pijuda.

Acomode mi pelo para tomar mejor el trago raro que me había invitado el negro y sonreí cuando Valentín me vio, y si no fuera porque estaba algo tomada, no le hubiese levantado la mano como ahora, dándole un saludo de lejos y con una sonrisa de nena que extraño mucho a su juguete, me sonrió de lejos y empezó a caminar para mi lado.

Entré en pánico, abrí grande los ojos y le di el trago a Wawa, se lo estampille contra su pecho y empecé a caminar-correr para el otro lado, escapando de él, al menos una parte racional de mi decía que me escape de la estúpida belleza de Valentín y su hermosa cara, su hermosa personalidad aunque algo tóxica tengo que admitir, y todo él hermoso.

Mierda tenía que decirlo, él estúpido de Valentín es hermoso, no puedo ni dejar de pensar en eso cuando estoy casi en pedo.

Largue un suspiro algo cansada cuando llegué a la otra barra, me bajé un poco el pantalón corto cuando noté que había más chicos en esta parte y traté de pasar desapercibida, mojé mis labios cuando se me secaron, ahora lo único que tenía que hacer era volver a donde estaba antes, con Wawa y la ds3.

— Eu.—Gritaron entré la musica, cerca de mi oído, suspire cansada y me giré para verlo, sus ojos azules me distrajeron de todo el enojo que venía cargando hace varios días, cambiándolo por esas sensaciones en mi cuerpo.

Mis piernas temblaron y le sonreí, él también me sonrió, si perfume se sintió en mi nariz, me sentía sensible de repente, con ganas de tirarme en sus brazos y que me contenga con fuerza, me apriete y me diga que me extrañó. Pero se quedó quieto, y sin decirme nada, me tomó de la mano haciéndome dar escalofríos al sentir la de él helada.

Y susurró un;

— ¿Bailamos?

Tragué saliva, me derretí, asentí con la cabeza y aunque no era una música lenta, sino todo lo contrario, me tomó de la cintura, y yo de la nuca, pegó su frente con la mía y cerró sus ojos, moviéndose lento, como si una melodía lenta sonara en su cabeza. Mi corazón saltaba rápido adentro mio, y algo fuerte en el pecho me había agarrado, como nervios o emoción, o nervios y emoción mezclados.

Seguía con los ojos cerrados, respiraba tranquilo, tenía olor a su perfume y humo de porro mezclados, una sonrisa de labios cerrados se formó en su cara y casi inconsciente, en la mía también. Su cabeza se recostó en mi hombro, su cuerpo se pegó más al mio, pecho con pecho, y por un momento dejé de pensar cuando sentí el ritmo de nuestro corazones latiendo igual de rápido.

— Te tengo que decir un millón de cosas, pero siento que no alcanzan las palabras.—Me susurró con sus labios pegados en mi cuello, los pelitos de mi nuca se erizaron y por un momento dejé de escuchar la música sonando alto.—Sé que estoy mal, que actúe como el culo Juno, ya sé.

— M-menos mal que te diste cuenta, pelotudo.—Dije y aunque trate de sonar enojada, mi voz sonó nerviosa, cortada, sus dedos en mi espalda baja me distraian.

Chino ; WosDove le storie prendono vita. Scoprilo ora